santa cruz

“Ni en mis peores pesadillas imaginé verme como estoy”

Blanca Calderón es una tinerfeña de 87 años que pide ayuda desde Madrid, a través de DIARIO DE AVISOS, para volver a la Isla después de que su hija la dejara sola y abandonada en una residencia de Carabanchel
Blanca vive desde hace dos años en la Gran Residencia de Madrid. DA

Blanca Calderón tiene 87 años. Nació en Garachico, pero desde muy pequeña se trasladó a Santa Cruz, donde se crio. En el barrio de Salamanca hizo su vida, se casó, tuvo cuatro hijos, se divorció y, sobre todo, luchó por sacar adelante a su familia. Con los 80 cumplidos, Blanca se trasladó a Madrid, a vivir con su hija, a la que las cosas empezaban a irle bien. Había abierto un restaurante y pensó que lo mejor para su madre era llevársela con ella. A Blanca, con los achaques propios de la edad, se supone que le esperaba una vida mejor. En Tenerife había ingresado en la residencia de mayores de Ofra por sus problemas de salud. Con su hija lejos y otro de sus hijos con una grave discapacidad psíquica y física, a causa de un accidente que casi le cuesta la vida, Blanca no tenía a dónde ir. Su hija la empadronó en la capital de España para que tuviera acceso a los médicos y servicios de la Comunidad Autónoma de Madrid y, durante un tiempo, todo fue como esperaban. Luego, vino la quiebra del negocio y todos los sueños se rompieron en pedazos.

Hace dos años que Blanca acabó en la Gran Residencia de Madrid, un centro público de la Comunidad Autónoma, ubicado en Carabanchel, en el que ingresó después de que ella y su hija se quedaran en la calle. Lleva el mismo tiempo intentando volver a Tenerife. “A mi hija le fallaron las cosas y me dejo colgadita y me tuvo que meter en una residencia”, explica a DIARIO DE AVISOS en conversación telefónica.

Blanca quiere volver a la Isla pero no sabe cómo. “Como no tengo casa ni nada no me pueden mandar para allá porque si voy es para quedarme en la calle”. El único ingreso de esta mujer es el de una pensión no contributiva con la que se cubren los gastos de la residencia en la que está ingresada. La anciana lamenta su mala suerte. “Como no puedo pagar una habitación ni nada en Tenerife, aquí estoy, amargada”, comenta entre sollozos.

Cuenta que al marcharse a Madrid, perdió su plaza en la residencia de mayores en la que estaba. “Yo no quería empadronarme, pero como me vine enferma, tenía que hacerlo para poder ir al médico”. Y, precisamente, ese es el principal problema al que se enfrenta Blanca para volver. “Al empadronarme aquí tampoco tengo forma de hacer el papeleo para volver a solicitar plaza en otro sitio”, explica.

Lleva dos años sin ver a su hija. “La última vez que la vi fue cuando me pusieron en la calle. Parece que está viviendo compartiendo habitación. Ella también está mal. Puso un restaurante y le falló todo”. Blanca se ha mantenido en contacto con algunos de los que fueron sus vecinos en el barrio de Salamanca y es a través de ellos que ha pedido ayuda para volver a Tenerife. “Quiero volver a mi isla. Si estoy ahí, aunque sea en un residencia, al menos estoy cerca de mi hijo por lo que pueda pasar”, cuenta.

Sus vecinos la recuerdan, ya ingresada en la residencia, pero viniendo a cuidar de su hijo que también vive en el barrio. Cuentan cómo se hacía cargo de lavarle la ropa y hacerle la comida antes de volver a la residencia. Una luchadora, así la definen. De sus cuatro hijos, uno falleció, otro es el que vive en el barrio de Salamanca y con un tercero no mantiene contacto, además de la hija con la que se fue a Madrid y la abandonó.

A sus 87 años Blanca confiesa: “Ni en mis peores pesadillas me imaginé verme así”. Se refiere a estar a miles de kilómetros de la casa de toda su vida, en una residencia en la que no conoce a nadie, sin saber de sus hijos. “Nunca pensé lo que me iba a pasar y me está pasando. No conocía nada de esto y me he tenido que mentalizar porque si no me hubiera muerto”. Vuelven las lágrimas para insistir: “Yo lo que quiero es marcharme a mi isla, quiero irme para allá, a mi tierra y cerca de mi hijo”.

Soluciones

La historia de Blanca Calderón puede que tenga un desenlace feliz si finalmente las administraciones de la Isla encuentran la forma de traerla de nuevo junto a los suyos. De momento, la Concejalía de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Santa Cruz ya conoce la situación de la anciana. Según explican desde este área, es a través del Instituto de Atención Socio Sanitaria (IASS) del Cabildo de Tenerife, responsable de la gestión de lo centros de mayores, la fórmula para que vuelva a la Isla. Desde el IMAS ya se han puesto en contacto con Blanca para recabar toda la información posible y trasladar los datos al IASS para ver de qué manera esta mujer puede volver a la Isla.

Blanca, mientras tanto, espera paciente en Madrid a tener una oportunidad, la última, para volver a su casa, su isla, su tierra.

Blanca tiene problemas en una rodilla y en la cadera

A sus 87 años, esta chicharrera de adopción, tiene una frágil salud de hierro. Perfectamente lúcida, sus problemas físicos se centran en una rodilla maltrecha que le impide moverse con libertad. Está a la espera de una operación. A esto se une una rotura de cadera que no acaba de curarse.

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