Nuria Campos es en la actualidad la directora de la Asociación Párkinson Tenerife, una patología con la que le une una vinculación personal.
-¿Cuándo comenzó su andadura en la asociación?
“Comencé como administrativo hace casi 15 años, y en aquel momento no se trataba solo de una oportunidad laboral, también conllevaba una connotación personal. Mi madre fue diagnosticada con la Enfermedad de Parkinson (EP) cuando yo tenía 12 años”.
-¿Cuál es la realidad del párkinson en Canarias?
“El pasado año nos consta que solo en Tenerife existían unas 4.000 personas afectadas”.
-¿Qué recomienda a cuidadores y familiares?
“Que no duden en acudir a nuestros centros, pues desde ellos ofrecemos todo el apoyo, información y asesoramiento, así como las pautas y estrategias para ayudar a gestionar y a convivir con la ardua tarea de ser cuidador. Es importante la atención y el cuidado a sí mismos”.
-¿El apoyo institucional es el suficiente?
“Tenemos apoyo institucional, aunque no todo el que deseamos y necesitamos (el Ayuntamiento de Santa Cruz, por ejemplo, a pesar de que más del 50% de las personas que atendemos residen en este municipio, no nos ayuda con nada, denegándonos cada año las subvención), así que solo nos queda seguir trabajando día a día para poder continuar con nuestra labor”.
-¿Teme que se pierdan los fondos para el centro de día?
“No se perderán, porque contamos con total apoyo del IASS y del Cabildo, pero sí se retrasará, y eso para nosotros es una connotación importante. La necesidad de cambiar de instalaciones es vital, pues el local de La Laguna, en el que estamos actualmente, es bastante precario y el espacio muy reducido, por lo que no podemos prestar el servicio de tal forma que optimicemos los resultados de la intervención al máximo. Además, no podremos ofrecer el servicio de centro de estancia diurna, que ha sido demandado de manera imperiosa por muchas familias en los últimos años, debido a la situación diaria que viven con un familiar diagnosticado con párkinson. Son muchos los casos en que algún miembro de la familia tiene que renunciar a la vida laboral, entre otras cosas, para hacerse cargo de su familiar. Es un servicio de carácter vital y que no podemos demorar más”.
-En este tiempo, ¿cuál ha sido la historia que más le ha marcado?
“He tenido muchas vivencias y experiencias a lo largo de todos estos años, así que ahora mismo no podría describir ninguna concreta. Solo puedo decir, que mi relación con el párkinson me ha hecho crecer no solo profesionalmente, sino, lo que para mí es más importante, me ha hecho ser la persona que soy hoy. El poder provocar una sonrisa, el poder contribuir de alguna manera a mejorar la vida de muchas personas y, en ocasiones, convertirte en su cómplice, en depositario de su confianza, es algo impagable”.
-¿Cuáles son los retos que se ha marcado el colectivo?
“Seguir ofreciendo un servicio especializado y personalizado y seguir creciendo como entidad, ofreciendo los mejores servicios y atenciones”.
-Su vinculación personal con la enfermedad es fuerte…
“Escuché por primera vez la palabra párkinson cuando tenía escasos 12 años, momento en el que se lo diagnosticaron a mi madre, siendo ella muy joven. A partir de ese momento, se trazó mi destino, o al menos así lo considero. No tenía ni idea de lo que era y mucho menos de lo que sería. No entendía por qué la gente ponía aquellas caras cuando yo ingenuamente comentaba que mi madre tenía párkinson. Con el paso de los años, comencé a entender y tengo que reconocer que me enfadé con el mundo. Esta experiencia de vida me ha hecho crecer no solo profesionalmente, sino ser la persona que soy hoy. Cada vez que atiendo a una familia, revivo en mí todos aquellos años, en los que pasé de ser hija a ser cuidadora (conjuntamente con mis hermanos) sin que pudiese darme cuenta”.
-A veces se suele asociar la enfermedad con edades avanzadas, pero ¿sigue siendo así?
“La mayor incidencia sobre la enfermedad recae en las personas mayores de 65 años, pero también es cierto que el número de personas jóvenes diagnosticadas en los últimos años cada vez es mayor”.