Es oficial retirado del Ejército del Aire, miembro de Colectivo de Militares Demócratas Españoles, y de la directiva de la Asociación Civil Milicia y República (ACMYR). Sin embargo, el nombre de Floren Dimas ha sonado más que nunca en los últimos dos meses como consecuencia de la carta que le escribió a los 600 altos mandos (que ya llegan a 1.000) de la Fuerzas Armadas que firmaron el Manifiesto de Adhesión a la Memoria de Franco. Esta misiva y la exhumación de los restos del dictador, lo trajeron la semana pasada a Tenerife a dar dos charlas, una en Los Realejos y otra en Arafo, invitado por las agrupaciones de Izquierda Unida Canaria.
– Empezaron siendo 181 y ya van más de 1.000. ¿No es una cifra preocupante el número de militares que con su firma piden respeto para el general Francisco Franco Bahamonde como “soldado de España”?
“Es un disparate y eso es lo preocupante. Generalmente, la impronta franquista en las Fuerzas Armadas se ha intentado minimizar, pero ahora no se puede hablar de nostalgia, porque hemos nacido en una época de dictadura pero nuestra mayor parte de la trayectoria vital es en democracia y nuestro compromiso es con este régimen. ¿Qué pasa, que para estos señores no hubo transición? Si quieren decir lo que piensan, que cuelguen el uniforme. Eso es coherencia. Pero si cobran de la institución se deben al servicio de unos valores que son incompatibles con el documento que han firmado. ¿Alguien se imagina que ahora en el ejército alemán un grupo de generales y almirantes suscribiesen un escrito a favor del cabo Hitler? Eso es imposible”.
– En su opinión, ¿que los llevó a firmar ese manifiesto exigiendo que no se exhumaran sus restos del Valle de los Caídos?
“Si estos militares son profranquistas, el mayor símbolo franquista que hay en España no es el Valle de los Caídos sino el propio Franco y por lo tanto, se les está tocando la esencia de sus pensamientos y donde se nutren sus convicciones ideológicas y al ver que se tambalean, deciden dar ese paso. Lo que tienen en común y eso es lo grave, es que estos mil firmantes lo hacen como militares, una afrenta directa a la soberanía popular, intentando disuadir a un gobierno legal y legítimo del desalojo de los restos del Valle de los Caídos. Pero no solo se contentan con ello, sino que lo hacen, además, exaltando la figura de Franco como militar. No se puede estar al servicio de unas fuerzas armadas que defiende el orden constitucional y defender al franquismo y a Franco, que fue justamente quien lo vulneró”.
– Su reacción como militar no se hizo esperar. Días después de que se publicara el manifiesto usted escribió una carta en la que arremetió contra los compañeros que defienden la dictadura, a quienes les recuerda que viven en una democracia “ganada y regada con la sangre y el sacrificio heroico de quienes se opusieron al régimen. ¿Por qué lo hizo?
“Por la falta de una respuesta enérgica y contundente a ese manifiesto por parte del ministro de defensa, quien debería haber abierto una investigación para determinar quienes están en situación de reserva, que son los que están sometidos a una disciplina militar. Sin embargo, no se hizo nada. Tampoco chistaron desde los partidos políticos, ni siquiera sus máximos líderes, ninguno compareció. Todos los medios de comunicación destacaron el manifiesto, el asunto se convirtió en un circo y nadie dijo nada. El Gobierno no puede estar jugando con medias tintas en temas como éste”.
– ¿Se puede separar al Franco político del Franco militar, como pretenden los firmantes?
“Franco fue uno y fue un dictador, calificado por la ONU en 1946 como un régimen fascista que encabeza y dirige él durante 40 años. ¿Cómo se separa al Hitler político del militar? No se puede hacer una hipótesis sobre un imposible, porque entonces tendríamos que empezar a analizar las guerras coloniales, los métodos que empleaban las tropas españolas, y preguntarnos qué intereses y de quienes estaban defendiendo, si del común de los españoles o de las compañías mineras con capital catalán”.
– ¿Qué le parece la petición de la familia Franco de que los restos del dictador sean trasladados a la catedral de La Almudena y con todos los honores militares?
“La familia tiene su propio criterio y la soberanía de hacer con los restos de su antepasado lo que quieran. Eso es irrelevante, lo que no lo es el lugar que le quieren designar, en frente del Palacio Real, o sea que a los seguidores, simpatizantes de Franco y a los turistas, se lo acercan. Ahora van al Museo del Prado, después al Palacio Real y luego a La Almudena a adorar sus restos. La iglesia cuenta en este caso con la complicidad del arzobispo de Madrid que argumenta que como institución no puede oponerse. Pero la ley de memoria histórica de 2007 no está derogada y en su artículo 15 que habla de los símbolos franquistas, establece que las instituciones públicas deben retirar escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura, y sus restos lo son. También podrán retirarle las ayudas a los propietarios privados que no lo hagan. Y en este sentido, la iglesia es la institución que más exenciones fiscales tiene -no solo el IBI- además de las partidas que recibe de los presupuestos generales. Con lo cual, si el Gobierno quiere aplicarle ese artículo para hacer cumplir la ley, lo puede hacer”.
– Usted participó en las reuniones previas al proyecto de Ley de Memoria Histórica, pero después fue muy crítico. ¿Qué es lo que no lo convence?
“Es una ley de reparación a las víctimas y de memoria histórica pero no hay impunidad. Considero que los victimarios tienen que ser procesados y si están fallecidos, la responsabilidad penal queda extinguida y se aclara, pero no se van de rositas. Pero no plantea ninguna reivindicación, ni de tipo judicial ni para reclamar bienes. Es una ley de beneficencia que contempla aspectos de reparación moral. Y además, algo muy grave, privatiza las exhumaciones. La calificación de un crimen la otorga un juez, no los forenses, ni los arqueólogos. Tampoco la familia, los periodistas o los historiadores. Por lo tanto, si no hay presencia judicial no hay crimen y tampoco imputación. Se le está dando el mismo tratamiento a una víctima del franquismo que a un resto arqueológico. Ningún juez ha hablado de crímenes del franquismo. Esa es la deuda que hay. Pedimos la aplicación de la ley internacional que exige que se anule la ley de punto final, como se hizo en Chile, Argentina, Guatemala y El Salvador”.
– ¿Y este aspecto se contempla en la revisión que quiere hacer el presidente, Pedro Sánchez?
“Es como una autoreforma de la ley que ellos mismos hicieron (por el PSOE). Lo hicieron tan mal que ahora se han dado cuenta, pero mantiene la impunidad y se centra en la reparación. Es lo mismo que a un familiar víctima de ETA le pongan psicólogos, le den un trabajo, una vivienda, pero no se investigue quien cometió el crimen”.
– ¿Hay militares demócratas en el ejército?
“Claro que los hay, pero tienen miedo de hablar. Todo lo que suena a valores democráticos suena subversivo, algo inaudito hoy en día. Hay que estar metido en ese mundo para entenderlo”.
– ¿Qué cambios implementaría en las fuerzas armadas?
“El primero, una revolución pedagógica en las academias militares. Aunque por su propia naturaleza las fuerzas armadas no son una institución demócrata, porque se basa en la disciplina, su principal razón tiene que estar basada en el amor a la democracia y eso no lo he oído nunca. Se habla siempre de valor, sacrificio y de su majestad el rey, pero para nada de los españoles. La formación militar se arma de unas convicciones que ayudan a cumplir una orden en un momento dado a sabiendas de que vas a morir. Esa fuerza moral sí se imparte, pero hay otra de origen, y es que se está al servicio del interés de los españoles, no de España, el único país con Corea del Norte en los que el jefe del estado lo es también del ejército”.
– ¿Con los restos de José Antonio Primo de Rivera se debería hacer lo mismo que con los de Francisco Franco?
“De este último se habla poco pese a la impronta terrible que la tenido la Falange, sin ningún paliativo, un movimiento que él mismo ayudó a crear. Es un personaje de primera magnitud en la preparación del golpe de estado de 1936 y por lo tanto, también se tiene que ir del Valle de los Caídos”.
– ¿A que destinaría este conjunto monumental?
“Lo convertiría en un memorial de las víctimas del franquismo con archivo, biblioteca y centro de investigación, que sea un lugar de referencia de lo que fue la represión franquista. La polémica es que se hace con la cruz, porque en este aspecto también intervienen los arquitectos, restauradores, e historiadores del arte. En el colectivo al que pertenezco entendemos que es el símbolo de un monumento y por lo tanto, hay que mantenerla. Es como si a la catedral de Sevilla le quitamos la Giralda”.