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Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4: “Tenemos una clase política que no es ‘probusiness’ y nada sensible con el empresario”

La semana pasada Renta 4 cumplió 25 años en Canarias. El aniversario se celebró por todo lo alto en Tenerife y contó con la presencia de su presidente
Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4. / Sergio Méndez

La semana pasada Renta 4 cumplió 25 años en Canarias. El aniversario se celebró por todo lo alto en Tenerife y contó con la presencia de su presidente, Juan Carlos Ureta, que en una entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS aseguró que el empresariado canario es de los que arriesga y reinvierte en su tierra. Reivindicó más apoyo de la clase política, que, dijo, “no es nada probusiness” y “solo ve al empresario como alguien a quien sancionar y cobrarle impuestos”. Indicó que nunca recomienda a sus clientes comprar bitcoins porque no es una inversión segura y lo que sí les aconseja es diversificar su patrimonio e invertirlo en empresas.

-Tras 25 años en Canarias, ¿están satisfechos de los resultados? ¿La experiencia ha sido buena?

“Nosotros vinimos a Canarias con una idea que era la de acercar el mercado de inversión a las Islas, y tras estos 25 años hemos confirmado que ha sido un acierto. En este tiempo, he visto una transformación enorme de Canarias con una apertura al mundo espectacular. Una de las cosas que me gusta mucho de Canarias es cómo el empresario canario ha reinvertido aquí. Hay otras regiones donde esto no ocurre, sin embargo aquí, en las Islas, sí. El empresario canario cree en su tierra y eso es muy bueno. Por ello, creo que no solo se ha confirmado la idea original que teníamos y plasmamos con el actual director regional, Francisco Javier Torres, sino que se ha ratificado con creces”.

-Entonces, ¿el empresario canario apuesta duro?

“Y yo le diría más: son muy profesionales, exitosos y con una capacidad de riesgo espectacular”.

-Sin embargo, la confianza empresarial está bajo mínimos. Aunque entiendo que esto se debe a la coyuntura internacional y a la situación política actual.

“Bueno, esto es algo que se está dando a nivel general, no solo en Canarias. A nivel global ha habido una caída de la confianza empresarial porque estamos viendo que, lamentablemente, Europa ha desaprovechado la crisis para hacer avances institucionales y reformas de fondo. La única política económica que ha habido en Europa ha sido la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) y todos sabemos que la política del BCE da para lo que da, y ya no da más de sí. Estamos ante una Europa que está igual, o peor, que en 2011, cuando se hablaba de todas las reformas que se iban a hacer, y no se ha hecho ninguna”.

-¿Qué se debía haber hecho?

“Pues, mire, lamentablemente, Europa ha perdido el tren de la innovación. No hay más que ver de donde son las grandes tecnológicas, como Google o Amazon”.

-¿Europa sigue aún en construcción?

“Pues casi. Y esto al empresariado europeo, y al canario, le duele, porque al final se encuentran con una fiscalidad muy mala, que penaliza al empresario. Incluso el propio Gobierno que llegó en el año 2012 lo que hizo fue subir los impuestos directos, y a sociedades, es decir a las empresas. No se ha visto una sensibilidad de los gobiernos con los empresarios. Y por eso entiendo esa pérdida de confianza del empresariado que decía antes. Sin embargo, se lo digo con total confianza, el empresario canario es diferente, porque si una cosa no le funciona, se pone a hacer otra. Sabe innovar y esto es importantísimo, porque estamos en un mundo que va a menor crecimiento, pero de mayor transformación, y si estás anclado en la transformación, ya tienes algo ganado”.

-¿Usted cree realmente que en Canarias se apoya al empresario?

“Yo tengo la sensación de que sí, o al menos esto es lo que me transmiten. Mire, en general, tenemos una clase política que no es probusiness, y es una pena, porque ven al empresario como un sitio donde captar dinero. Pero esto es algo que aquí, en Canarias, no existe. A lo mejor me equivoco, pero tengo la impresión de que el Gobierno canario y los cabildos son favorables a la empresa canaria. Es decir, que a nivel local noto que sí se favorece a la empresa, y la sensación es que lo han hecho bastante bien en su apoyo al tejido empresarial canario. Esto es bueno, porque al final las empresas son las que nos dan riqueza”.

-Ahora en elecciones sí que se ponen del lado de los empresarios. ¿Qué le parecen los programas electorales?

“En campaña electoral todo es relativo. En España se habían iniciado una serie de reformas estructurales que después se paralizaron, y no se han vuelto a reiniciar. En estos momentos creo que es importante que se haga una reforma fiscal en profundidad, no solo para bajar los impuestos, sino para adecuar las figuras impositivas a la sociedad del siglo XXI, porque es que no podemos tener una figura impositiva que cargue a las familias, a los impuestos directos y a las empresas”.

-Son varias las veces que se ha intentado en España abordar una reforma fiscal, pero, sin embargo, no hay manera. ¿Por qué cuesta tanto abrir este melón?

“Pues porque se piensa erróneamente que es impopular. Hubo una propuesta hecha por el comité de expertos en la legislatura anterior y al final no se hizo. Como usted dice, es un melón que nadie quiere abrir, y claro, el modelo de elecciones cada cuatro años no favorece políticas de largo plazo. Mire, al final lo que quiere el tejido empresarial es que haya políticas más estables, proempresas, eliminar la burocracia y que, al final, no se entorpezca la labor de la empresa. Pero, sobre todo, que haya una sensibilidad por parte de la Administración hacia el mundo de la empresa, porque actualmente el empresario tiene la sensación de que la capa política solo piensa en cómo sacarle el dinero para destinarlo al gasto público. Y, lamentablemente, Bruselas no ha mostrado nunca ninguna sensibilidad empresarial. Mayor regulación, mayores sanciones, y la música que te llega desde allí es que la empresa está para sancionarle y cobrarle impuestos”.

-El sector financiero que usted domina ha sido uno de los grandes afectados por la crisis junto con la construcción. En los últimos años solo se ha visto cómo se reducen entidades, oficinas y empleados. ¿Qué retos tiene para los próximos años?

“Pero esto es solo el principio. El sector financiero está abocado a una transformación tan radical que de aquí a 5 o 10 años no lo reconoceremos. Mire, el sector financiero, en general, se verá impactado no solo por la revolución digital, sino también por el cambio de estilo de vida y por el modelo de economía al que vamos. Empezando por esto último. Claramente, estamos yendo a un modelo económico, por muchas razones, de bajo crecimiento y de bajos tipos de interés, y esto a la banca per se ya le supone un problema. Tenga en cuenta que la banca vive, precisamente de los tipos de interés y del crecimiento. Por lo tanto, tiene que habituarse a un modelo de bajos tipos de interés duradero en el tiempo, lo que le supone una reconversión total. A todo esto, hay que añadir la transformación digital. El otro día, Mario Draghi [presidente del BCE] dijo que la banca tenía demasiados empleados, demasiadas oficinas, y demasiada capacidad instalada, con lo que se puede imaginar lo que nos espera. Pero es que, además, hay un cambio de estilo de vida que hace que lo que la gente busca hoy en la banca sea totalmente diferente a lo que buscaba antes. Las operaciones ya las puede hacer desde un móvil”.

-Pinta usted un panorama nada halagüeño para el sector.

“No se asuste. La banca seguirá estando ahí. De forma diferente, pero seguirá estando. Mire, la forma de alimentarnos ha cambiado, pero los alimentos siguen estando ahí, ¿no?, pues esto es lo mismo. No soy de la opinión de algunos colegas que dicen que los bancos terminarán siendo empresas tecnológicas. Los bancos serán bancos con mucha tecnología, pero bancos”.

-¿Perderá peso la banca en un futuro?

“No lo creo. Estará ahí monitorizando todos los grandes movimientos y recursos financieros”.

-¿Qué papel desempeñará en esta transformación las monedas digitales o bitcoins?

“Las bitcoins son un claro ejemplo de burbuja que se crea cuando hay mucho dinero y no se sabe qué hacer con él. Mire, hay un fondo de realidad y validez en la idea original de las monedas digitales, es decir, creamos una especie de pago digital que no dependa de gobiernos ni de bancos centrales, como una especie de oro digital, pero limitado a 21 millones de unidades, más una serie de condiciones que las hacían atractivas. El problema del bitcoin es que cuando se convierte en un activo financiero que se negocia en bolsas no muy reguladas, tendentes al fraude, deja de ser estable y su certeza es casi nula. Los bitcoins que hoy se mueven por el mundo y que la gente se cree que tienen no poseen certeza alguna. Ha pasado de ser una moneda digital que podría tener su valor, a un activo financiero no regulado, en bolsas muy opacas y con unas tecnologías que no se sabe muy bien quién las controla. La propia opacidad del sistema hace que no tengamos mucha confianza en esta moneda digital. Yo, personalmente, siempre aconsejo a nuestros clientes que no inviertan ni un céntimo de euro en bitcoins, porque no hay certeza. Es un pozo oscuro donde no se sabe lo que hay”.

-Pero ¿no estamos en la era de lo digital?

“Sí, sin duda, habrá monedas digitales y, además, las crearán los bancos centrales, pero lo que hoy en día se compra y se vende en la bolsa de bitcoins no es seguro”.

-¿Desaparecerá el dinero en efectivo?

“Sobre esto hay un gran debate. Es verdad que en algunos países, como los nórdicos, ya apenas hay dinero en efectivo, pero si este no existe se corre el riesgo de caer en la represión financiera, es decir, obligar a la gente a pagar por el dinero. Imponerle cosas que a mí personalmente no me gustan y que me parecen perversas, como tipos nominales negativos o cobrar por tener el dinero en el banco. En general, es cierto que hay una tendencia hacia menos dinero físico, que, por otro lado, puede tener una ventaja: mayor control de la criminalidad y de las mafias y menor economía sumergida. Esta parte está bien, pero creo que no se debería eliminar el poder de tener un dinero en papel que controles tú”.

-¿Qué le aconseja al inversor en estos momentos, además de no invertir en bitcoins?

“Invertir con tranquilidad, diversificar su patrimonio a largo plazo y en empresa, que es el futuro. Si queremos darle valor a nuestro patrimonio y no perder poder adquisitivo, tenemos que invertir. Lo del dinero en el colchón hoy no vale si queremos que nuestro dinero no pierda valor”.

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