despuÉs del paréntesis

Mentiras

Los independentistas catalanes aducirán que la muerte inesperada del fiscal general del Estado, don José Manuel Maza, de 66 años de edad, y el de Cataluña, don José María Romero de Tejada, de 69, es por causa de su actitud en contra del proceso

Los independentistas catalanes aducirán que la muerte inesperada del fiscal general del Estado, don José Manuel Maza, de 66 años de edad, y el de Cataluña, don José María Romero de Tejada, de 69, es por causa de su actitud en contra del proceso. Eso confirma (de ahí algunos ultrajes en internet) que el procés es divino e incondicional. Los presos, pues, son ilegítimos o “políticos” y el gran Puigdemont no debiera andar dando saltos acrobáticos por Bruselas.

Lo que asienta el principio de actuación visto no es la razón, es que el nacionalismo basa su eficacia en la mentira. Lo adecuado para ellos es reafirmar que en Cataluña solo pueden hacer política los independentistas o que el Parlament es la casa solo de los independentistas; y si las piedras que ruedan viran mal, se alega que el desastre no existe, bien al contrario. Así, el peor gestor de cuentas de la historia de Cataluña, Junqueras, no se nombra. No es necesario que sea economista, es ideólogo (por cierto, creyente, que se dice de izquierdas y actúa así…). Es decir, no ha sido el procés el que ha echado a más de dos mil quinientas empresas del lugar, es culpa del Estado el que hayan bajado cerca del 4% las ventas de minoristas, no es posible fiarse de la policía española en relación a los atentados yihadistas, no ha habido unilateralidad allí, es un invento del Gobierno, ni es cierto que Seat y las demás multinacionales cierren sus fábricas si convocan una consulta para salir de la UE.

El territorio sinuoso de esas falsedades es ocultar la realidad de manera total o parcial, declarar una verdad que se ampara en incorrecciones precisas. Buscan confirmar a los fieles para conservar la mayoría. Delimitar qué ocurre con las deslocalizaciones fiscales y sociales de las empresas, que afectan a las cúpulas de las mismas con la pérdida de los impuestos correspondientes y los desajustes de empleo, no viene a cuento y en lo político ya no importa deslizar la faena hacia lo que en realidad defienden: la parcialidad. Si dijeron que Cataluña es Europa y seguirá siendo Europa después de la independencia, Puigdemont se desliza ahora hacia la ultraderecha más radical que cuestiona la UE y a los dirigentes de la UE.

Para explicar lo que ocurre alguno citaría a Sócrates y su concepción de la mentira noble (y en la que se extendió Platón), necesaria para admitir la idealidad del Estado, la Utopía de Tomás Moro. Pero hacia eso no camina Cataluña. Con necios como estos, la mentira solo confirma su mentira.

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