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Historias entre rejas

El calabozo de la Policía Local acoge una media anual de 80 detenidos antes de que pasen a disposición judicial, entre ellos, peligrosos delincuentes como 'El Volcán' o uno de los gemelos de Añaza
Los policías locales de Icod tienen que aplicar mucha psicología con los detenidos durante el tiempo que permanecen en el calabozo. Fran Pallero

‘Tranquilo. Estamos es un espacio protegido’ o ‘Sin salida’, son algunos de los escritos que se pueden leer en las paredes del calabozo de Icod de los Vinos, que desde hace varias décadas acoge a detenidos de toda la comarca por la Policía Local, Nacional y la Guardia Civil al ser cabeza de partido judicial.

Rejas llenas de historias por las que pasaron célebres delincuentes de Tenerife, como José Fernando, alias ‘El Volcán’, o uno de los dos gemelos de Añaza, hasta vecinos de la localidad, denunciados por sus parejas por violencia de género o por negarse a acudir al juzgado, previa citación del juez.

Detrás de todos ellos hay una anécdota que contar y mucha psicología de calle que aplicar, algo que no se aprende en la academia sino que se adquiere con los años y la práctica. Y eso lo saben bien el subinspector jefe de la Policía Local, Primitivo Luis, quien lleva 35 años en la profesión, y José Andrés Barroso, policía local y responsable de protocolo del cuerpo de seguridad.

Como máximo, los detenidos permanecen allí 72 horas, aunque el periodo medio es de una noche hasta que pasan a disposición judicial o son trasladados a Tenerife II. En ese tiempo, además de escucharlos, se tienen que ocupar de ellos y darles de comer. “De alguna manera buscamos que se desahoguen para que estén lo más tranquilos posible porque ello también repercute en el servicio. Nos podrán acusar de otras cosas, pero no de que no los tratamos bien”, subraya Barroso.

Sirve como ejemplo el del último detenido, el día 13, que fue festivo por ser martes de Carnaval, y los restaurantes con los que trabaja el Ayuntamiento estaban cerrados. La solución fue que le llevaran la comida los policías que estaban trabajando. “Eso no se ve, ni sale en los medios y en muchos casos tampoco lo saben los políticos, pero es una realidad a la que estamos sujetos a diario”, recalca el agente. La compensación económica que recibe por ello el Ayuntamiento es de 35,50 euros diarios e incluye manutención, el lavado de las mantas, los cubiertos, y teóricamente, el adecentamiento de las instalaciones.

‘El Volcán’ tiene más de 50 antecedentes penales por delitos diversos, casi todos por robo con fuerza. Fue detenido en 2016 en San Isidro, Granadilla, por robar 6.000 euros en joyas y otros 2.000 en efectivo en una vivienda del casco urbano de El Tanque.

En julio de 2015 se vio implicado en un intento de homicidio a varias personas. Antes de ello pasó por el calabozo de Icod y fue un agente local quien le salvó la vida cuando intentó ahorcarse con su camiseta entre los estrechos barrotes de una de las catorce celdas y ya está delinquiendo otra vez. “Fue exactamente allí”, señala Luis a DIARIO DE AVISOS durante una visita al calabozo, ubicado en la misma sede de la Policía Local.

También uno de los gemelos de Añaza, quienes alcanzaron gran notoriedad como autores de diferentes delitos y por estar vinculados a la distribución de drogas. “Estuvo dando golpes sin parar a la puerta”, recuerda el subinspector. Ello requirió que de forma permanente hubiera entre tres y cuatro agentes vigilándolo porque, además, fue necesario trasladarlo varias veces al Hospital del Norte por su dependencia con los estupefacientes.

También llegan vecinos y conocidos e incluso algún amigo. Ellos tratan a todos por igual: “No somos jueces ni fiscales y lo que intentamos es que estén cómodos dentro de su incomodidad”, apuntan. Y aunque muchos son delincuentes, “también son personas”, sostiene Barroso.

Hace más de 35 años, un detenido falleció en su celda. “Fue un borracho muy conocido de la zona”, recuerda Primitivo Luis, que tenía cerillas. Se le prendió fuego el colchón y se asfixió.

Algunas fugas han sido bastante cómicas, como la de un hombre que se escapó por la noche para ir a dormir a su casa, “se ingresó él solo” a la mañana siguiente y lo contó. Tiempo después, ocurrió lo mismo con un joven que se subió por una de las tuberías del patio y se escapó, pero lograron localizarlo porque vivía en la barriada anexa a la sede.

Esto último conllevó que se tomaran medidas de seguridad y se levantara un muro más alto en el edificio, destinado a la Policía Armada en la década de los 40 del pasado siglo, pese a que quedan las marcas del anterior.

Los protocolos de acceso tampoco son los mismos, ya que actualmente permiten verificar mediante un cacheo que el arrestado no tenga ligas, cinturones u otros objetos que puedan resultar peligrosos. La norma es que lo hagan por la entrada principal, a excepción de los más violentos o agresivos, que están esposados en su totalidad. Éstos ingresan en patrulla por el garaje que se comunica con las celdas. Antes de destinarlos allí se los identifica en la cámara de reseña fotográfica.

La mayoría dice que no le importa ir la cárcel pero lo cierto es que se les cambia la cara cuando se pasa el fechillo y escuchan el ‘click’ del candado que cierra la puerta, asevera Primitivo Luis. A partir de ese momento, la historia es la misma para todos.

Reivindicación

El frío penetra en los calabozos y de noche, manifiestan, es todavía peor. Son muy antiguos y necesitan urgente una remodelación para adaptarse a las exigencias de la Ley Penitenciaria, porque no tienen aseo dentro de la celda. La instalación es simétrica y se divide en dos, una parte destinada a las mujeres y otra para los hombres. La media de ingresos es de unos 80 anuales pero hubo un incremento entre 2011 y 2013 que alcanzó los 130 y 140 detenidos, motivado por el aumento de la violencia de género, el inicio de la ley, y la crisis, indica Primitivo Luis.

Los policías de Icod asumen una “responsabilidad doble” que a su juicio, “no está compensada” en su trabajo y que en muchas ocasiones obliga a cambiar los turnos de toda la plantilla que, dicho sea de paso, es exactamente la misma que en 1952, 19 agentes, de los cuales 3 tienen una baja de larga duración.

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