El próximo 15 de mayo se cumplirá un año de la llegada de Antonio Martinón Cejas al Rectorado de la Universidad de La Laguna (ULL). El catedrático de Análisis Matemático confiesa que el balance es positivo, aunque reconoce que las cosas marchan más lentas de lo que él quisiera. De este último año y del futuro de la institución dialoga con el DIARIO en esta entrevista.
-Hace unos días analizó en rueda de prensa la posición de la Universidad de La Laguna (ULL) en los rankings nacionales e internacionales. ¿En qué situación real se encuentra la institución?
“Todas las universidades aceptamos que el mejor ranking es el de Shanghái. En ese ranking, la Universidad de La Laguna está en el puesto 16 de las 80 universidades españolas. El año anterior estábamos en el 17, y antes en el 18. Pero yo no le doy tanta importancia a eso, porque a lo mejor este año volvemos al 18, porque el puesto en el que uno queda también depende de lo que hacen los demás, que pueden mejorar sus posiciones. Por eso, me gusta decir que la ULL viene a estar en el primer cuarto del sistema español. Y puestos a decir algo, no se puede decir que somos malos, más bien al contrario. Pero, aunque estuviéramos en primera posición, tendríamos que seguir mejorando”.
-Según su criterio, ¿en qué aspectos debe mejorar la ULL?
“Hay un estudio que vincula directamente la inversión que se realiza en I+D y el puesto que ocupan las universidades públicas en los rankings. Canarias gasta el 0,5% de su PIB en investigación, cuando la media española es del 1,2%, y hay regiones que invierten más del 2%. Eso supone que estamos a la cola, y a pesar de eso estamos en el puesto 16 en el ranking de Shanghái”.
-¿Por qué cree entonces que se proyecta una mala imagen?
“Sinceramente, no lo sé, porque estamos entre las 600 mejores universidades del mundo, y nuestro objetivo es llegar a estar entre las 500 en un plazo razonable. Quizá es porque esto de los rankings también tiene mucho que ver con cómo se visibiliza lo que se hace, y hay partes de la investigación que se realiza aquí que no se están teniendo en cuenta. También hay parte de nuestra transferencia a la sociedad que tampoco se está teniendo en cuenta en esas clasificaciones”.
-Uno de los problemas que usted reconoce es el envejecimiento de la plantilla y la falta de oportunidades laborales para los docentes. ¿A qué se debe?
“Tenemos una universidad muy funcionarizada, en la que el porcentaje de funcionarios es muy alto, y eso nos deja poco margen de maniobra para la promoción y la creación de plazas”.
-El Ministerio sitúa a la ULL a la cola del Estado en la tasa de rendimiento académico de los alumnos. ¿Cómo se explica esto?
“Bueno, también la nota media de los alumnos cuando finalizan el grado es en Canarias más alta que la media estatal; pero es verdad que hay otras donde estamos peor, como a nivel de rendimiento y de créditos aprobados. Aunque hay datos para todos los gustos”.
-¿Por qué cada vez son más los alumnos que se ven obligados a dejar la universidad?
“Por la situación económica. Muchos alumnos se ven obligados a trabajar a la vez que estudian, o directamente deben dejar la universidad porque necesitan ayudar económicamente a la familia. Y no hay que olvidar que en Canarias la tasa de paro es muy superior a la del resto del país, lo que influye en los rendimientos académicos de las universidades”.
-Y a esa situación se le suma la controvertida normativa de permanencia, que tampoco ayuda…
“Sin duda. Siempre he dicho que me parece injusta, porque somos de las universidades más exigentes de España. Y no parece razonable. Le hemos planteado eso al Consejo Social, que es quien debe revisar la norma, y tengo la impresión de que aceptan que hay que hacer cambios, porque no podemos perder el 10% de los alumnos; sobre todo, porque Canarias viene a ser el 4% de la población española, y en cambio solo somos el 3% de los estudiantes de grado de toda España. Eso supone un desajuste, y creo que debería haber más estudiantes canarios en la universidad”.
-La ULL lleva años demandando una mejora de la financiación, por ejemplo para llevar a cabo un plan de infraestructuras…
“El deterioro de las infraestructuras es cada vez mayor, por lo que resultará más caro poner en marcha ese plan cuando las queramos arreglar. Ya hemos hecho un plan de choque, presupuestado en 16 millones de euros. Espero que este año el Gobierno nos vuelva a dar alguna cantidad, y nosotros también vamos a invertir parte de nuestros ahorros para poder acometer al menos lo más urgente”.
-Por tanto, hace falta más inversión en la universidad, ¿no?
“Para mí, lo más importante de una sociedad es la educación, pero también entiendo que haya otras necesidades, y tengo que aceptar lo que las instituciones políticas hacen. Pero, si de verdad queremos crear empleo en Canarias, si queremos modificar el sistema económico y que la sociedad del futuro sea mejor que la actual, hay que invertir más en educación y en investigación”.
-Parece que se están dando algunos pasos con las becas para investigadores y otros proyectos en los que el Gobierno está trabajando con las universidades…
“Sí. Creo que este Gobierno al menos insiste en la necesidad de un cambio de sistema económico en Canarias, y eso ya es un avance. Le hemos hecho algunos planteamientos de inversión en investigación, como son las becas Viera y Clavijo, y las han aceptado. Es un principio, pero creo que el Gobierno se tiene que implicar más en el tema de la investigación en las universidades públicas, y no solo con entidades como el IAC y otros centros de investigación”.
-¿Tiene la misma percepción que tenía Eduardo Doménech de que existen desequilibrios entre las dos universidades canarias?
“Todavía no he llegado tan lejos y no tengo esa percepción, pero él estuvo muchos más años aquí y tenía más datos. Por ahora, estamos intentando ir de la mano las dos universidades, por ejemplo, con el plan de inserción laboral para egresados superiores, para que unos 1.000 licenciados se incorporen al mundo de la empresa con una beca de seis meses. Y si cada año somos capaces de insertar a 1.000 jóvenes en el mercado laboral, la situación cambiará, porque está demostrado que al final la inmensa mayoría de esos estudiantes acaban siendo contratados y se quedan vinculados a la empresa”.
-Ese proyecto también debe evitar la fuga de capital humano de las Islas, ¿no le parece?
“Por supuesto. Y no lo digo yo, también lo ha dicho el presidente de la CEOE de Tenerife, José Carlos Francisco. El sistema económico canario no es capaz de aprovechar el talento que sale de las universidades, y eso crea un desajuste. Por eso, hay que cambiar el sistema, para que sea capaz de aprovechar la inteligencia, la formación y la capacitación de los jóvenes canarios. Es tristísimo que no se aproveche ese talento y que muchos se tengan que ir fuera”.
-En las últimas semanas ha habido cierta polémica en las redes sociales por la retirada de un crucifijo de la Facultad de Derecho y por la situación de la capilla de la universidad. ¿Qué opinión le merece?
“El crucifijo se retiró porque no parece razonable que una sala de reuniones de la universidad la presida una obra de arte de contenido religioso. Queremos rescatar obras de arte como esta y montar un museo de la universidad, donde también tengan cabida objetos históricos de la ULL. Y con la capilla ocurre algo parecido, porque esto es un centro público, dentro de un estado aconfesional, y no es razonable que haya una dependencia religiosa dentro de la universidad. Estamos estudiando jurídicamente la situación, porque hay un convenio con el Obispado, pero no queremos pelearnos con nadie”.