despuÉs del paréntesis

Uno y otro

Deducimos que Christine Collins tuvo suerte. Lo observamos en Changeling (El intercambio). Reconducimos los nombres. Uno, el reverendo Gustav Briegleb y sus denuncias públicas; dos, el detective Lester Ibarra que (a pesar del depravado capitán J.J. Jones, el brazo ejecutor del alcalde George E. Creyer, y el Jefe de Policía James E. Davis) cumple con su deber y descubre la macabra y horrenda trama. Nos encontramos ante uno de los crímenes en serie más espeluznantes de cuantos se han producido en EE.UU.: Los asesinatos de la granja de pollos de Wineville. Tal fue su impacto que el pueblo de origen sustituyó su nombre en el año 1930 por uno menos perturbador: Mira Loma.

¿Realidad o ficción? Quien aclara el asunto modernamente es el guionista J. Michael Straczynski. Se basó en los viejos archivos del ayuntamiento de Los Ángeles que iban a ser destruidos. Un amigo puso en sus manos la vista oral del Consejo Municipal de Bienestar Social que explicaba una parte importante de los hechos. Y eso llevaba a la corrupción policial que, por lo que es, no se hace pública. El director Clint Eastwood, que se nombra republicano y retrógrada, lo aprovechó. En el real pudo excusarse la espantosa pederastia, eso que afectaba a toda la familia Northcott y que hizo enfrentar a la señora Collins incluso a la policía y su Código 12 (por el que un inculpado es recluido -incluso ilegalmente- en un psiquiátrico al negarse a aceptar la evidencia de un hijo que no era suyo).

Eastwood huye de los efectismos, de las truculencias, se acoge a la enseña moral que activa el reverendo Gustav Briegleb. Briegleb y el detective Ibarra articulan marcas sobre la conducta, sobre la entereza y la valentía, es decir, Christine Collins; subrayan las posiciones éticas contra la corrupción institucional y en pos de la condición de mujer y el derecho a ser madre con todas las consecuencias.

A ese Eastwood ya lo conocemos por Sin perdón, Million Dollar Baby o Cartas desde Iwo Jima, es decir, lo que irradia este autor es el valor de la verdad y el desprecio al quebrantamiento de la inocencia.

¿Quién es la víctima? Walter, un niño de 9 años es violado y descuartizado junto a otros 19. ¿Cómo señalar la barbarie? Christine Collins, por menos del dolor del hijo que no la sucederá, se contempla obligada a señalar la vileza de un poder tan depravado como depravado fue el asesino de su hijo.

¿Que nos queda? Lo que Eastwood confirma en esa cinta del año 2008: no callar, actuar, posicionarse.

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