entrevista

Juan Capote: “La vida es la que no me concibe a mí sin los animales”

El veterinario palmero acabad de publicar su última obra, 'La huella de mis animales'

El científico que investiga sobre animales, deja paso al afecto y los sentimientos en el último libro que acaba de publicar el veterinario y biólogo palmero Juan Capote, La huella de mis animales. Una relación de seres de cuatro patas, la mayoría de ellos, que han marcado la existencia del autor. Un libro que es también un álbum, ilustrado por Miguel Ángel Brito (Míchel), de quien Capote asegura que es “coautor, porque las ilustraciones tienen mucho peso y son muy buenas”. Un bestiario que es también fruto del impulso de la escritora Elsa López, autora del prólogo.

– ¿Los animales de los que habla en la obra son con los que has convivido?
“Son animales que han significado para mí todo, menos una cabra. Con las cabras nunca he tenido una vinculación especial (hay que recordar que Juan Capote es una de las principales autoridades mundiales en el estudio de esta especie) porque son parte de mi profesión y no conviene ni es saludable mantener una relación afectiva con un animal con el que estás relacionado profesionalmente. Perros de cabreros aparte, o algún caballo, pero animales de abasto, tipo rebaño, la visión que tienes es profesional y tienes que limpiarte de rasgos subjetivos para poder estudiarlos científicamente”.

– ¿Ha habido algún animal que le haya marcado más afectivamente?
“Hay dos que están relacionados con mi madre: una graja y una rata. Son animales de los que tengo un recuerdo muy entrañable”.

– ¡Una rata!
“Una rata blanca. Mi madre tenía fobia a las ratas y se tragó esa fobia, por el cariño que me tenía, porque yo quería la rata. En el libro hay veinte relatos, de los que cuatro están dedicados a este caballo (señala a la ilustración de la portada de la obra), Grillo, eso quiere decir la importancia que tuvo en mi vida. Con él sufrí en principio porque me tiró varias veces. Pero cuando me hice con él y se dio cuenta de que se sentía seguro conmigo encima fue un mar de satisfacciones. Con él competí, pasee, trasnoché, dormí casi sobre él. Era un caballo al que todo el mundo le gustaba, pero tuvo un final muy duro”.

-¿La relación con los animales viene entonces desde niño?
“En mi casa teníamos desde pequeño una colección importante de animales: conejos, gallinas, palomas, un cordero, un cabrito, una pardela, un mono (…). Alguna vez me han preguntado si concebía la vida sin animales, pero la realidad es que la vida es la que no me concibe a mí sin los animales porque cuando nací llegó un perro a casa y desde ese momento no he dejado de tenerlos”.

– ¿Nos hace mejores personas el trato con los animales?
“Por supuesto. Las sociedades, no sé ahora de quién es esta frase, son un reflejo del trato que se tiene a los animales. Cuanto más civilizadas y avanzadas intelectualmente son las sociedades, la relación con los animales es mucho más respetuosa”.

– Hay algún animal que le sorprendiera por su inteligencia?
“Sí, un perro que tenían mi hermana y mi cuñado. Sabían que por encima de su casa vivía un psicópata, ellos entonces tenían dos niñas, y decidieron que tenían que tener un perro grande. Era un perro pacífico, tranquilo, que no hacía nada. Pero un día mi hermana lo oyó ladrando y se encontró a ese tío, contra la pared, con el pantalón roto porque el perro lo había mordido”.

– ¿Y un animal más empático con el ser humano?
“El pastor garafiano. Hay dos anécdotas en el libro de dos garafianos, Lola y Drake, con los que había una comunicación especial. Los perros son de los animales más inteligentes que existen en la tierra. Están los primates y los delfines, pero el perro, de los domésticos, es el más inteligente y sobre todo el de pastoreo porque necesita hacer trabajos complicados. Atienden a órdenes complejas del pastor”.

-No le he escuchado hablar de los gatos. ¿Cómo es su relación con los felinos?
“En el libro no hay gatos. Una de las razones es porque soy alérgico a los gatos. Y otro motivo, que digo de broma, es porque la primera imagen que tengo de mi niñez es asomarme a un patio con mi madre y decirme que la chupa se la llevó un gato. Me gustan, pero intento tener una relación paritaria con ellos, de lejos”.

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