16 de agosto

El día 16 de agosto es el de mi cumpleaños. Don Camilo, en su Mazurca para dos muertos, hace que el ciego Gaudencio toque su melodía ese día, el 16 de agosto, y el 30 de noviembre, día de San Andrés, fecha en que celebro mi onomástica

El día 16 de agosto es el de mi cumpleaños. Don Camilo, en su Mazurca para dos muertos, hace que el ciego Gaudencio toque su melodía ese día, el 16 de agosto, y el 30 de noviembre, día de San Andrés, fecha en que celebro mi onomástica. Casualidades del destino. Un día 16 de agosto, que en el cuento era viernes, Ana Magdalena Bach vuelve a la isla en el transbordador de la tarde, “sorteando su chófer los cerdos impávidos y los niños desnudos, que lo burlaban con pases de toreros”. Son palabras de García Márquez (En agosto nos vemos).

Cuenta Joaquín Sabina a Fernando Sánchez-Dragó que su padre, que era comisario de policía, hizo un alto en su agonía, ya en las puertas de la muerte, para incorporarse, abrir los ojos y preguntar: “¿De dónde sacan tanto dinero las diputaciones?”. Y luego murió. Curiosamente, las diputaciones están de moda porque las quieren hacer desaparecer. La vida es una mierda. Hace pocos meses he perdido a una de las personas que más he querido. Ahora está mi madre a las puertas de la muerte, a sus 94 años tan cansados. Demasiados palos estoy encajando, no sé cómo resisto. No me consuelan las crónicas, ni los viajes, ni los rumores, todos falsos, lanzados por mis numerosos enemigos (cada vez estoy más orgulloso de haberlos creado). Una amiga sicóloga me prohíbe que desaparezca del mapa, porque mis crónicas la entretienen. Hay quien dice que soy un niño grande y me lo cuenta por carta. En fin, que el ciego Gaudencio estará tocando su mazurca y eso que aún no ha llegado el 16 de agosto, el día en que nací yo.

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