el charco hondo

Echando el resto

Quienes se las manejan bien con las matemáticas cuentan, y explican, que la proporcionalidad es la conformidad o proporción (la igualdad de dos razones) de unas partes con el todo o de elementos vinculados entre sí; o, si se prefiere, se traduce en la relación entre magnitudes medibles

Quienes se las manejan bien con las matemáticas cuentan, y explican, que la proporcionalidad es la conformidad o proporción (la igualdad de dos razones) de unas partes con el todo o de elementos vinculados entre sí; o, si se prefiere, se traduce en la relación entre magnitudes medibles. No queda ahí la cosa. Aquellos que sí saben de números aseguran, y argumentan, que dos magnitudes serán directamente proporcionales si al aumentar una de ellas las cantidades que corresponden a la otra también se incrementan. Y es aquí donde entramos en escena los de letras. ¿Acaso no seguirán siendo proporcionales si al reducirse una de ellas las cantidades que corresponden a la otra también disminuyen? Quizá, podría ser, por qué descartarlo, para mejorar la proporcionalidad en la representación parlamentaria -objetivo plausible, claro que sí- el camino no pasa necesariamente por incrementar el número de diputados, como así proponen los ponentes de la reforma del sistema electoral, sino que, lejos de engordar la Cámara, lo suyo sería adelgazarla, reducir los escaños, ganar en proporcionalidad pero con menos de sesenta diputados. A lo mejor, por qué no, échenle un vistazo, en vez de pasar de sesenta a setenta señorías podría llegarse a la ansiada mejora de la proporcionalidad tirando de matemáticas para lograrlo haciéndolo a la baja, y no al alza, con el número de actas. Celebrando el empuje de los grupos de la oposición, pero partiendo de que opten por la fórmula que opten tendrá que atender a la sagrada premisa de que los cambios satisfagan a Coalición (y a Casimiro Curbelo), tampoco descarten que también esta vez, como las 35.821 anteriores, y las que vendrán, la reforma del modelo electoral quede en penúltima instancia felizmente aparcada hasta la siguiente legislatura. Ahora bien, en lo que se consuma el déjà vu, preguntémosle a algún matemático si es o no posible mejorar la proporcionalidad, sí, de acuerdo, pero con menos de sesenta escaños.

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