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“Canarias tiene la natalidad más baja de España y en las islas occidentales hay un problema de envejecimiento”

José León García Rodríguez es profesor titular de Geografía Humana de la Universidad de La laguna
José León García Rodríguez es profesor titular de Geografía Humana de la Universidad de La laguna. / Fran Pallero
José León García Rodríguez es profesor titular de Geografía Humana de la Universidad de La laguna. / Fran Pallero

Este mes ha cumplido 40 años como docente y está considerado uno de los grandes expertos en demografía del Archipiélago. En esta entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS, José León García Rodríguez, advierte del desplome de la natalidad en los últimos dos decenios en Canarias y del envejecimiento de la población de las islas occidentales, aunque se revela ante la barrera que establecen las estadísticas oficiales para fijar a los 65 años la puerta de entrada al segmento de mayores, justo su edad. El imparable aumento de la esperanza de vida le dan la razón.

-Los 88 municipios canarios envejecen, aunque lo hacen a dos velocidades: mientras el fenómeno se percibe más moderado en Lanzarote y Fuerteventura, se ha acelerado en La Palma, La Gomera y El Hierro. ¿Preocupa especialmente la situación en estas islas, donde casi uno de cada cuatro habitantes alcanza o supera los 65 años?
“Sí, son las islas que han registrado una caída mayor de la natalidad desde hace más tiempo, porque se han visto más afectadas por la emigración y no han tenido la revitalización demográfica que registraron en los años 70 Lanzarote y Fuerteventura. Las islas occidentales no han tenido el impulso del desarrollo turístico de las orientales y por eso se han quedado paralizadas desde el punto de vista demográfico, incluso La Palma ha perdido población en los últimos 10 años. Ahí el papel de los recursos públicos es fundamental. La población está muy envejecida y la necesidad de recursos asistenciales para las personas mayores es perentoria”.

-La última proyección del Instituto Nacional de Estadística apunta a que en el año 2033 el 25% de la población española será mayor de 65 años. ¿Y qué ocurrirá en Canarias?
“En las islas occidentales, sobre todo, habrá más envejecimiento. Por eso el papel de las administraciones debe ser el de intentar revitalizar la demografía de estas islas, evitando la sangría emigratoria de los jóvenes con la creación, por ejemplo, de centros de estudios universitarios que puedan facilitar una salida laboral en esos territorios para retener a la población más joven. Hay que poner en marcha incentivos desde la Administración”.

-¿Se puede asegurar que el envejecimiento es el principal problema demográfico de Canarias?
“Ahora mismo sí, junto al desempleo. Vamos camino de ser una de las regiones más envejecidas de España, sobre todo las islas occidentales. La inmigración es el factor que causa que el fenómeno del envejecimiento sea más lento”.

-Los índices de natalidad también parecen estar de capa caída desde hace unos años en las Islas…
“Ahí nos encontramos un dato contundente. Canarias tiene la tasa de fecundidad más baja de España. En los últimos 25 años hemos pasado de ser la segunda comunidad autónoma con el índice de natalidad más alto del país a una fecundidad de 1,06 hijos por mujer, es decir la mitad de lo que se considera normal para una renovación generacional, que son dos hijos”.

-¿Y qué factores influyen para que las Islas lideren el ranking de las regiones menos natalistas?
“Sobre todo, nuestra situación económica. Primero se produjo una reducción de la fecundidad como consecuencia de la urbanización y del trabajo de la mujer, luego vino el retraso en la edad de concebir hijos, lo cual reduce la posibilidad de tenerlos y, por último, la crisis económica. Esta es una sociedad con elevados niveles de desempleo y de pobreza y uno de las índices más altos de España en rupturas matrimoniales. Tampoco tenemos unas políticas demográficas que ayuden a las familias. El 80% de ellas no reciben aportaciones significativas”.

-Volviendo al envejecimiento. ¿Se puede sostener un país de casi 50 millones de personas en 2033 con más de 12 millones con edades superiores a los 65 años?
“Es algo que hasta ahora no ha ocurrido. Habrá que buscar fórmulas, porque con el aumento de la esperanza de vida, que ya está en los 82,5 años para los varones y 85 para las mujeres, un amplio segmento de la población que cumple 65 está muy bien físicamente, con lo que habrá que plantearse la vida laboral de otra manera. Además, financiar toda esa población sin actividad laboral será muy difícil”.

-Si la medicina avanza y la esperanza de vida crece, ¿no habría que revisar el listón fijado en los 65 años que marca la frontera del segmento de mayores?
“Sí, porque hablamos de personas que están en una edad muy aprovechable socialmente y que pueden aportar conocimientos, experiencia y madurez”.

-¿Se puede intuir cuánto crecerá la esperanza de vida en España este siglo?
“Las proyecciones hasta el 2033 prevén que siga aumentando la esperanza de vida en 1´8 años para las mujeres y en 2´5 para los varones, con lo cual el proceso de ganar años de vida va a seguir”.

-Hay municipios en Canarias, sobre todo los rurales, que han perdido población en los últimos años. ¿Existe riesgo de despoblamiento?
“Ya hay un cierto despoblamiento en algunos lugares. En medianías y zonas altas del sur de Tenerife, entre el Valle de Güímar y Granadilla, hay muchas casas vacías y poca población. Algunas viviendas se utilizan únicamente para fines de semana. El tamaño de las islas hace que sea más fácil realizar desplazamientos”.

-Hablando de desplazamientos, esta isla padece un grave problema de movilidad que se refleja cada día en las autopistas. ¿Vislumbra alguna solución?
“Es difícil si tenemos en cuenta la forma de gestionar la residencia y el lugar de trabajo. El transporte público, si coincide en la misma vía con todos los vehículos privados, sufre el mismo colapso. Hay que promover un cambio mental de la sociedad en la que vivimos, una revolución de la movilidad. Una isla como Tenerife tiene la dimensión de algunas grandes ciudades europeas, pero sin los medios de transporte de estas. Es necesario una reflexión profunda”.

-Pero es innegable que la realidad ha ido muy por delante de las previsiones de las administraciones…
“Sí, sí, sí. Hemos ido a trompicones, no se ha planificado. Aunque a veces le echamos toda la culpa a los políticos y a la incapacidad de tomar decisiones, una parte importante del poblamiento lo hemos diseñado nosotros. La gente ha hecho la casa allí donde ha querido. Hace unos días un profesor de arquitectura técnica leía una tesis doctoral que llevaba a la conclusión de que más del 70% de las edificaciones en Tenerife se construyeron de manera ilegal. El crecimiento urbano ha sido sobre terrenos rústicos, no sobre espacios planificados. Y la Administración en lugar de aplicar la ley, que obligaría a derribar todas esas edificaciones ilegales, ha hecho sucesivas regularizaciones y legalizaciones, además de incluir dentro del planeamiento regular lo construido al margen”.

-¿Qué lectura hace del fenómeno de la llegada de ciudadanos desde países de la UE, especialmente de italianos al Sur?
“Es una inmigración con un cierto nivel de cualificación, que conoce idiomas, que viene atraída por los nichos laborales y por el clima. Llegan como turistas y eligen vivir aquí”.

-Los índices de natalidad se han disparado en África Occidental. En países como Mali las mujeres tienen una media de siete hijos. Las necesidades en esta zona se multiplican y los efectos del cambio climático provocarán grandes migraciones. ¿Qué consecuencias tendrá para las Islas?
“Estamos al lado de África, aunque es verdad que junto a un desierto que actúa de frontera y con escasa población en miles de kilómetros. Pero África es hoy el continente con mayor pobreza, graves problemas alimentarios y los índices más elevados de natalidad. Eso tendrá consecuencias sobre todo para Europa. La gran mayoría de los flujos africanos ven en estas islas una puerta más fácil de abrir, pero casi siempre para acceder a otros lugares”.

-Hace años se abrió en las Islas el debate sobre un posible riesgo de superpoblación. El Archipiélago supera actualmente los 2,1 millones de habitantes. ¿Hay un tope de residentes?
“El planteamiento de la carga demográfica que puede soportar un territorio es un debate que se considera superado porque nunca se incluye el incremento de la productividad. En Canarias, quién iba a pensar hace 100 años que con el sistema productivo de antes íbamos a tener hoy más de dos millones de habitantes. Es probable que en el futuro aparezcan fórmulas que posibiliten un aumento de población y no a costa del empobrecimiento, sino de mejorar la situación en la que estamos”.

-¿Con la diferencia entre nacimientos y defunciones decreceríamos demográficamente?
“Sí. Ya hay más defunciones que nacimientos. Estamos empezando en esa dinámica y crecemos porque hay un espacio de posibilidades, laborales y de residencia, que cubre la inmigración, un fenómeno cuyos límites los establecen las dinámicas económicas”.

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