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El hallazgo arqueológico que podría conducir al pasadizo secreto del que hablan desde hace 4 siglos los palmeros

El hallazgo arqueológico en el Castillo de Santa Catalina puede dar fe de la existencia de este túnel que llegaría al antiguo convento
la arqueóloga responsable del proyecto junto al investigador Domingo Acosta Felipe. | DA

Es prematura ninguna confirmación, pero se mantiene la esperanza de que el hallazgo arqueológico de carácter histórico en la excavación que se lleva a cabo en el emblemático Castillo de Santa Catalina, liderado por la arqueóloga Nuria Álvarez Rodríguez, pueda ser la confirmación de lo que se denominan “historias de impronta marítima”, y que señalan la existencia de un pasadizo secreto que comunicaba este edificio defensivo que data del siglo XVII con el Convento de San Francisco, y más concretamente con la capilla del Señor de la Piedra Fría. Así lo indican en la publicación editada en el año 2014 el cronista oficial de Santa Cruz de La Palma, Manuel Poggio Capote, y los investigadores Francisco J. Martín Pérez y Antonio Lorenzo Tena.

Desentrañar que hay bajo la excavación en la que trabaja sin descanso, pero con presupuesto limitado la autora de este hallazgo, Nuria Álvarez, con el inestimable apoyo del también investigador Domingo Acosta Felipe, es una cuestión que solo podrá despejar el tiempo y la voluntad política y presupuestaria que desde la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias, se destine a este fin. A tal conclusión se llega con facilidad: En apenas cuatro semanas terminará el proyecto de este departamento con una financiación de 7.000 euros que de momento ha permitido localizar un suelo de piedra en una de las habitaciones del Castillo de Santa Catalina, una antigua fortificación que, recuerda el gerente y guía del histórico inmueble, Francisco Jesús Acosta Felipe, solo durante el pasado año recibió la visita de 70.000 turistas, el 85% de los cuales eran de procedencia europea.

Nuria Álvarez Rodríguez lidera el proyecto financiado por la Dirección General de Patrimonio. | DA

La excavación, el hallazgo de la experta en Arqueología y la continuidad del proyecto más allá del mes de diciembre de este año, en base a la financiación regional, pueden ahora desentrañar algunos aspectos de la historia de La Palma, dejar hablar al pasado para contribuir a un conocimiento más detallado de la historia palmera del siglo XVII. En el libro ¡Ah de la nave¡ Historia y Cultura del corso berberisco en la isla de La Palma, sus autores señalan que “la cultura popular ha dado como un hecho seguro que estos corredores discurrían a través del subsuelo, aunque lo cierto es que aún no se ha descubierto ningún indicio documental o arqueológico que constate su existencia”. Los relatos de la tradición oral, subrayan, “afirmaban que se trataba de pasillos para comunicar, abastecer y evacuar las principales instituciones en caso de una amenaza naval o, incluso, para esconder a las autoridades locales o a los vecinos más relevantes”. Este pasadizo que ahora se busca, cuyo interés llega al ámbito institucional tras la curiosidad de los obreros que en el año 2015 cambiaban dos baldosas que dejaron ver que “había algo bajo tierra”, tendría un carácter defensivo y su uso sería como vía de escape en una eventual retirada, como forma de aprovisionamiento o eventual escondrijo. “La idea era aprovechar la oquedad hecha por los obreros para cambiar las dos baldosas, aunque sabemos que es como buscar una aguja en un pajar. Esto que hemos encontrado nos habla del pasado y tiene un enorme valor desde un punto de vista histórico; ahora tocará investigar para datar a qué fecha pertenece este suelo y sí es posible continuar”.

Nuria Álvarez, la arqueóloga al frente de la excavación y dedicada a esta profesión por pura vocación, relata los detalles del hallazgo mientras sostiene una pala y un pequeño pico, cubierta de tierra y con una cara de satisfacción en la que se adivina el acierto vital que para ella supuso, nos confiesa, dedicarse al mundo de la Arqueología atraída por el mantra que su padre, con ella pequeña de la mano, le decía al recorrer la ciudad: “Si estos muros, si estas piedras hablaran…”. Nuria está dispuesta a que hablen, a sacarlas a la luz para dotar de mayor valor cultural, si cabe, al ya emblemático Castillo de Santa Catalina.

Pueden pasar años antes de que se desentrañe el misterio del pasadizo, su veracidad y existencia, pero el objetivo, indiscutiblemente está más cerca. La arqueóloga recuerda que “este trabajo tiene una reversión directa en la sociedad, tanto a nivel económico, por lo que aporta como valor patrimonial al edificio histórico, como desde un punto de vista cultural y para desentrañar y dar veracidad con datos objetivos a las historias que durante siglos han circulado sobre lo que hay bajo el Castillo”.

Por delante, Nuria tiene la redacción de una memoria del proyecto que terminará con el año 2018, pero mantiene la esperanza de dar continuidad a este apasionante hallazgo, que ha provocado la sorpresa y la satisfacción del jefe de la sección de Arqueología y Patrimonio Histórico del Cabildo insular de La Palma, Jorge Pais. El día que conocía la sorprendente noticia de la aparición de suelo empedrado en la excavación, subía Calle Real arriba con la emoción que solo pueden dibujar en la cara los enamorados de la noble profesión de la búsqueda histórica, la Arqueología. Un grupo de turistas europeos coinciden a su entrada al Castillo con Pais, atraídos por la prestancia de esta construcción, cuyo diseño pasó después de su construcción por mano de obra obrera y esclava, en 1685, a copiarse en distintos puntos de la geografía americana, con nada más y nada menos que más de 400 castillos.

Francisco Jesús Acosta Felipe, gerente y guía del Castillo de Santa Catalina. | DA

Francisco Jesús Acosta Felipe, la voz de la historia del Castillo

Francisco Jesús Acosta Felipe es el hombre que, cada día, desentraña a cientos de visitantes, la historia del Castillo de Santa Catalina, abierto al público para las visitas desde el año 2015, y después de detectar el interés de los turistas, que pedían visitarlo. El Castillo de Santa Catalina fue vendido por el dictador, Francisco Franco, a través del Ministerio de Defensa, junto con otros 100 castillos del territorio nacional, a particulares. Afortunadamente, en el año 1951 el emblemático Castillo de Santa Catalina fue declarado edificio de Patrimonio Nacional, con lo que es un bien publico y protegido, parte fundamental de la historia de la ciudad n

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