el charco hondo

Resignificación socialista

Saben los militantes, simpatizantes, hijos, sobrinos y yernos socialistas que a veces, como es su caso, resulta tremendamente complicado cambiar la significación de una conducta o acontecimiento

Saben los militantes, simpatizantes, hijos, sobrinos y yernos socialistas que a veces, como es su caso, resulta tremendamente complicado cambiar la significación de una conducta o acontecimiento. Son conscientes, porque lo están sufriendo, que resulta agotador (y exigente) pasarse el día resignificando, otorgando un valor o sentido diferente a lo que se dice, hace u ocurre en un partido que de meses a esta parte se ha instalado en el desconcierto de la resignificación. Ser militante socialista se consolida como el oficio más duro del mundo, especialmente en las Islas, desarmados como están por lo que bien podría catalogarse como un sanchismo de tercera generación: del no es no al sí es sí y, en su evolución más local, al no es sí que traduce, explica y destapa la relación del secretario general regional con el alto estado mayor de Coalición. Náufragos a la deriva en el mar de las resignificaciones, no hay cargo orgánico o simpatizante capaz de recordar si era o es crítico u oficialista, o ambas cosas. La moción de censura que los socialistas tinerfeños le presentaron días atrás a Ángel Víctor Torres se resume en que han apartado al secretario general que los apartó; a lo que cabría añadir que el personal le ha cogido la matrícula a quien se ha entregado en cuerpo y alma a su jugada: no (a CC) es sí. Una estrategia que tiene mucho que ver con su objetivo de ganar las primarias y bastante menos, o nada, con los intereses generales del partido. Los militantes socialistas están a lo que hace, no a lo que dice que hace, de ahí que el noviazgo de Torres con Coalición empiece a pasarle factura. Agotador. Exigente. Ser simpatizante socialista es duro, durísimo. Al apoyo del 62% a la Comisión Ejecutiva Insular de Gran Canaria se le llamó consenso; no así en Tenerife, donde al 77% de apoyos que en el Congreso del último fin de semana recibió la Ejecutiva Insular se ha interpretado (resignificando) como una clara señal de división interna. Vaya. Qué curioso, cuánta resignación resignificada.

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