Félix Ríos Abreu se define como un “perfilador de casos sin resolver”. Este criminólogo y Perito Judicial, habitual contertulio en programas de televisión, ha desarrollado su carrera especialmente en Canarias, aunque también dedica su tiempo a resolver enigmas en el resto del territorio nacional y en algunos países de Latinoamérica. Su gran vinculación con la crónica negra, que ha tomado como escenario el Archipiélago, le convierte en un auténtico experto y una de las voces más reconocible en cuanto a investigación del crimen se trata. Por todo esto, no duda a la hora de contestar a cualquier pregunta sobre casos de asesinatos y desapariciones que han tenido lugar en las islas. El que también es presidente de la Asociación Laxshmi para la Lucha contra el Crimen y la Prevención arrancó su carrera con el asesinato de un Policía Nacional en el barranco de Silva, en Gran Canaria, y desde entonces ha enlazado caso tras caso, llegando siempre a la mejor de las conclusiones. Y aunque “se le da bien”, como él mismo dice, esto de resolver las incógnitas del camino, en más de una ocasión se ha topado con callejones sin salida. En la siguiente entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS , Ríos ahonda en algunos de los sucesos más relevantes vividos en estas tierras en medio del Atlántico.
-Sara y Yéremi, los niños desaparecidos. ¿En qué se trabaja actualmente para encontrarlos? ¿Las investigaciones siempre llevan a callejones sin salida?
“No tengo ni idea en que se está trabajando en estos casos ni si se está siquiera trabajando en ellos. Espero que sí, por el bien de las familias. Las investigaciones cuando se complican o no se hacen de manera diligente, a veces, llevan a callejones sin salida. El que una investigación se estanque depende de muchos factores, que pueden ser humanos, materiales, económicos, jurídicos, etc.”
-¿Es el asesinato de Carlos Machín un evidente caso de sicariato?
“Es un evidente caso donde el crimen se ha planificado de manera metódica y profesional. Eso no quiere decir que tenga que ser un sicario a la fuerza, aunque es altamente probable. Pensemos, por ejemplo, en un crimen realizado por alguien que conoce a la víctima, tiene acceso a armas, solvencia económica para la huida, etc. No necesariamente en ese caso, debe de tratarse de un sicario. De lo que no cabe duda es de que se trata de un caso complejo donde va a ser complicado encontrar luz”.
-¿Hay sicarios en Canarias? ¿Cómo trabajan estas mafias?
“Los sicarios vienen de fuera normalmente. Si hablamos de asesinos profesionales. Matan y se van. Lo que sí hay son matones, pero rara vez llegan a quitarle la vida a una persona. Hay mafias de distintos países en Canarias, si bien este suele ser un destino de descanso e inversión para ellos, a diferencia, por ejemplo, de Marbella u otros lugares donde sí que ha habido enfrentamientos importantes”.
-¿Hay nuevas evidencias sobre dónde se encuentra Juana Ramos? ¿Por qué se reabre ahora su caso?
“El caso aún no se ha archivado. La policía hace gestiones cuando tiene pistas y recursos. Lo prioritario es encontrar el cuerpo. Creo que el abogado de la familia está trabajando duro con la policía para asegurarse de que la falta de medios no puede ser un escoyo para impedir localizar a Juana. Desgraciadamente, cuando hablamos de cuerpos ocultos, esto supone mucho dinero e implicación de la administración, y, a veces, eso sólo se logra presionando. No olvidemos, por ejemplo, el caso de Diana Quer”.
-¿Son los asesinatos de Marisa y el de Juan Jovino las grandes incógnitas de la crónica negra de Canarias?
“El de Marisa no tanto. Tenemos una idea clara de quién es el responsable y quién ha podido ayudarle. Sólo falta que el conductor del coche dé un paso al frente y cuente lo que sucedió, sabemos que fue algo inesperado y una situación en la que se perdió el control de lo que estaba sucediendo. En el caso de Juan Jovino andamos en la ignorancia absoluta, teniendo en cuenta todos estos años de secreto sumarial que no tienen a estas alturas justificación ni antecedentes jurídicos en España, salvo que haya algo que se esté ocultando de la instrucción. Espero y confío en que esto no sea así, sobre todo por la familia de Juan”.
-Siguen sin encontrar a los ladrones del supermercado de La Esperanza. Las cámaras de seguridad grabaron un robo como el que podemos ver en cualquier película. Ante el aparente éxito de su actuación, ¿es probable que reincidan?
“Es posible. Los robos de este tipo suelen aclararse investigando otros y cruzando pruebas. Confiemos en la policía”.
-¿Nos puede contar en qué caso está trabajando actualmente?
“En muchos. En Canarias: Marisa, Urbana, Pedro Pérez, Francisco Epifanio, Raimundo Toledo (empezamos el juicio en un mes), Cathaysa Rodríguez, Juan A. Litben (viudo de Angie), Juan Saturnino, Camilo Rodríguez y otros. También tengo casos en Cataluña, Asturias, Galicia, Valencia, Andalucía y Burgos. Y recientemente hemos empezado a auditar investigaciones en México y otros países latinoamericanos. Cada semana recibimos dos o tres correos de familias o administraciones que nos piden ayuda en la revisión de muchos casos. No damos a basto”.
-¿Cómo se sobrelleva un trabajo como el suyo, siempre en contacto con historias tan cargadas de drama y crueldad?
“Es difícil la verdad. Para mí, el trabajo de revisión y asesoramiento forense en muertes violentas y desapariciones es algo que desgasta mucho. En contrapartida, cuando recibes el agradecimiento de una familia a la que has ayudado a acercarse un poco a la verdad, aún cuando el caso no se termine de resolver, compensa mucho. También ayuda el desconectar y tener tiempo para la familia, amigos y las aficiones, en mi caso, la montaña”.
-De todos sus años ejerciendo este oficio, ¿qué caso le dejó marcado para siempre?
“Todos te marcan de una u otra manera, especialmente el de Marisa me tiene en vigilia. También la muerte de Juan A. Litben, me enfrentó por primera vez con algo que desconocía hasta el momento, una asesina serial. Por otro lado, el primero que llevé, me afectó mucho en su momento: la muerte en extrañas circunstancias de un Policía Nacional en el barranco de Silva. Fue el primero que llevé con mi colega de profesión Óscar Díaz. Y, fíjate como es el destino, que hace unas semanas exhumamos su cuerpo y de pronto me vi examinando y clasificando su esqueleto ayudando al antropólogo forense”.
-¿Lo que vemos en las series de televisión y en las películas sobre la criminología se corresponde con la realidad?
“No, sólo se acerca. Imagina que en Canarias puedes tener que esperar un año por pruebas de genética. Eso en el cine no ocurre”.
-¿Qué lugar ocupa la ciencia en el desarrollo de su labor?
“La ciencia lo es todo. Tienes que ser metódico en tu trabajo para que tenga validez. La evidencia conductual es tan importante como la física”.
-¿Su interés por la criminología es vocacional? ¿Qué le llevó a convertirse en criminólogo?
“Fue casual. Vi un anuncio en la prensa hace casi 20 años y sentí curiosidad. Luego descubrí que se me daba bien. Como decía Lennon, “la vida es eso que ocurre mientras hacemos otros planes”.
-¿La pericia caligráfica ha ayudado a conseguir nuevas pistas y líneas de investigación, como en el caso de Juana Ramos, por ejemplo? ¿La escritura a mano también desvela cuestiones relacionadas con la personalidad de la víctima o del malhechor?
“Sí, efectivamente, pero sólo te orienta, luego hace falta más. Recientemente voy a intentar abrir un homicidio de hace 19 años donde un texto anónimo es la pieza fundamental”.
-En cuanto a la medicina forense, ¿sabe -y nos podría contar- cómo fue el análisis del cuerpo de Marisa?
“Fue difícil. El mar borró muchos vestigios biológicos que pudieran ser fundamentales. Aún así, creemos que a fecha de hoy, métodos novedosos podrían dar luz a su muerte”.
-Para usted, ¿qué crimen ha conmocionado más a la sociedad canaria? ¿Por qué?
“El de Isabel Canino, sin duda. Por la enorme movilización social que su hermana Eladia consiguió. Es probable que sin esta, aún estaríamos buscando el cuerpo de Isa, y Salvador estaría libre”.