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La ciencia desmonta el mito de la multitarea

La multitarea, o multitasking, es un término que hemos tomado prestado de la jerga tecnológica para trasladarla a los seres humanos como la habilidad de realizar múltiples tareas simultáneamente

Coordinado por Priscila González

La multitarea, o multitasking, es un término que hemos tomado prestado de la jerga tecnológica para trasladarla a los seres humanos como la habilidad de realizar múltiples tareas simultáneamente. Sentir que la poseemos nos hace parecer más productivos, como si se tratara de un superpoder que debemos desarrollar para ser más apreciados o valorados en entornos profesionales cada vez más exigentes.

¿Ventajas o desventajas?

Para las empresas, tener trabajadores multitarea puede parecer ventajoso, ya que les permite endosarles un mayor número de responsabilidades y ocupaciones para obtener la mayor productividad en el menor tiempo posible. Sin embargo, la ciencia nos demuestra que estamos equivocados al considerar que hacer malabares para cumplir con el enorme número de actividades y estímulos a los que nos enfrentamos a diario es un talento a desarrollar o potenciar. Por ejemplo, si al tiempo que mantienes una conversación telefónica estás trabajando en tu ordenador, o bien, mientras alguien está hablando contigo aprovechas para revisar las notificaciones pendientes del móvil, literalmente estás perdiéndote parte de la información y tu eficiencia desciende notablemente. El cerebro no es capaz de procesar con plena atención y rendimiento más de una tarea a la vez, a menos que una de ellas sea un comportamiento motor automatizado como comer o andar. Incluso en estos casos podemos perder el norte y equivocarnos de camino o derramar nuestra comida por accidente.

La sobrecarga mental

Investigadores de la Universidad de Stanford aseguran que el multitasking disminuye nuestro nivel de competencia e inteligencia. Cuando estamos viendo una película mientras contestamos mensajes, a la vez que conversamos con alguien y estamos pendientes de la comida que tenemos al fuego, incluso si piensas que eres bueno realizando todas estas tareas a la vez, el precio a pagar es muy alto. El cerebro sufre una sobrecarga que satura en exceso nuestra capacidad mental, se desencadena la liberación de cortisol en el cuerpo, la conocida hormona del estrés que provoca consecuencias catastróficas en nuestra salud al mantenerse de forma estable y duradera en nuestro organismo.

A pesar de la creencia popular, el cerebro no es como un ordenador. Realmente funcionamos de forma mucho más compleja. A diferencia de un procesador informático, cuando tratamos de abrir muchas aplicaciones mentales simultáneamente, saltando de una tarea a otra constante y rápidamente, nuestra atención y memoria disminuyen. De hecho, cada vez que nos distraemos de nuestro trabajo o sufrimos alguna interrupción tardamos hasta 23 minutos en volver a concentrarnos en aquella tarea al cien por cien. Así que, realmente no somos multitarea, el porcentaje de atención se reduce de una para enfocarse en otra, y solo podemos finalizar con verdadero éxito y eficacia estas tareas de una en una.

¿Depende del género?

La evidencia científica también desmiente los estereotipos basados en el género. A la hora de simultanear la realización de tareas tanto hombres como mujeres presentan un nivel de desempeño similar. El multitasking nos distrae más de lo que pensamos, implica forzar a la mente a cambiar de objetivo excesivamente deprisa. Conectar y desconectar nos estresa y supone un desgaste agotador de energía que disminuye nuestra creatividad y desempeño.

Cómo funcionamos mejor

En cambio, los seres humanos experimentamos verdadero placer cuando nos involucramos en una sola tarea que nos absorbe física y mentalmente. Nuestra motivación aumenta con cada objetivo conseguido, nos sentimos más satisfechos, realizados y creativos cuando nos sumergimos en una actividad para finalizarla con éxito, dejando descansar a nuestro cerebro por unos instantes antes de enfrascarnos en otra cosa. El ruido, los ambientes caóticos, las interrupciones, las distracciones y la exposición constante a estímulos tecnológicos como los teléfonos móviles y ordenadores que nos acribillan a mensajes, notificaciones, alertas y actualizaciones incrementan los niveles de estrés y hacen caer en picado nuestros niveles de productividad.

Todo esto nos lleva a reflexionar sobre cual es nuestro verdadero propósito, ¿qué buscamos?, ¿cantidad o calidad?, ¿productividad o eficiencia? Lo cierto es que el potencial humano es infinito, podemos llevar a cabo multitud de actividades a lo largo del día, sin embargo lo más valioso no es tener la habilidad para realizarlas todas a la vez, sino disfrutarlas y poner toda nuestra energía y talento en hacerlas con esmero. En caso contrario podemos tener la sensación de quedarnos a medias, de perdernos detalles, de estar en muchas cosas a la vez pero en ninguna al mismo tiempo. Puede que el popular refrán “quien mucho abarca poco aprieta”, heredado de nuestros padres o abuelos, ahora cobre más sentido que nunca.

@institutoserbrillante www.serbrillante.com

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