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Benito Maceira: “La fórmula infalible para una vida sana es 5, 5, 0 y 5.000”

El nefrólogo canario, Benito Maceira, uno de los grandes expertos internacionales en obesidad, explica las causas de esta enfermedad en Canarias en pleno debate sobre la bollería y las bebidas azucaradas.

Un millón y medio de canarios tienen sobrepeso, de los cuales 760.000 son obesos”.El nefrólogo Benito Maceira, una de las máximas autoridades en la materia, con medio siglo en la medicina, lanza en DIARIO DE AVISOS, ante esta catástrofe sanitaria, un SOS: cree dadas las condiciones -“la obesidad nos está matando”- para “pedir auxilio a la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, con el fin de que envíe un grupo de expertos a Canarias “para frenar los índices de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, que son ya de los más altos del mundo”.

Existe un precedente. La región de Karelia del Norte (Finlandia) lo hizo en los años 70, a causa de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. La OMS acudió en su ayuda y realizó un programa de prevención especial de factores de riesgo (desde la ingesta de sal hasta el bajo consumo de verduras o el binomio tabaco y sedentarismo), y detuvo la epidemia. El plan de choque se extendió luego a todo el país, “con gran éxito” en los últimos 40 años, y cambió el estilo de vida de los fineses, que dejaron de untar pan con mantequilla y empezaron a adelgazar. Las muertes en edad laboral se redujeron un 50%, al descender el colesterol en sangre. El Archipiélago registra el mayor número de muertos por infarto de todo el Estado. “Necesitamos un Proyecto Karelia en Canarias urgentemente”, clama Maceira, pionero de los trasplantes renales en las Islas hace más de 35 años.

La obesidad es el problema más grave de salud, “más que el cáncer, el sida y el tabaco y más que el cambio climático”, pero no produce tanto pánico en la gente. Incluso, en EE.UU. surgen comunidades de orgullo gordo de autodefensa. Ni siquiera está conceptuada como una enfermedad, siendo el desencadenante de una serie de desórdenes que son la primera causa de muerte en el mundo occidental. Perder peso cuesta un riñón; apenas el 5% persevera en las dietas milagrosas. Aprendemos a hablar, no a comer.

Canarias, una microsociedad obesogénica, con las tallas fuera de control, propensa a padecer diabetes, hipertensión e insuficiencia renal,anticipa la foto de lo que va a suceder muy pronto en el mundo, según alerta Maceira. Europa sufrirá una crisis de obesidad en 2030, y España registrará para entonces las tasas alarmantes que experimenta Canarias ya en la actualidad. En las Islas somos líderes de obesidad en Europa y los niños canarios “son los más gordos del mundo junto a Estados Unidos y México”. Hay un gradiente social: la pobreza influye.

Maceira, de 70 años, un histórico de la Sanidad canaria y de la Universidad de La laguna (ULL), que presidió las sociedades de nefrología e hipertensión arterial y riesgo vascular, volcado ahora en la agricultura en sus retiros de Afur y Fasnia, dice que el secreto de la buena salud es “mucho trato, poco plato y mucha suela de zapato”, y brinda esta fórmula infalible para una vida sana: “5, 5, 0 y 5.000”.

-¿Puede traducirnos esta contraseña?
“Cinco comidas al día sin entullo (poco comer, echarse la media mañana, la media tarde y una cena ligera). Cinco piezas de fruta diarias. Cero tabaco. Y cinco mil pasos, no con las manos en los bolsillos, moviendo los brazos, lo cual supone tres cuartos de hora. Cinco veces por semana, si puede ser todos los días mejor, no falla”.

-¿La obesidad es una obsesión o una pandemia?
“Voy a ser claro. La obesidad es la primera causa de mortalidad en el mundo occidental. La gente, por estar gorda, muere. La obesidad es una locomotora veloz con una serie de vagonetas: diabetes, hipertensión, colesterol alto e insuficiencia renal. Y mata.Las enfermedades vasculares no se escriben con v, sino con b de báscula. La obesidad es el quinto negocio más rentable del mundo. Vade retro. Chocamos con intereses. Lo sé”.

-¿Cómo se justifica que seamos unas islas de obesos?
“Es que en lugar de Islas Canarias deberíamos llamarnos Islas Michelín. El apellido más paradójico aquí es Delgado. Tenemos los mayores índices de obesidad del mundo, con Estados Unidos, paradigma de los gordos de verdad, y México. No España, Canarias. España tiene 15-16% de obesidad; nosotros, 32%. Uno de cada tres canarios es gordo”.

-¿La papa es la culpable?
“Tenemos hábitos antiguos y una transferencia nutricional con Hispanoamérica, cuna de la papa, y una posible costumbre asentada de siglos. Pero la obesidad es una enfermedad multifactorial. Yo, que soy nefrólogo y me dedico a la diálisis y el trasplante, empecé a meterme en este convento -la obesidad- cuando vi que por cada peninsular que entraba en diálisis por diabetes, lo hacían tres canarios. Creé una consulta de nefropatía diabética en 2003, y ¿qué descubrí? Los enfermos eran gordos y menesterosos, del área rural, y después también de clase media, ya desclasados. Los gordos son los pobres. El rico orondo con chaleco y leontina ya es historia. La minusvalía social es la causa principal de las enfermedades cardiovasculares. Y Canarias está a la cabeza de Europa en mortalidad cardiovascular. Este es el problema más importante de salud. Tan asociados están diabetes y obesidad que un médico polaco en los 90 empezó a hablar de diabesidad”.

-Cuando el campesino cultivaba, comía sano.
“Pero con el turismo, a finales de los 60, la agricultura de subsistencia desapareció. El campesino dejó de comer de su huerta y cuando regresaba del hotel, donde era jardinero, iba a comprar su dieta y estaba cara, por eso cayó en la comida basura. El canario es el español peor alimentado. Tiene la cesta de la compra más cara y los sueldos más bajos, y no tiene educación nutricional, no diferencia entre nutrirse y entullarse. Tenemos las mayores bolsas de pobreza de un Estado que está al nivel de Letonia, Bulgaria y Rumanía. Somos una sociedad prototipo de desigualdad y por eso la salud en Canarias se está esgorrifando. El capitalismo neoliberal, de Reagan a Thatcher hasta nuestros días, marca un estilo de vida, una comedura de coco consumista. Para ser feliz, lo primero es el coche, el smartphone, el iPad…, y la comida lo último. Cuando salió la PlayStation, le preguntaron a alguien por qué hacía cola de madrugada y respondió: ‘Yo no comeré este mes, pero de aquí me llevo una Play”.

-¿Empezamos a ser gordos cuando llegan los guiris?
“En el 96, el profesor Serra, catedrático de Medicina Preventiva de Las Palmas, estudió a 2.500 personas y detectó un 15% de obesos en las Islas (9% la media estatal). En 2008, el doctor Cabrera, de Medicina Preventiva, del Hospital de la Candelaria, realizó el estudio más importante hasta ahora, el CDC (Cáncer, Diabetes y Corazón), con 6.890 sujetos y le salió un 30% de obesos, con incidencia en las clases más bajas. Un crecimiento meteórico en doce años. Empecé a ver fotos de los años 40, imágenes en blanco y negro de campesinos flacos en los lagares y las sorribas, chiquillos ágiles y mujeres que mantenían la línea en las plataneras y empaquetados. Vi personas mayores y tampoco eran obesas. El único gordo era un rico por fuera de una venta de comestibles, en La Palma. Eso cambió. Con el turismo sustituimos el estilo de vida. Fue una alteración invasiva”.

-¿No es genético, entonces, no lo llevamos en la sangre?
“Llegué a pensar si era cosa de los guanches. Y lo estudiamos a través del departamento de genética de la Universidad de La Laguna. Hay un genotipo guanche que sobrevive en la población actual: un 20% de genes fundadores aborígenes presentes en nuestra sociedad. El estudio descartó esa hipótesis. Los guanches no tienen la culpa”.

-¿Por qué desapareció el potaje y el pescado de la mesa del canario?
“El coste de las verduras. Y el tiempo que se tarda en hacer un potaje cuando el currante estresado llega a casa y la desgana lo inclina hacia la comida precocinada. Yo lo llamo el síndrome de la cocina tapiada. El microondas no mancha. En cuanto al pescado, es caro y no tenemos plataforma marítima”.

Benito Maceira: "La fórmula infalible para una vida sana es 5, 5, 0 y 5.000"
Benito Maceira. / Fran Pallero

-¿El gofio es recomendable?
“El gofio es de los mejores alimentos que tenemos, que hemos tenido y que tendremos los canarios. Yo me desayuno con gofio y a mis hijos los he criado con desayunos con gofio. Es saciante, un hidrato de carbono de fácil digestibilidad y tiene más propiedades que el famoso cornflakes, además de buen precio”.

-Hace 35 años, su programa de trasplantes renales fue un hito en la élite.
“Aquello fue un atrevimiento feliz. Cogimos la carrerilla y un año fuimos el centro mundial que más trasplantes hizo por cien mil habitantes. Fue tal el porcentaje de éxito, que querían venir a trasplantarse. Éramos líderes en donación. Tras más de 2.000 trasplantes, que coordiné con compañeros muy competentes (Bañares, Tomás González y hasta medio centenar) y tras ver el servicio de Nefrología de primer nivel que tenemos hoy en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) siento que son dos de mis mayores satisfacciones. La tercera fue describir la patogenia social de estas enfermedades”.

-¿Por qué en los colegios no se da educación nutricional?
“Porque muchos estén gordos hay otros que se forran. Y luego están los remedios milagrosos o el quirófano.Los estudios no se auditan y los días mundiales no sirven para nada. El quinto negocio más rentable del mundo es la obesidad (tallas, cirugía, resonancias, láser, escáner…). Hasta cuando morimos gordos, el ataúd es más caro. Es lo que llamo el aprovechamiento porcino de la población. Si se hace una política activa de prevención, se acaba el chollo. Es duro que yo tenga que decir esto”.

-La obesidad no figura en los programas electorales. ¿Qué hacer?
“Una revolución social. Crear conciencia crítica progresiva. El político no suele preguntarse por qué la población está enferma y no es feliz. Somos nosotros los sanitarios los que tenemos que
enarbolar esta bandera. La prevención está en el juramento hipocrático. La sanidad pública un día va a colapsar. Chico Whitaker, fundador del Foro Social Mundial, dice que esta es una batalla de una minoría crítica. La OMS, ya en 2008, avisó de que la ‘justicia social no es solo una cuestión ética, sino una cuestión de vida o muerte”.

-¿Canarias es un laboratorio de enfermedades cardiovasculares?
“Somos el paradigma, la liebre de lo que le va a ocurrir al mundo a la vuelta de unos pocos años. Un mundo obeso, diabético, con insuficiencia renal, graves enfermedades cardiovasculares,infartos, ictus, trombosis, hemorragias cerebrales… Suena dantesco, pero es así. Y no caminamos. Los canarios son los más tumbones del país. En 2006, el 55% prefería dedicar su tiempo libre a actividades que no requirieran esfuerzo físico, según estudió el Gobierno canario”.

-¿No hay más gente ahora que sale a caminar y correr?
“Los que van en chándal por la Avenida de Anaga con los audífonos no son de clase media baja. En las clases bajas se vive con tristeza, amenaza y frustración, hay un gran estrés social. Y se busca el chute de dopamina, la satisfacción inmediata, lo primero que se agarra en la nevera. El estrés social engorda y cansa, y quita las ganas de caminar. El miedo, cronificado, provoca constantes hormonas suprarrenales (adrenalina), cortisol, catecolaminas (que aumentan la presión arterial) y glucemia (azúcar). Un cóctel devastador. He descubierto una fruta estupenda: la granada”.

-¿La granada es milagrosa?
“Aquí, prácticamente, no se conoce. Yo llego a ella leyendo literatura médica de prevención de enfermedades cardiovasculares. Tiene unas propiedades medicinales naturales extraordinarias descongestiona la próstata; previene el cáncer; va bien para las lombrices intestinales; tiene un montón de flavonoides y antioxidantes para evitar la arteriosclerosis… Ya lo usaban los egipcios. Y una finquita en Fasnia la voy a dedicar a este fin, para procesarla como jarabe, extracto…”.

-¿Qué significa estar clínicamente gordo?
“El índice de masa corporal (IMC) se obtiene dividiendo el peso por la talla al cuadrado. Con de 25, el sujeto está patológicamente flaco. De 25 a 27, normal. De 27 a 30 tiene sobrepeso. Si es igual o superior a 30 es obeso, y por encima de 40 hablamos de obesidad mórbida. Canarias lidera el ranking europeo de obesidad mórbida y de mayores de 65 años y tutea el índice de obesidad infantil de Estados Unidos y México. En términos globales, somos los más obesos de Europa y tenemos los niños más gordos del mundo. Ser gordo ya es normal en Canarias. Con sobrepeso y obesidad sumamos un 74%”.

-Una bomba.
“Una bomba de relojería. La salud de los canarios está en una situación de alarma máxima. Es dramática la obesidad infantil canaria, a la par de la norteamericana. Los niños llevan en la mochila trece magdalenas, que son más baratas que una baguette de pan. Ese niño hermoso sufre distrofia farinácea (alteración por exceso de hidratos de carbono) y será un adulto obeso.¿Qué porvenir le espera a nuestra población? ¿Por qué nadie desactiva esa bomba?”.

-¿La diabetes avisa?

“La del niño, tipo 1, sí, porque se pone malísimo y se actúa enseguida. La de tipo 2 es una asesina silenciosa. La clave es la revisión. Podemos viajar toda la vida con la diabetes sin papeles”.

-De ese campo de batalla muchos vuelven ciegos y mutilados.
“Sí, porque la diabetes es la primera causa de ceguera, pérdida dental, infarto de miocardio,insuficiencia renal, impotencia sexual, amputación por falta de riego en dedos, tobillo, rodilla y muslo. Ciegos y mutilados. Es una imagen muy popular. El canario es aquella persona que tiene un familiar en Venezuela y otro diabético”.

El trasplante original

Se puede ser monorreno (vivir con un solo riñón) y ser un gran futbolista, como Juan Antonio Pizzi, paciente del doctor Maceira en su etapa en el Tenerife. Y se puede sobrevivir con un riñón ajeno. En la foto tamaño póster que cuelga de la pared de su casa-consulta del Toscal, tras jubilarse, hay varios hombres con bata blanca y una mujer. La primera persona trasplantada del riñón en Canarias fue Julia Hernández, de 40 y pocos años, vecina de Güímar, el 13 de febrero de 1981, en el HUC. Tras casi un lustro de diálisis, resultó elegida en el tipaje para evitar el rechazo del órgano donado procedente del Hospital de la Candelaria. Esos días el equipo médico permaneció expectante, “hasta que la paciente arrancara a orinar”. El tejerazo del 23 F pasó desapercibido para ellos durante más de 20 días de encierro. “Cuando orinó, todo salió bien”. La receptora vivió más de veinte años con normalidad y no murió de la glomerulonefritis (la inflamación del riñón) que la hizo famosa. Eran novatos, pero se habían puesto a punto. Maceira, en el Hospital Clínico de Barcelona, y otros en Londres o Escocia. Maceira, hijo de un militar del mismo nombre, gallego, y de la maestra nacional Dominguita Cruz, lagunera, había estudiado en Sevilla y en el Royal Free de Londres. Cuando en 1977 se propuse acabar con el exilio de los enfermos renales canarios en la Península, recurrió a un truco para ganarse a Francisco Bañares, el prestigioso urólogo, a su causa. “Me lo llevé a la sala de diálisis mientras un niño estaba enganchado a la máquina. “Eres un granuja”, me dijo, delante del drama, y no lo dudó: “Vamos a hacerlo”. “Así empezó la experiencia más bonita de mi vida.

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