FOTO: ANDRÉS GUTIÉRREZ

Roberto Santana (Santa Cruz de Tenerife, 1977) es uno de los más prestigiosos enólogos y catadores que han salido de estas tierras y su fama hoy en día traspasa nuestras fronteras, al igual que los vinos que elabora en Tenerife. Santana se licenció en Química en la Universidad de La Laguna y luego prefirió salir del Archipiélago para estudiar en la Universidad Miguel Hernández de Elche, donde conoció a tres amigos que hoy componen el grupo Envínate y que elaboran vinos en Taganana, Santiago del Teide y La Orotava. Luis Gutiérrez, escritor y periodista especializado en vinos, y representante en España de Robert Parker’s Wine Advocate, destaca de Santana su trabajo como enólogo, que desembocó en 2016 en la bodega Suertes del Marqués de La Orotava, donde se inició la “revolución” de los vinos canarios.

Roberto Santana

Envínate, además de Santana, lo componen la murciana Laura Ramos, el gallego Alfonso Torrente y el albaceteño José Ángel Martínez. Todos ellos elaboran vino, no solo en Tenerife, sino también en otras zonas, como Galicia, Extremadura y Murcia. Pero todos tienen una marca en común: “Hacemos vinos que nos gustan”, dice el tinerfeño, y bajo la filosofía de “creer en lo que hacemos; pues lo contrario es pan para hoy y hambre para mañana”. Los cuatro enólogos viven en primera persona todo el proceso de elaboración del vino y el trabajo en la viña, que consideran fundamental para el resultado final”.

“Hoy en día, ningún vino es peor que otro, sino que hay vinos distintos. A nosotros nos gustan honestos, con la personalidad que ofrece el suelo, el carácter que marca la evolución de la uva y el alma que aporta la gente que trabaja en el viñedo”, señala Santana. La labor de Envínate, con productos respetuosos con la uva y el medio ambiente, que hablan del terroir y recuerdan aires atlánticos, ha sido reconocida por críticos especializados de todo el mundo. Sus botellas lucen en las cavas de prestigiosos restaurantes no solo españoles, sino también extranjeros. Además, Santana se ha convertido en un ejemplo de recuperación de sistemas tradicionales de la viña, por ejemplo, en Taganana, donde se ha mantenido una manera, podríamos decir, “jurásica” de tratar esta planta trepadora.