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Cuando España aprendió a decir Güímar

Luisa Castro, con ocurrencias como la raya azul, los viajes de ida y vuelta a ‘Sálvame’ y su decidido apoyo a una cena erótica, ha situado a su municipio en el foco nacional
Carmen Luisa Castro, en el plató de `Sálvame'. / TELECINCO
Carmen Luisa Castro, en el plató de `Sálvame'. / TELECINCO
Carmen Luisa Castro, en el plató de `Sálvame’. / TELECINCO

La encendida defensa que ha hecho de la cena Solo para ellas, que organiza la comisión de fiestas de Fátima, ha vuelto a poner en el disparadero mediático a la alcaldesa de Güímar, Carmen Luisa Castro, que se mueve como pez en el agua cuando de polémica se trata, siguiendo los pasos de su principal asesor, el incombustible Vitito González, autodefinido el reportero tocahuevos, ahora en su particular canal de YouTube.

Las ocurrencias de la doblemente popular Carmen Luisa Castro parecen no tener fecha de caducidad, bien sean ingeniadas por ella, por su asesor o apoyando iniciativas privadas tan poco edificantes como la que anuncia un concurso de Miss Cachonda, Miss Estrecha o impulsa licenciaturas de Follometría.

Sea como fuere, Luisi, como le gusta que la llamen -cambió en la sede del PP el logo del partido por el lema Luisi, tu alcaldesa-, ha logrado que el nombre de Güímar ya se pronuncie correctamente en el Estado español. El municipio ha traspasado las fronteras insulares para estar en el foco de las televisiones, las radios y la prensa nacional, como ha sucedido estos días con la polémica suscitada por el cartel anunciador de la gran fiesta para mujeres, que se celebra el día 3 de marzo en La Perdoma. Una iniciativa, para decirlo todo, que por cierto contó con el patrocinio del Ayuntamiento otros años, con alcaldes como los socialistas Rigoberto González y Rafael Yanes o la popular, y maestra de Castro, la fallecida Vicenta Díaz.

En casi cinco años de mandato -llegó a la Alcaldía tras una moción de censura, en mayo de 2013, a su socio de Gobierno, Rafael Yanes- han sido variados los hitos que ha protagonizado Luisa Castro, y por ende, Güímar, que lejos de convertise en anécdota han removido los cimientos de un pueblo marcado por el Güímar florece, nunca grana.

La primera gran ocurrencia de Castro, casi nada más aterrizar en la Alcaldía, fue la presentación del anteproyecto Mimiland Park, un gran parque de atracciones en una vieja cantera. Junto al empresario Andrés Alonso y el arquitecto Juan Carlos Piñeiro, Castro vendió a los medios y a sus vecinos -hubo paneles por el casco de Güímar- una inversión millonaria que pronto se evaporó.

Muerto Mimiland, Castro no decayó en el deseo de rehabilitar a su manera los barrancos, con complejos turísticos, depuradoras y desaladoras, para los que invitó a inversores extranjeros, el último, el chino Marco Wang, o incluso a unos ucranianos que apuestan por la ganadería extensiva, con búfalos para hacer mozzarella. “Hay muchas pizzerías en Tenerife”, recordó ella.

Sin embargo, su primer salto mediático al ruedo nacional llegó cuando una mañana de agosto mandó a pintar la raya azul que, tres años después, permanece en el Polígono Industrial, según ella, para delimitar su municipio del de Arafo y dejar claro quién mantenía y quién no una propiedad que desde 2013 habían recepcionado los tres municipios del Valle de Güímar. Con ese mismo azul pintó el ayuntamiento, el cementerio y buena parte del pueblo, sin mezclar los colores del PP en ello.

Güímar regresaba al candelero nacional con la visita de su alcaldesa y medio centenar de vecinos al Valle de los Caídos y al programa Sálvame -hasta en dos ocasiones, con el retorno de dos de sus protagonistas (Carlota Corredera y Lydia Lozano), como pregonera y mantenedora de San Pedro. Belén Esteban también se acercaría a Güímar, aunque invitada por una empresa privada. ¿Cuál será la próxima?

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