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José Campello, portavoz de los trabajadores de prisiones de Tenerife: “Cuando hay una pelea entre presos solo llevamos una emisora y un bolígrafo”

José Campello, portavoz de los trabajadores de las prisiones tinerfeñas, denuncia que aunque el trato con la mayoría de los reclusos es normal, las agresiones “surgen cuando menos te lo esperas”
Los funcionarios de los centros penitenciarios de Tenerife se manifestaron ayer en la subdelegación del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife. DA

Tras una semana acampados en el exterior del Centro Penitenciario Tenerife II, los trabajadores y trabajadoras de Instituciones Penitenciarias en la Isla se unirán a la convocatoria de seis días de huelga, para el 24 y 26 de octubre y el 6, 8, 13 y 15 de noviembre con el fin de exigir al Ministerio del Interior la mejora de sus condiciones económicas, el aumento de la plantilla, la consideración de agentes de la autoridad y la dotación de medios de seguridad. “Nos sentimos desprotegidos, cuando hay peleas entre presos solo podemos actuar con una emisora y un bolígrafo. Ahí sentimos miedo”.

Las agresiones son un tema de discrepancia debido al protocolo aprobado por el Ministerio del Interior y que intenta “camuflar el número de incidentes dentro de los centros”. Ahora un incidente se considera agresión si los funcionarios presentan un parte médico de lesiones, por lo que se dejan fuera los insultos o amenazas con cualquier instrumento capaz de hacerles daño.

Uno de los portavoces en Tenerife de la Plataforma de funcionarios Tu abandono nos puede Matar, José Campello, afirma que “hay veces que podemos sentir algo de miedo o preocupación, pues estamos dos funcionarios para una media de 170 internos”, cifra que años atrás llegó a ser de 200 internos por módulo.

Siguiendo el nuevo protocolo del Ministerio, en el año 2017 se registraron 13 agresiones a funcionarios en los centros de las Islas y 305 en toda España. “Estamos en una media de dos agresiones al día en los centros penitenciarios españoles. Uno de los compañeros que fueron agredidos la semana pasada en La Coruña continúa ingresado en el hospital”, lamenta. En junio del año pasado, diez internos de Tenerife II participaron en una reyerta y uno de los funcionarios que intervino fue amenazado con el palo de una fregona. Dos meses antes, otro recibió un puñetazo en la cara. En aquel entonces, un funcionario permanecía de baja por otra agresión anterior.

Normalmente, un vigilante se enfrenta a un modulo “desprotegido”, solo con una emisora y un bolígrafo, pues no llevamos ningún medio coercitivo si se produce una pelea entre presos”. Aunque el trato con la mayoría de los reclusos es normal, las agresiones “surgen cuando menos te lo esperas”. Ante esta situación, los funcionarios tienen que tirar de “experiencia y profesionalidad” para no verse involucrados en una situación de riesgo. “Vamos aprendiendo a saber resolver las situaciones de tensión”, sobre todo en determinados módulos, pero “es una situación a la que no estamos ajenos, se puede producir una pelea entre internos o una agresión a los funcionarios. Cuando se presenta un problema y debemos ir a detener una pelea multitudinaria ya vamos preparados con escudos, cascos, defensas de goma y grilletes”.

Es habitual que dentro de los centros se incauten armas y punzones carcelarios. “Los hay en todas las prisiones, aunque normalmente no suelen utilizarlos contra nosotros, sino para defenderse o amenazase entre ellos por diferentes motivos, sobre todo deudas o algún ajuste de cuentas”. Los presos más conflictivos suelen ser los recluídos en departamentos de aislamiento y multirreincidentes. “En Tenerife no es tan habitual, pero en Las Palmas varios internos en aislamiento quemaron el pasado mes los colchones de su celda en tres ocasiones”, lo que obligó a los vigilantes a entrar para salvarles la vida, pero también esperando una agresión con un pincho o una cuchilla de afeitar. “Sabemos que el recluso quiere liarla, pero debemos actuar pues se está asfixiando”. “Aquí tenemos internos menos peligrosos, pero eso no quiere decir que no pueda pasarnos a nosotros”, continuó José Campello.

También preocupa la radicalización de presos en los centros. Recientemente se ha desmantelado una red de 25 miembros, la mayoría musulmanes encarcelados por actividades terroristas, aunque también había presos comunes que “los compraron, con la intención de agredir a los funcionarios”.

MÁS MEDIOS

Para evitar estas situaciones de peligro el colectivo “necesitamos medios actuales”. Si los Mossos y otros cuerpos policiales “ya usan o se estudia la utilización de pistolas Tasser, nosotros creemos que podrían ser muy útiles para reducir a algunos reclusos agitados o con problemas psicológicos”. También demandan “formación en defensa personal llevada a cabo y gestionada por la propia Administración”.

La consideración de agente de la autoridad es muy importante para los funcionarios “porque actualmente cada agresión no es considerada como delito sino como falta, lo que supone una pena menor. Estamos en el mismo Ministerio, pero tenemos distinto nivel de dignidad que policías y guardias civiles”, lamenta. “Realizamos una función importante. Tenemos a nuestro cargo a la gente que la sociedad quiere apartar, que son un problema por lo que han hecho, pero tampoco deben olvidarnos. Tenemos que retener, custodiar, reinsertar y reeducar a esa gente. Un trabajo muy difícil porque nos faltan medios y personal”.

Todas estas situaciones de riesgo también vienen relacionadas con la falta generalizada de personal, unos 3.400 trabajadores en toda España, -en Tenerife II existen unas 48 vacantes-, lo que supone un sobreesfuerzo para los funcionarios que están trabajando en todos los puestos.

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