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“Necesitaba llegar sí o sí; ahora quiero lograr un trabajo para ayudar a mi familia”

Omar es uno de los inmigrantes irregulares que arribó en patera a las costas canarias en octubre. Tras salir del CIE Hoya Fría, ahora ha sido acogido por Cruz Roja, que lo asesora en su nueva vida
Omar concedió una entrevista al DIARIO en una de las sedes de Cruz Roja en Tenerife, ONG que le está prestando asistencia social. Reportaje fotográfico: FRAN PALLERO

Con apenas 29 años, Omar decidió, abocado por la difícil situación económica que atraviesa su familia, dejar atrás su hogar, su país, y buscar fortuna en otro continente. Este joven senegalés fue una de las cerca de 80 personas que arribó a las costas canarias en una patera el pasado 16 de octubre. Tras vencer los 60 días de ingreso obligatorio en los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE), como marca la ley española, desde hace casi dos semanas el joven ha pasado a ser alojado en uno de los centros con los que cuenta Cruz Roja, junto a otros 15 paisanos que viajaron en la misma embarcación.

La historia de Omar -quien prefiere no revelar ni su imagen ni su apellido por miedo a posibles problemas- puede ser compartida por la gran mayoría de compañeros que ese 16 de octubre llegaron a Canarias y de los muchos que, a diario, dejan atrás su casa en búsqueda de una nueva vida. No obstante, para este joven la dificultad es el doble, ya que no cuenta ni con amigos ni con familiares en el continente europeo, lo que dificulta, aún más si cabe, su nuevo comienzo.

Con pantalones vaqueros, camiseta y una chaqueta de plumas para protegerse del frío, al que no está acostumbrado en su tierra natal, el joven acudió a uno de los centros de Cruz Roja para contar su historia a DIARIO DE AVISOS. Aunque entre sus principales objetivos se encuentra aprender español, este senegalés solo habla su idioma y francés, lo que impide su comunicación y hace necesaria la presencia de un traductor.

Pese a lo vivido y el desconcierto de estos primeros meses, Omar muestra una gran sonrisa producto de, primero, haber logrado su objetivo de llegar a España y ayudar así a su familia, y, segundo, al optimismo con el que hace frente a su futuro, que seguro no será nada fácil.

El joven, que se encuentra en situación irregular, es el mayor de tres hermanos. Uno de ellos, trabaja para ayudar en casa y el otro estudia. Dado que la situación económica en su familia no es la deseable, a este joven que trabajaba como obrero de la construcción aunque en estos momentos no tenía empleo, se le presentó al oportunidad de viajar en una patera para alcanzar las costas españolas y, según confiesa, sin que su familia supiera nada sobre su decisión. Partió de su país natal hasta Gambia, donde se embarcó en el cayuco y, sin prácticamente pertenencias ni documentación, partió junto a otras 80 personas rumbo a Canarias. Seis días más tarde, la embarcación arribó en las costas del sur de Gran Canarias y estos inmigrantes fueron puestos a disposición de las autoridades, que implantaron la legislación vigente en estos casos. “Mi principal objetivo era buscar un trabajo para ayudar a mi familia, ya que hay niños pequeños, y con la esperanza de poder encontrar una vida mejor”, detalla.
“El viaje fue muy complicado, con un riesgo importante, pero me mantuve con el pensamiento en la cabeza de poder llegar bien, buscar un empleo legal y mejorar mi vida y la de mi familia”, narra, a la par que reconoce que no pasó excesivo miedo durante la travesía porque “necesitaba llegar sí o sí”, lo que hizo que se pudiera mantener “con la cabeza fría” y sin perder la confianza en sí mismo.

Reportaje fotográfico: Fran Pallero

Nada más tocar tierra en el Archipiélago, la Policía se hizo cargo de los ocupantes del navío. “Lo primero que sentí fue satisfacción de haber llegado sano y salvo y tranquilidad al ver que estaba en manos de la Policía, pensé que todo saldría bien”, explica el joven. Tras pasar unos días en el CIE de Barranco Seco, en Gran Canaria, fue trasladado con el resto de compañeros hasta Hoya Fría. “En Tenerife estaba más cómodo, porque el centro era más grande y podía hacer más cosas”, asevera. Entre sus aficiones en este tiempo se encontraba “practicar baloncesto en el patio”. Aunque ha vivido más de dos meses con este grupo de 80 personas y ha mantenido buena relación con ellos, matiza que no ha entablado amistad como tal y que, a diferencia de algunos de ellos, no conoce a nadie en España que haya hecho el mismo recorrido que él.

Aunque este senegalés era consciente de que permanecería un tiempo custodiado por las fuerzas de seguridad, reconoce que no esperaba que se prolongara tanto. En esa estancia, a través de los responsables del CIE, entabló la primera comunicación con su familia, explicándole que había decidido emprender el viaje. Este contacto se ha repetido una vez dejó Hoya Fría, lo que le ha aportado mayor tranquilidad a su familia, como así indica.

Una vez transcurridos los 60 días de ingreso, Omar pasó a ser atendido por Cruz Roja. La ONG le ha aportado información, asesoramiento y orientación sobre su futuro en España, ya que, al menos debe pasar tres años para, una vez demostrado su arraigo en la Isla, poder legalizar su situación y optar a un puesto de trabajo, ya que en estos momentos carece de ningún tipo de documentación. “Lo primero que quiero hacer es aprender el idioma y luego, poco a poco, encontrar un empleo, da igual en qué mientras sea legal”, recalca. “Soy muy optimista y pienso que todo puede salir bien”, concluye el joven.

Un lugar de reunión para alojar a 28 inmigrantes

Tras la petición de apoyo por parte de uno de los colectivos de senegaleses residentes en las Islas, Cruz Roja ha prestado apoyo a los inmigrantes que salieron del CIE Hoya Fría y pasaron a un centro temporal debido a que no había plazas suficientes en las ONG canarias para poder ser alojados. Este grupo de 28 personas apenas permaneció una noche en el mencionado dispositivo y ha pasado a vivir, al parecer, con familiares y amigos, y en una especie de cofradía en el sur de la Isla n

Cáritas se muestra preocupada de que esta situación se pueda repetir

Una de las ONG que han acogido a algunos de los inmigrantes que hace dos semanas dejaron el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) Hoya Fría ha sido Cáritas. En concreto, esta entidad ha atendido a tres personas que, en estos momentos, se encuentran en un recurso alojativo del área metropolitana de Tenerife. La responsable del Programa de Migraciones de Cáritas, Arancha Méndez, mostró la preocupación de la entidad social ante el aumento de este tipo de situaciones en un futuro, debido a la llegada en los últimos meses de más embarcaciones a las costas canarias con personas procedentes de África.

“Estamos viendo la llegada de pateras y no sabemos cómo se va a gestionar en las próximas semanas, una vez se pase el plazo de 60 días de ingreso en los CIE”, puntualizó en declaraciones a DIARIO DE AVISOS.
La responsable de la entidad explicó que en estos momentos se está trabajando con las tres personas que se encuentran acogidas en Cáritas, una vez salieron de Hoya Fría, facilitándole atención, asesoramiento e información con respecto a su futuro, además de prestaciones básicas. Precisó que, dado que estos tres varones cuentan con familiares en la Península y su intención es desplazarse con ellos, la entidad está trabajando en ver cómo facilita ese traslado y su posterior apoyo a través de sedes de Cáritas en la Península. Por último, señaló que se está estudiando la posibilidad de denunciar la situación al Defensor del Pueblo.

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