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Juan Carlos Díaz Walo: “Cada vez que un empresario abre la puerta de su negocio para ir a trabajar ya le cuesta dinero”

Juan Carlos Díaz Walo, hijo de emigrantes españoles, vino de Venezuela hace 27 años con la intención de labrarse un futuro
Juan Carlos Díaz Walo, director de Walo Consulting Grou
Juan Carlos Díaz Walo, director de Walo Consulting Grou
Juan Carlos Díaz Walo, director de Walo Consulting Group. / SERGIO MÉNDEZ

Juan Carlos Díaz Walo, hijo de emigrantes españoles, vino de Venezuela hace 27 años con la intención de labrarse un futuro. Licenciado en Ingeniería Industrial Electrónica, consiguió empleo nada más pisar la Isla, pero a los cinco años decidió darse de alta como autónomo y hace 20 crear su propia empresa. De hecho, desde hace poco se asoció con una empresa de Barcelona especializada en el diseño y reformas de farmacias. Tras un periodo de crisis muy duro, en el que incluso decidió volver a Venezuela, actualmente ha optado por diversificar su negocio y adentrarse en una nueva aventura: el ocio y la restauración. El próximo mes de febrero inaugurará Vintage, el antiguo bar Murphy situado en la plaza de la Concepción de la capital tinerfeña. Un espacio de ocio y gastronomía para los “adultos contemporáneos”.

-¿Cómo fue su llegada a Tenerife?

“Pues la verdad es que muy bien. Enseguida conseguí empleo, pero al poco tiempo decidí ir por mi cuenta y darme de alta como autónomo. Tuve varios negocios en diferentes sectores hasta que finalmente me adentré en el de la construcción, donde llevo algo más de 20 años”.

-Vivió entonces la época buena de la construcción…

“Sí, exacto. Antes hacíamos edificios grandes y ahora pequeñas reformas. En esa época decidimos especializarnos en diseño e interiorismo. Procuramos ir más al profesional que al particular, es decir, al comercio y grandes empresas y franquicias, a las que le hacemos el diseño”.

-… Y la época mala, ¿cómo afrontó la caída de la construcción?

“Fue muy duro, pero nosotros gracias a Dios éramos solventes, porque no crecimos más de lo que podíamos crecer y eso nos ayudó bastante. Aun así, decidí volver a Venezuela, pero, claro, a otro nivel. Usted sabe que allí hay que moverse con contactos y cuando murió Chávez, todo lo que habíamos hecho se quedó en nada. Así que volví a Tenerife y reactivé la empresa”.

-¿Se nota que la actividad en el sector se está reactivando?

“Sí, se nota. No va a la misma velocidad que antes, pero algo se nota. Antes no habías terminado de poner el clavo en el cartel de la obra y ya estaba todo vendido, porque había muchas permutas. Ahora no tanto”.

-Muchos empresarios se quejan de que les cuesta mucho encontrar empleados, sobre todo ahora que se les exige mucha más formación que antes…

“Para nosotros, la formación es fundamental. Pero mire, para mí es más importante que un trabajador tenga actitud que aptitud, porque la formación se la puedo dar yo, pero la actitud y el compromiso con la empresa dependen de él. La gente que trabaja conmigo lo hace por muchos años, porque viene a la empresa a ganar conmigo. Hay muchos que se creen que saben mucho, pero si un día se tienen que quedar cinco minutos más de su hora, se ponen con prisas o te miran mal. Yo quiero gente voluntariosa y con mucha actitud positiva”.

-La sensación es que todos los empresarios son unos explotadores.

“Es una imagen sí, pero errónea. Mire, un empresario cada vez que abre la puerta de la oficina para trabajar ya le cuesta dinero. Si un negocio va mal, al empleado le queda el paro, pero el empresario tiene que hacer frente con su patrimonio personal a todas las deudas y no tiene un amparo de dos años de paro. Lo único que un empresario le pide a un trabajador es que cumpla con su trabajo, y el empresario que le pague, claro. El único empleado que no piensa que los empresarios son unos tiranos es aquel que en algún momento de su vida ha sido autónomo. Mire, lo más importante para que una empresa crezca son sus empleados, por eso yo trato de mimarlos, pero esto es recíproco, para que yo te dé, tú también me tienes que dar. Incluso muchas veces le digo a los empleados vamos a ver lo que vales y, en función de eso, te pago, porque yo valoro muchas más cosas que solo un currículum. Los empleados forman parte del proyecto y crecemos todos juntos”.

-¿A qué se refiere cuando habla de cumplir?

“Cuando se dan cuenta de que su labor en la empresa es directamente proporcional a su beneficio laboral. Se trata de que todos estemos contentos y de que saquemos la empresa adelante, porque si a mí me va bien, al empleado también. También le tengo que decir que este sector, el de la construcción, es muy informal. Muchas veces vienen a buscar trabajo y le digo que vengan mañana con los papeles, y no aparecen, pero es que ni siquiera llaman para decir que no están interesados. Otros dicen que no les compensa lo que van a cobrar, porque con lo que cobran del paro y los cáncamos que hacen por ahí les llega. Y esto es real”.

-La maldita economía sumergida…

“Nos hace mucho daño porque nos resta mucho dinero. Mire, si a los que estamos dados de alta en todo, pagamos las licencias y los impuestos nos controlan tanto y nos piden de todo, ¿por qué no controlan igualmente a los que trabajan ilegalmente? Parece que cogen a los que se han dado de alta y dicen: “¡Venga a este que se ha dado de alta, a ver si se ha dado de alta bien!”. ¿Qué pasa? ¿Qué si no me doy de alta me irá mejor? Es que es lo que parece. Esta es para nosotros la peor competencia, porque contra el señor que va con su sobrino a trabajar sin estar dados de alta y sin emitir factura, no podemos competir”.

-¿Cómo ve la situación de Venezuela? Tenemos Maduro para seis años más…

“Una pena. Podríamos ser una gran potencia mundial. Si hacemos un análisis de los seis o siete últimos presidentes del país, a cual peor, porque el último siempre hace bueno al anterior, que es lo que está ocurriendo con Maduro. Siempre decimos, peor no puede ser, y sí, es peor. Es un país con muchos recurso y por eso no ha caído. La hija de Hugo Chávez está entre las mujeres más ricas del mundo y la excusa fue que vendió muchas cremas de Revlon. Pasarán muchos años antes de que el país se arregle. Yo recuerdo cuando salieron estos partidos, como Podemos, que el discurso era el mismo que nos decían a nosotros en Venezuela. Y me decían, no, esto no es Venezuela. Mire, eso lo decíamos nosotros con Cuba. Desgraciadamente, yo me desconecté de Venezuela hace mucho tiempo porque no le vi salida”.

-Y ahora se mete en el sector de la restauración…

“Sí, la verdad es que estoy muy contento con este proyecto. He cogido el antiguo pub Murphy y La Bodeguita de en medio, ubicados en la plaza de La Concepción de Santa Cruz, y quiero crear un ambiente para adultos contemporáneos…”

-Cuénteme sobre su nuevo proyecto…

“Queremos transformar ambos locales en uno, con productos de calidad, tanto en la comida como en la bebida. Todo ello en un ambiente vintage, de ahí el nombre del local, que se va a llamar: Vintage. Se trata de un lugar donde la gente puede ir a desayunar, a comer y por la noche a tomar una copa en un ambiente relajado, con música suave y en vivo en muchas ocasiones. Quiero además que la gente que vaya a comer no le de la sensación de que está en un pub, y a los que vayan por la noche a tomarse una copa tampoco tengan la sensación de que están en un restaurante”.

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