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Rosario Porto, en la cárcel por matar a su hija Asunta, intenta ahorcarse con un cordón

Porto ya ha protagonizado incidentes similares: en 2017 fue encontrada desmayada tras ingerir varias pastillas el día en que iba a ser trasladada de prisión
Rosario Porto y Alfonso Basterra, ambos en prisión por la muerte de su hija adoptiva Asunta Basterra. / FOTO DE ARCHIVO DA

La dirección de la prisión de A Lama (Pontevedra) ha endurecido las medidas de control sobre Rosario Porto, quien cumple una condena de 18 años de cárcel por el asesinato de su hija adoptiva Asunta Basterra Porto, después de que la reclusa protagonizase un amago de suicidio el pasado día 12 de este mes.

Distintas fuentes penitenciarias consultadas por Europa Press han confirmado que el incidente tuvo lugar la pasada semana en el momento de la ducha. Fue entonces cuando Porto empezó a llamar a la interna que tiene asignada en el marco del protocolo de prevención de suicidios, que la halló con el cordón de la sudadera de un chándal al cuello.

Aunque el acto pudo afectar a su integridad física, las fuentes consultadas por Europa Press apuntan que la forma en la que se desarrollaron los hechos da a entender que la interna, que se encuentra “deprimida”, actuó como “una forma de llamar la atención”.

Porto fue trasladada a la enfermaría sin sufrir lesiones graves y la dirección de la cárcel ha elevado las medidas del protocolo de prevención de suicidios que nunca se le llegó a retirar, ya que no es la primera vez que protagoniza un incidente de este tipo.

Así, fuentes del centro penitenciario han ratificado que ahora está con más de una interna de confianza; y que su vigilancia por parte de los funcionarios también se ha reforzado, ya que se comprueba su estado cada dos horas.

Fuentes de Instituciones Penitenciarias, por su parte, se han limitado a ratificar que “se han reforzado las medidas” del protocolo de prevención de suicidios.

EN 2017 INGIRIÓ PASTILLAS

No es la primera vez que Porto protagoniza un incidente similar. En febrero de 2017 fue localizada desmayada en su entonces celda de la cárcel de Teixeiro (A Coruña), tras ingerir varias pastillas, coincidiendo con el día en que iba a ser trasladada de prisión, para cumplir condena en la de A Lama.

Fuentes penitenciarias confirmaron entonces que le había sido comunicado su traslado desde Teixeiro a la cárcel de A Lama, un procedimiento habitual en estos casos una vez que la condena es firme.

Ya en ese momento indicaron que no era la primera vez que Rosario Porto actúa de una forma similar cuando “recibe una noticia que no le gusta”, e hicieron notar que la ingesta de pastillas coincidió con la hora de recuento de presos, en torno a las 8,00 horas de la mañana, con lo que entendían que se trataba de una “llamada de atención” y no un intento real de quitarse la vida.

FALTA DE ATENCIÓN PSIQUIÁTRICA

El nuevo intento de Porto de atentar contra su integridad física se produce en el mismo mes en el que representantes sindicales de la prisión de A Lama informaron de que funcionarios del centro habían salvado la vida de dos internos que intentaron suicidarse.

Entre otras cuestiones, los sindicatos, inmersos en un huelga en la que reivindican la necesidad de mejorar la plantilla, apuntan a la “falta de servicios sanitarios” y, en concreto, a las carencias en el área psiquiátrica de esta prisión.

Según los datos recopilados por Europa Press, la mayor parte de las muertes que registran las cárceles ubicadas en Galicia, en la misma línea que en el conjunto de centros penitenciarios del Estado, no se producen por causa natural, sino que tienen detrás la incidencia de las drogas o el suicidio.

De hecho, el último informe de mortalidad en prisiones de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, que analiza la situación en el año 2017, refleja que en las cárceles de A Lama; Bonxe y Monterroso, ambas ubicadas en la provincia de Lugo; y Teixeiro (A Coruña), fallecieron un total de 13 reclusos.

Por su parte, el director de la prisión de A Lama, José Ángel Vázquez, en declaraciones a Europa Press, defendió este fin de semana la labor de prevención, educación e incluso de tratamiento terapéutico que se realiza no solo en el centro penitenciario que dirige, sino en todas las cárceles. “El día a día en una cárcel, no digo solo en la de A Lama, sino en cualquiera, no son los incidentes”, reivindicó.

CONDENA A 18 AÑOS

La Sala II de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) desestimó en octubre de 2016 los recursos presentados por los padres de Asunta, Rosario Porto y Alfonso Basterra, y ratificó la sentencia que los condenó a 18 años de prisión por el asesinato de su hija.

Previamente, en marzo del mismo año, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) confirmó la condena a los padres de Asunta emitida por la Audiencia Provincial en un auto en el que se avalaban los hechos recogidos como probados en el auto original del juez Jorge Cid Carballo, excepto en el punto que se refiere a la participación directa de Alfonso Basterra en la muerte de la niña.

Así, el alto tribunal gallego introdujo una modificación en los hechos probados según la cual fue Rosario Porto la única culpable de asfixiar a su hija Asunta, aunque determinó que esto lo hizo “en ejecución del plan preconcebido” con Alfonso Basterra para acabar con la vida de la menor.

Aún teniendo en cuenta esto, y tras desestimar las irregularidades alegadas por las defensas de los padres, el TSXG indicó que la pena que cabía imponer a Basterra por este caso era la misma que a Porto, 18 años de prisión por asesinato con agravante de parentesco y abuso de superioridad. El Supremo ratificó los fundamentos de la sentencia.

Asunta Basterra Porto, de 13 años, murió asfixiada el 21 de septiembre de 2013, aunque su cuerpo, abandonado en una pista forestal en las proximidades de Santiago de Compostela, no fue localizado hasta la madrugada del día 22.

La investigación posterior, que terminó con el encarcelamiento de sus padres adoptivos, determinó que, además, la menor había consumido antes de su muerte y en los meses previos distintas cantidades de ‘lorazepam’, la última en rango “tóxico”.

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