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Alberto Guanche Marrero: en la memoria de todos

Alberto Guanche se granjeó la simpatía del pueblo canario a través de su carácter dicharachero, cercano con la gente del pueblo y por su perseverancia y compromiso con su trabajo

Alberto Guanche Marrero fue una persona a la que conocí personalmente cuando ostentaba el cargo de Consejero regional de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social, en la época que Jerónimo Saavedra se estrenó como jefe del Ejecutivo canario, el 14 de enero de 1983. Ni que decir tiene que para Canarias no fue una época fácil, ya que por ese entonces el Archipiélago cerró el periodo de adaptación al estado autonómico, que ya dibujó la Constitución de 1978, y al que dio cuerpo el Estatuto de Autonomía de Canarias, aprobado en agosto de 1982. Sin duda, fue una época de transición compleja y difícil para España y para todas las autonomías.

No fue un periodo sencillo. El intento de golpe de Estado del teniente coronel Tejero, el 23 de febrero de 1981, convulsionó el escenario político español, con una democracia aún en pañales tras los cuarenta años de dictadura del general Franco. La propia Junta de Canarias estaba reunida, bajo la presidencia de Álvarez Pedreira, cuando fue tomado el Congreso de los Diputados, y no tardó en emitir un comunicado en el que expresaba su confianza en que el trance se solventara “sin erosión para la democracia”.

El 15 de enero, y como presidente del Gobierno de Canarias, Jerónimo Saavedra, se publicó el primer número del Boletín Oficial de Canarias, con la relación de los integrantes del Ejecutivo de Saavedra, con Antonio Martínez Cejas como vicepresidente, y con nueve consejeros que estrenaban el cargo: Juan Alberto Martín (Desarrollo Autonómico y Política Territorial), Alberto Guanche Marrero (Trabajo, Sanidad y Seguridad Social), Nicolás Álvarez García (Industria, Energía y Agua), Alfredo Herrera Piqué (Educación y Cultura), María Dolores Palliser (Turismo y Transportes), José Medina Jiménez (Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente), Felipe Pérez Moreno (Agricultura y Pesca), Rafael Molina Petit (Economía y Comercio) y Francisco Jiménez Suárez (Hacienda).

Así fue el complejo comienzo de Alberto Guanche Marrero en la política de la transición de las autonomías en España. Dejó entre nosotros un legado de honestidad, compromiso, humildad y valentía, en una sociedad que empezaba a resucitar de la dictadura franquista y en un periodo que no fue nada sencillo.

Alberto Guanche se granjeó la simpatía del pueblo canario a través de su carácter dicharachero, cercano con la gente del pueblo y por su perseverancia y compromiso con su trabajo. Hombre fiel a sus ideas y valiente ante las adversidades políticas de aquella época, murió muy joven, a los 51 años de edad, el 14 de octubre de 2001, lo que supuso una gran pérdida para el Archipiélago canario.
Por todo ello, y en su momento, el Centro de Estudios Ramón Areces editó un libro titulado Estudios sobre negociación y convenios colectivos, con el que se rindió homenaje a la figura de Alberto Guanche Marrero, quien fue docente de Derecho del Trabajo en la Universidad de La Laguna, además de consejero del Gobierno de Canarias entre 1983 y 1987.

Alberto Guanche fue un hombre muy comprometido con la sociedad canaria, especialmente durante la transición democrática para legalizar el sindicato UGT. También fue director del Máster en Prevención de Riesgos Laborales en sus tres primeras ediciones.

Por otro lado, Guanche Marrero tenía un conocimiento profundo del Derecho Laboral, pues además de profesor era abogado laboralista. Era un hombre humilde, sencillo, cercano y amable, pero también un excelente trabajador, así como valiente y comprometido en el desempeño de su cargo. Al llegar al despacho como primer consejero de Trabajo de la Comunidad autónoma solo encontró un teléfono, pero supo afrontar todos los obstáculos para salir adelante con su gran capacidad y con la ayuda del diálogo y la valentía.

Nuestra amistad estuvo siempre relacionada con el mundo laboral. Nunca le escuché una sola palabra de desmotivación. Todo lo contrario; siempre estuvo activo y preparado para la lucha del día siguiente. Transmitía sensaciones positivas y tenía la virtud de saber escuchar a los demás.

Años más tarde, en el presente 2017, he tenido el honor de conocer a su hijo, llamado como él, Alberto Guanche, en un viaje de promoción e inauguración de Binter Canarias entre Tenerife Norte-Lisboa. Al igual que fuera su padre, el joven Alberto Guanche es todo corazón, amabilidad y compromiso. Así es la vida. Así son los destinos de cada uno de nosotros. Siempre hay un porqué de cada cosa que ocurre en la vida de las personas. El destino ha querido que el joven Alberto y yo nos encontráramos en este comienzo de siglo XXI entre Tenerife y Lisboa.

Sin duda, Alberto Guanche Marrero dejó entre nosotros una huella imborrable de caballerosidad, honestidad, compromiso y valentía; valores que sin duda heredó su hijo, Alberto Guanche.

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