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Urbanismo ‘caduca’ el hotel de Añaza

El Ayuntamiento de Santa Cruz estima que ha pasado el tiempo suficiente (42 años) para dar por extinguida la licencia de obra y dejar ya el camino libre para demoler el inmueble
HOTEL ABANDONADO AÑAZA
Hotel de Añaza

Febrero de 1973, concretamente el día 15. Esa es la fecha en la que la entidad denominada, Comunidad de Bienes de Santa María de la Cruz, solicitó la concesión de licencia de obra para construir 174 apartamentos en la Urbanización de Acorán (Añaza). Casi un año después, el 2 de enero de 1974, el permiso le fue concedido. Han pasado 42 años desde entonces y, lo que queda de esta iniciativa empresarial, es lo que todo el mundo conoce como el hotel abandonado de Añaza, un esqueleto de cemento armado que se ha cobrado la vida de algunos vecinos imprudentes y que, aún hoy, sigue atrayendo a jóvenes que ven en este espacio un lugar en el que retar a la muerte saltando de terraza en terraza inacabada. Ahora, en 2017, la Gerencia Municipal de Urbanismo, ha dado un paso que podría ser definitivo para acabar con esta estructura y hacer efectiva, de una vez por todas, la orden de derribo que pesa sobre el edificio. Se trata de la caducidad de la licencia.

El concejal delegado de Urbanismo, Carlos Tarife, explica a DIARIO DE AVISOS que, hasta ahora, “ha sido imposible localizar a los propietarios para comunicarles las distintas órdenes de aseguramiento y la obligación de asumir la demolición. Con la caducidad de la licencia, se abre la puerta a que podamos actuar de oficio desde el área de Disciplina Urbanística porque ya no hay ningún documento en vigor que otorgue algún tipo de derecho a los propietarios”.

“La caducidad es una buena noticia porque nos permite actuar disciplinariamente y valorar qué es lo más conveniente, si asegurar, reforzando la seguridad, o acometer el derribo del edificio”.

Tarife admite que la Gerencia ya se ha dirigido a varias empresas expertas en demolición para pedir un presupuesto actualizado sobre el coste del derribo de una estructura con estas singularidades.

Inspección

Para llegar hasta este punto, los pasos dados por la Gerencia Municipal de Urbanismo la han llevado a realizar varias inspecciones para comprobar el estado del edificio de 22 plantas de altura. La última se giró en septiembre pasado y después de que DIARIO DE AVISOS denunciara que había jóvenes que se jugaban la vida en el hotel abandonado. Es en el informe elevado tras esta inspección, en el que se apoya Urbanismo para motivar la caducidad de la licencia, además de en las distintas leyes, incluida la reciente Ley del Suelo, en vigor también desde septiembre.

En la visita que los técnicos hicieron al hotel, además de constatar datos ya conocidos como que el edificio se encuentra dentro de la franja de servidumbre de protección con respecto a la línea del deslinde marítimo-terrestre (causa fundamental del derribo), también se ofrecieron detalles del mal estado del inmueble y lo peligroso que resulta.

Los técnicos informan de que, “dada la elevada peligrosidad del mismo”, se cursa visita, a pie, al exterior del mismo. A simple vista observan que el edificio está colonizado por gran cantidad de palomas “siendo visibles las manchas de los excrementos de estas”. Constatan que la estructura es totalmente accesible desde la vía pública y el terreno circundante, con varios senderos que llevan al inmueble. También señalan que ese día no había visitantes u ocupante alguno en el inmueble y que solo un “cartel de pequeñas dimensiones” advierte del peligro en la fachada que da a la cara oeste. Además comprueban, y así lo reflejan, que existe caída de cascotes desde las “losas voladas”, futuras terrazas, en las que se depositan “gran cantidad de escombros”.

Así, los técnicos concluyen que, a simple vista, se puede comprobar no solo el peligro por la caída de cascotes desde las terrazas, sino también la existencia de daños en las piezas de entrevigado (roturas de parte de las bovedillas de los techos), así como la falta de peldaños y barandillas de escaleras y basura y escombros.

El informe también analiza el estado en el que se encuentran los terrenos colindantes, resultando preocupante las condiciones que los técnicos describen. Afirman que presentan malas condiciones y únicamente puede circularse por varios senderos que bordean la zona y comprueban que hay gran cantidad de vertidos y tierras de aportación al lugar.

Sin duda, lo más preocupante de esta inspección ocular de los alrededores del edificio es que, “son visibles escombros, restos de bloques, restos de pavimentos e incluso restos de planchas de uralita y tubos de fibrocemento disgregados, altamente peligrosos por su contenido en fibras de amianto y que son objeto de regulaciones específicas muy restrictivas sobre residuos”.

Caducidad

Todas estas deficiencias recogidas en el informe son las que han impulsado a la Gerencia de Urbanismo a avalar la caducidad de la licencia. “Se estima suficientemente acreditado el transcurso de un dilatado periodo, 42 años, desde que tuvo lugar la efectiva paralización de la obra hasta la actualidad, estimándose procedente dar curso a los trámites precisos para declarar la licencia de obras”, recoge el informe que la Gerencia ya ha trasladado al área de Disciplina Urbanística para que proceda como estime necesario. Constata además Urbanismo que, “conferido trámite de audiencia en los términos previstos legalmente, no se presentó alegación alguna”.

La resolución concluye que, una vez dada por caducada la licencia, “no se podrán iniciar, ni proseguir las obras o actuaciones a que se refería la licencia cuya caducidad se declara en este acto”. En el segundo punto de la resolución se acuerda “notificar a la entidad titular de la licencia, la Comunidad de Bienes Santa María de la Cruz el referido acuerdo de caducidad”. Dada la imposibilidad de localizar a los propietarios hasta ahora, esta notificación se hará como las anteriores, a través de los boletines oficiales. Trascurridos los plazos legales para alegar, se dará por firme la resolución. En tercer lugar se acuerda poner en conocimiento del Servicio de Disciplina la extinción de la validad del permiso de obra concedido hace 42 años y, por último, proceder al archivo definitivo del expediente que se originó con la concesión de la licencia en 1973.

A pesar de lo importante que es este paso para clarificar el futuro de este inmueble inacabado, aún quedan muchos otros trámites, empezando por si, como reconoce el edil delegado de Urbanismo, se opta por tapiar las primeras plantas – lo que lleva aparejado un alto coste y que no garantiza la seguridad- o afrontar el derribo, con la inversión correspondiente.

“No descartamos pedir ayuda a otras administraciones”

Admite el edil delegado de Urbanismo, Carlos Tarife, que, en caso de que se opte por el derribo total del edificio, no descarta pedir ayuda a otras administraciones (Gobierno de Canarias y Cabildo) para hacer frente a lo que, en mandatos anteriores, se llegó a tasar en más de un millón de euros. “Es una decisión que aún no está tomada y por eso hemos pedido presupuesto tanto para conocer el coste real del derribo como para saber a cuánto ascendería el tapiado, al menos, de las primeras plantas del inmueble”. En todo caso, el edil, entiende que la colaboración entre administraciones para eliminar un problema de seguridad como es el del hotel abandonado de Añaza, es la opción más lógica y recomendable para afrontar un problema de este calado.

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