puerto de la cruz

Chorros, fuego y música en la noche más corta

La Isla celebra la víspera de San Juan, una fiesta a la que se añade el tradicional enrame de las fuentes de agua en el Puerto de la Cruz
Noche de San Juan en Playa Jardín. | Fran Pallero

Un grupo de adolescentes luchaba en la playa de Punta Brava por encender una hoguera construida con unas pocas ramas. Curiosamente, a su lado, otro de edad más avanzada lo hacía con gran facilidad, como si sus integrantes hubieran estado ensayando durante días para no equivocarse ante la mirada atenta de quienes los observaban.

En el otro extremo de la playa portuense, la escultura efímera de Luigi Stinga, un fauno como representación del lado más salvaje de las fiestas: lo apolíneo, la razón, y lo dionisíaco como pasión, unidas en único momento, en el que se pierden todas las inhibiciones en la fiesta y se disfruta de manera espontánea, sin prejuicios, según describió el artista.

Toda la Isla celebró ayer la víspera de San Juan, especialmente las zonas cercanas al litoral, una festividad que mantiene un gran arraigo popular, especialmente en la ciudad turística, en la que se suma el tradicional enramado por los vecinos de los chorros de agua públicos, con frutas, verduras y ramas. La actividad que comenzó el viernes por la noche para que las diferentes fuentes de agua (Chorro Cuaco, de Mequinez, de Martiánez, del Muelle, de Cupido, de las Cabezas, de las Maretas y del Durazno) pudieran hoy ser visitadas y el público viera el proceso antes de convertirse en cuidadas obras de arte que vecinos y turistas no paraban de halagar y de inmortalizar con sus cámaras fotográficas y sus teléfonos móviles.

Desde primeras horas de la mañana y bajo un sol radiante, las playas de la localidad estaban llenas de gente. Martiánez, San Telmo, Punta Brava y el Castillo, eran un ir y venir continuo de personas. Un movimiento que se intensificó ya entrada la tarde, cuando adolescentes y familias enteras acudían a buscar un sitio en el que hacer su hoguera. Fueron cerca de 18.000 personas las que se concentraron en la ciudad, indicaron desde la dirección de seguridad del evento.

Bolsas de plástico o tela, neveras, baldes, hasta cajas de supermercados, eran válidos para llevar bebidas y comida, elementos indispensables en una noche como la de ayer, igual que la organización de distintos rituales para conseguir que los deseos se hagan realidad. Los más atrevidos trasladaron hasta mesas y sillas para poder estar más cómodos.

Los alrededores del Castillo San Felipe fueron el epicentro de distintas actividades culturales, como una exposición fotográfica de Mónica Rodríguez Medina, la narración oral de Antonio Conejo con su obra San Juan en igualdad, y un taller de reciclaje con jabones naturales.

Sobre las 20.00 la música comenzó a adquirir un mayor protagonismo con la actuaciones de Jeita, Jóvenes Cantadores, Kuarembó y Ruts & La Isla Music. A esa misma hora también comenzaron a encenderse las primeras hogueras, que algunos aprovecharon como asadero, y la playa ya era un lugar de difícil salida, donde todavía muchos osados se bañaban haciendo caso omiso de la leve brisa. Prácticamente no quedaba un hueco libre para aquellos que se acercaron a mitad de la fiesta y resignados, se conformaron con disfrutar de la velada en la acera.

Pasadas las 22.00 se prendieron las hogueras de playa Jardín. Una hora después se quemó el ser mítico de Stinga y tuvo lugar el espectáculo pirotécnico. Finalmente, a la medianoche se produjo uno de los momentos más esperados: el habitual encendido en la playa de Punta Brava.

Las fiestas de San Juan culminan hoy con el rito del baño de las cabras en el muelle portuense. Desde la mañana temprano los cabreros y sus animales llegarán desde distintos puntos de la geografía cercana en dirección al municipio, en cuyo mar se llevará a cabo este rito de fertilidad, orientado a renovar y encomendar a la divinidad el celo en los animales, como hacían antaño los guanches.

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