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Los obstáculos en el camino educativo

La profesora de la Universidad de La Laguna Lidia Cabrera aboga por eliminar los suspensos y la repetición de curso para evitar el abandono escolar en Canarias
La profesora de la Universidad de La Laguna Lidia Cabrera, durante la entrevista en su despacho. / FOTO: Fran Pallero
La profesora de la Universidad de La Laguna Lidia Cabrera, durante la entrevista en su despacho. / FOTO: Fran Pallero
La profesora de la Universidad de La Laguna Lidia Cabrera, durante la entrevista en su despacho. / FOTO: Fran Pallero

A pesar de que cada vez son menos los alumnos del sistema educativo de Canarias que abandonan sus estudios sin la posibilidad de culminar la formación, tanto Primaria como Secundaria o incluso superior, aún hay datos que demuestran que el sistema debe adaptarse para facilitar que los niños y jóvenes isleños puedan lograr una titulación, lo que les ayudará a que en su futuro tengan mayores oportunidades laborales. Muy ligado a la tasa de abandono escolar se halla el porcentaje de repetición de curso y la tasa de idoneidad (que refleja si la edad del menor es la adecuada al curso en el que se encuentra), ya que uno de los principales factores para que los chicos dejen las clases responde, precisamente, a repetir curso, puesto que la motivación y la tolerancia a la frustración se merma de forma considerable.

Así lo explica a DIARIO DE AVISOS Lidia Cabrera, profesora de la Universidad de La Laguna (ULL) y experta en este campo. El pasado año, Canarias registró una tasa de abandono escolar del 18,9% (24,5% en hombres y 13,1% en mujeres). Así, mientras que apenas difiere de la media estatal (19%), sí que presenta una distancia considerable con la europea, que alcanza el 10,7%. No obstante, si los datos se comparan con los registrados en 2007, la cifra avanza notablemente, ya que en ese momento el 36% de los estudiantes no culminaban la Secundaria.

La docente explica que el abandono escolar en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) es el porcentaje de población de 18 a 24 años que no ha completado el nivel de Enseñanza Secundaria y no continúa ningún tipo de formación. Detalla que, principalmente, hay tres motivos para ello: su desvinculación emocional de la escuela, provocada por la falta de motivación y poco interés; la búsqueda de un empleo, o la posibilidad de realizar otra formación fuera del sistema.

La experta, que lleva bastantes años investigando en la citada materia, pone de manifiesto que la tasa de graduación en Educación Secundaria, según los datos del Ministerio de Educación, en Canarias son del 74,2%, siendo mayor en casi 10 puntos en el caso de las mujeres. “Esto supone que el 36% de los jóvenes no se gradúa y no obtiene un título”, indica. En el caso de Bachillerato, es de casi el 52%, 1,5 puntos por debajo de la media estatal y también mayor en casi 15 puntos porcentuales para las féminas.

Otro dato a tener en cuenta que incide en las cifras de abandono escolar en el Archipiélago es el porcentaje de repetición y el de idoneidad. Así, el 15,8% de los estudiantes de Primero de la ESO repite, siendo más frecuente en el caso de los varones. Para Cabrera, uno de los datos más significativos es la tasa de idoneidad, ya que tanto en Primaria como en Secundaria solo se puede repetir un curso. Así, en primero de la ESO en las Islas es del 81%, y en cuarto es del 58%, “lo que significa que el 42% de los estudiantes canarios en este último curso ya ha repetido alguna vez, lo que supone un dato muy alto”, precisa. “Si tenemos en cuenta que los suspensos y la repetición es el factor de riesgo más importante para abandonar los estudios, las familias, las escuelas y la sociedad deben poner el foco en estos chicos y dar una enseñanza más individualizada; hay que trabajar con ellos, y que no repitan, ya que es mejor que pasen de curso con menos conocimiento a que estén repitiendo y abandonen la Secundaria sin una titulación”, defiende.

Las investigaciones reflejan que la mayor parte de los estudiantes que abandonan su formación en Secundaria proviene de clases sociales desfavorecidas, niveles culturales bajos y orígenes étnicos diferentes con poco estatus social en el lugar en el que viven. Las principales causas que motivan esta decisión se corresponden a factores personales, sociales y familiares (como el ámbito social y económico del núcleo familiar), y a escolares, tales como falta de flexibilidad curricular, la metodología o el profesorado.

Para la experta, en el entorno de la familia los factores de riesgo más preocupantes son la falta de supervisión, el nivel educativo de los padres o las expectativas familiares, mientras que en el terreno académico hay elementos que inciden notablemente, como pueden ser repetir curso o los problemas de disciplina. “En España resulta significativo que en la mayor parte de los casos en los que los jóvenes dejan los estudios es porque en sus familias no se le da importancia a la formación”, señala. “En otros casos, los padres no tienen una formación superior, pero sí aportan valores a sus hijos y hace que estos muestren una mayor perseverancia en continuar formándose”, añade. “No todo es que te ayuden en las tareas, sino que te inculquen el interés”, matiza.

Soluciones

La profesora de la ULL insiste en que el alumnado con buena autoestima, que confía en sus posibilidades a la vez que se siente apoyado y motivado, es capaz de superar cualquier situación de adversidad y continuar sus estudios. Por ello, hace hincapié en la importancia de los entornos familiares y educativos para conseguir que los jóvenes logren una titulación, elemento básico para, en un futuro, poder aspirar a una formación superior o a cualquier puesto de trabajo. “A veces vemos que en un mismo escenario de dificultades hay chicos que perseveran por los valores dados por los padres”, insiste. Por ello, hace hincapié en la necesidad de poner en marcha mecanismos para evitar el abandono escolar que, en ocasiones, también puede estar relacionado con aspectos como los planes educativos poco motivantes, profesorado que no engancha al alumnado, oferta educativa poco adaptada a la realidad social o la dificultad de los estudios, entre otros. Así, recuerda que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos propone la eliminación de la repetición de curso y el suspenso
-aspectos que comparte desde su conocimiento-, fomentar el clima de apoyo, la diversificación de la oferta educativa y desarrollar vínculos entre la familia y la escuela. “El suspenso es el trampolín para el abandono”, enfatiza.

A juicio de Lidia Cabrera, algunos elementos sobre los que debería incidir, aún más, el sistema formativo canario son la diversificación curricular, no expulsar a los jóvenes por los malos comportamientos, trabajar con las familias o remarcar la orientación y la motivación individualizada. A todo ello se debe sumar una mayor formación del docente, acorde a los nuevos perfiles de los alumnos. El hecho de que las tasas más elevadas de abandono se encuentren en los varones, para Cabrera, hace necesario implantar políticas de género y que las familias trabajen más con los menores, fomentando la capacidad de esfuerzo.

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