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Curiosidades para celebrar este ‘Día Internacional de la Croqueta’

Este 16 de enero vuelve a celebrarse el 'Día Internacional de la Croqueta', aunque desconocemos hasta que punto llega su alcance (cuesta imaginarse a Kim Jong Un festejando dicho manjar)
Cada 16 de enero se celebra el ‘Día Internacional de la Croqueta’. DA

Redondas, alargadas, de restaurante, del mismísimo táper… Este 16 de enero vuelve a celebrarse el ‘Día Internacional de la Croqueta’, aunque desconocemos hasta que punto llega su alcance (cuesta imaginarse a Kim Jong Un festejando dicho manjar).

Independientemente, en España homenajeamos a las croquetas porque nos gustan, son fáciles de comer y se posicionan como el sustento más recurrente de los hogares nacionales: croquetas para el monte, para la playa y esas croquetas maternas que nos acompañarán hasta el infinito y más allá. A continuación, hemos recopilado algunas curiosidades de uno de los platos más populares de la gastronomía española:

Origen francés. Pese a que las croquetas se han convertido en un icono de las tapas de nuestro país, lo cierto es que se trata de un invento francés conocido como croquettes, cuyas primeras referencias datan de la época de Luis XIV, gracias a la unión entre la bechamel -ya inventada- y una capa crujiente.

La clave: dejar la masa reposar. En cada casa las hacen a su manera: de atún, de pollo, de espinacas… Seguramente, las de cada madre serán sin duda las mejores, pero hay un remedio infalible que diferencia a las croquetillas de las croquetas: la masa. Y es que según lo más entendidos, el secreto es dejarla reposar entre dos y tres horas.

El récord de comer croquetas. Sí, existe una persona en el mundo que ha comido más croquetas que nadie. Es vasco, se llama Patxi Bollos y se zampó nada más y nada menos que 236 unidades.

En máquinas expendedoras. En Ámsterdam y otras localidades holandesas, numerosas máquinas expendedoras reservan un espacio para enormes y contundentes croquetas. No es lo único que sorprende por allí al hablar de croquetas, porque también es habitual comérselas entre pan y pan. Y hemos de reconocer que…¡están riquísimas!

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