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Pedro Hernández Guanir: “La mayor lección del drama de Adeje es que el niño prefirió la vida a los regalos de Pascua”

Hernández Guanir, catedrático de Psicología y autor del libro Los pasadizos secretos de la mente, que aborda el caso de las muertes de Ruth y José a manos de su padre, José Bretón, analiza el doble asesinato de Adeje en esta entrevista con DIARIO DE AVISOS
Pedro Hernández Guanir, catedrático de Psicología y autor del libro Los pasadizos secretos de la mente| FRAN PALLERO
Pedro Hernández Guanir, catedrático de Psicología y autor del libro Los pasadizos secretos de la mente| FRAN PALLERO
Pedro Hernández Guanir, catedrático de Psicología y autor del libro Los pasadizos secretos de la mente| FRAN PALLERO

Las muertes violentas de Silvia y Jacob, en Adeje, a manos presuntamente de Thomas, marido y padre de las víctimas, todos de nacionalidad alemana, han sobrecogido esta semana al país. Los sentimientos de dolor y rabia aumentan a medida que se van conociendo más detalles sobre el macabro suceso acaecido el martes en el paraje rural Hoyo del Agua, que saltó a las portadas de los medios de comunicación nacionales después de que ese día el pequeño Jonas, de seis años, lanzara una piedra a su padre y huyera por los riscos hasta contar a una vecina del barrio de La Quinta el horror que contemplaron sus ojos. Pedro Hernández Guanir, catedrático de Psicología y autor del libro Los pasadizos secretos de la mente, que aborda el caso de las muertes de Ruth y José a manos de su padre, José Bretón, analiza hoy el suceso en esta entrevista con DIARIO DE AVISOS y trata de desentrañar, aún sin toda la información necesaria, qué puede pasar por la mente de un individuo para cometer una locura de este calibre.

-La madre y sus hijos llegan a la Isla, el padre los lleva de excursión a una cueva alejada para darles unos regalos y allí, presuntamente, mata a pedradas a su mujer y a su hijo mayor. Todo apunta, en principio, a una acción premeditada. ¿De qué perfil de supuesto agresor estamos hablando? ¿Un psicópata?
“Es un atrevimiento emitir un juicio sin datos. Cabe cualquier explicación. Puede ser psicopatía, esquizofrenia u otro tipo de patología. Lo que sí es cierto es que había una premeditación”.
-Este suceso recuerda al ocurrido en julio del año pasado en La Orotava en el que un militar, tal como dejó escrito en una carta, estranguló a su mujer, asfixió a sus hijas y luego se ahorcó.
“Detrás hay un sentimiento de fracaso, un sinsentido de vida. Ese fue un caso horroroso, con todo un ritual alrededor. Ese individuo, aparentemente normal, podía ser neurótico obsesivo, incluso un ludópata arruinado. En estos casos no se actúa por venganza, sino simplemente se decide que lo mejor es llevarse por delante a todo el mundo. Son comportamientos propios también de personas bipolares. Uno de los problemas escondidos es la ludopatía de la gente a través de Internet, en sus casas. Hay casos dramáticos”.

-En su libro Los pasadizos secretos de la mente, sobre José Bretón, el asesino de sus hijos Ruth y José, sostiene que para llegar a matar no hace falta tener un componente patológico, basta con tener convicciones muy fuertes.
“Es lo que le pasa a muchos maltratadores que no son psicópatas. Es tan poderosa la convicción como cualquier pulsión. Lo que ocurre es que si esa convicción está asociada a elementos paranoicos, unido a los celos, es una combinación muy peligrosa”.

-¿Y con qué mecanismos se puede desactivar esa convicción?
“El maltrato se combate con la cárcel, que me parece bien, pero es necesario trabajar más en la prevención”.

-¿A qué se refiere?
“Aunque no hay un perfil claro de maltratador, sí se puede decir que hay una predisposición de aquellas personas que llegan a convicciones fuertes, bien porque sean obsesivas compulsivas o bien por cualquier otro motivo. Muchas de las personas con una debilidad interior muy grande y una coraza muy fuerte pueden adoptar una actitud de violencia para equilibrar sus propias inseguridades interiores. Y si creen que la mejor manera es tomar esas decisiones, no es extraño entonces la cantidad de suicidios que hay”.

-Ese es uno de los grandes dramas silenciosos, casi invisible en la sociedad…
“Sí, la persona que tiene el suicidio en su cabeza está convencida de que para dejar de sufrir tiene que morir. Piensa que si desaparece acaban todos sus males, cree que en ese acto está la liberación a sus angustias y obsesiones. Pero en el suicidio puede haber más motivaciones, hasta convertirse en un elemento de castigo para los otros. Se convierte en una manera de protesta y de descarga hostil para generar un malestar a su entorno”.

-Volviendo al suceso de Adeje, tras cometer el doble crimen, y con su hijo menor desaparecido, el presunto autor optó por no huir y regresó a su casa con una gran sangre fría. No parece muy congruente…
“En el ánimo de él no solo existía la intención de planificar las muertes, sino que sus familiares desaparecerían o que sería muy difícil que les localizaran. La suerte fue el niño que se escapó. ¿Qué hace el supuesto autor? Se va a casa, bebe y toma una serie de pastillas, con lo cual trata de desconectarse. Es una manera de protegerse también para evitar culpas. De hecho, la Guardia Civil lo encontró durmiendo”.

-El matrimonio estaba en proceso de separación. Por eso quizá sorprenda que la madre viajara a Tenerife a encontrarse con él acompañada de sus hijos…
“La madre adoptó una actitud muy positiva. A pesar de estar separada, traía aquí a los chicos para que estuvieran vinculados con su padre. Dice mucho de ella”.

-Los vecinos sostienen que él era una persona reservada, que apenas se relacionaba con nadie. ¿Responde a un patrón de comportamiento habitual de este tipo de perfiles?
“Si él solo se dedicaba a leer y a estar solo, según han manifestado algunos vecinos, es una persona extraña. La soledad se repite en muchos casos, aunque es verdad que también hay psicópatas extravertidos, que son desaprensivos. Pero no todos los psicópatas son criminales, eso es un error. Son transgresores sin sentido de la culpabilidad, pero no todos tienen afán de matar”.

-¿Cómo analiza el comportamiento del niño, de siete años, que sobrevivió? Confesó que lanzó una piedra a su padre y huyó del lugar. No se quedó inmovilizado ante el horripilante espectáculo que contemplaban sus ojos. ¿Por qué?
“Él detectó un peligro. No pensó en la muerte, pero sí en el peligro de ser víctima de su padre. Cuando ve que no solo su madre recibe golpes fuertes, sino también su hermano al tratar de defenderla, él escapa. La mayor lección de este drama es que el niño prefirió la vida a los regalos de Pascua que le había prometido su padre. Fue consciente de que más importante es la vida. Vivió un impacto, pero fue inteligente al irse por otro camino distinto al que había venido para no ser perseguido por su padre. Demuestra que es calculador. La traductora que lo acogió la primera noche le dio calidez y cuidado. Lo trató con mucha inteligencia emocional. El niño venía del mayor desconcierto que puede haber, de un lugar destartalado, extraño, de una situación conflictiva, sin conocer el idioma… y encontró en esta mujer un calor de madre”.

Pedro Hernández Guanir, catedrático de Psicología y autor del libro Los pasadizos secretos de la mente| FRAN PALLERO
Pedro Hernández Guanir, catedrático de Psicología y autor del libro Los pasadizos secretos de la mente| FRAN PALLERO

-¿Y qué hay en la mente de ese niño hoy, varios días después del terrible episodio que vivió?
“Ahora está distraído, va a eludir el hecho de que su madre y su hermano estén muertos. Se desconecta. Es un mecanismo de defensa. La oblicuidad cognitiva es un molde de desconexión tanto emocional como cognitivo que es muy importante en los momentos de accidentes y urgencias. Lo terrible es cuando dura mucho tiempo. En el niño hay toda una extrañeza, una distracción esperando que encuentren a su madre y a su hermano. Vive en el presente. No está en otro momento que no sea el aquí y el ahora. No se plantea hipótesis, aunque no quiere decir que no se formule preguntas que, de momento, las aparta como un elemento de protección. Esa protección solo sirve para una temporada, no se puede prolongar mucho tiempo. Si eso ocurriera, surge un conflicto con mucha más virulencia después. El problema es cómo se puede liberar ese niño posteriormente. Está en consonancia con sus propias preguntas. Hay que irle dando respuestas progresivamente, pero en función de lo que él pueda digerir”.

-¿La tragedia de un niño huérfano por violencia de género es un drama que deja huella para toda la vida?
“La identidad de una persona está entretejida con la identidad del amor y la percepción respecto al padre y a la madre. En un caso de estos todo eso estalla, la identidad se estremece. Cuánto mayor es el trauma más progresiva debe plantearse la superación. La clave está en encontrar cosas positivas que le ayuden al niño a superar ese drama que ha vivido. Puede presentar síntomas que expresan su inadaptación, ya sea en el colegio, no durmiendo bien o en forma de tics, aunque no piense en el trauma. El peligro es que quede un puerta sin cerrar. Por ahí entra el nerviosismo, las alteraciones y la incomodidad”.

-Ahí entra en liza esa fuerza interior que usted sostiene que todos llevamos dentro y que muchas veces está por descubrir, ¿no?
“Sí. El ser humano tiene el gran potencial del poder virtual de su mente, que es impresionante para lo positivo y lo negativo. Creamos nuevas realidades con el pensamiento. Así paliamos parte de las miserias del mundo. Ante una situación adversa no solo es importante cambiar el argumento, sino encontrar fantasías que lleven a sentir más serenidad y más calma”.

-¿Con el paso del tiempo el autor de una barbaridad así puede arrepentirse?
“Todo depende de cuál sea la causa. Hay personas con descontrol de conducta, que actúan con pulsiones a la hora de robar, de violar e incluso matar. No lo pueden evitar. Para el arrepentimiento la disposición de las personas a querer cambiar es fundamental”.

-¿Cuánto influyen las redes sociales en estas conductas tan violentas y en general en la percepción de una mayor crispación social?
“El modelo Sálvame está calando, en el sentido de cuánto más gritas, mejor; cuánto más insultas, mejor; cuánto más denigras, mejor. La gente está confundiendo la libertad de expresión con la libertad de agresión, hasta el punto de que parece que es lo normal. Es inadmisible que lo anormal se convierta en normal”.

-Sigue sosteniendo que la negatividad es el otro dióxido de carbono que contamina la atmósfera?
“Sí. Es verdad que esta sociedad tiene cosas muy estimulantes, pero está cargada de competitividad, de recelos, de envidias y de modelos televisivos peligrosos, donde abundan el conflicto, el engaño y el enfrentamiento. Todo eso es un amplificador de negatividad y para mucha gente se convierte en una droga. Hablamos de una ecología social muy grave. Queremos limpiar el medio ambiente y oxigenar el mundo, pero no somos conscientes de que al mismo tiempo estamos creando un entorno psicológico y social lleno de veneno”.

-¿Cuáles son los casos que más atiende en su consulta?
“El patrón más frecuente es la persona que llega con problemas de desamor. El sufrimiento entre parejas es lo más habitual. No hay que olvidar que Canarias está entre las comunidades con mayor número de separaciones”.

-Entre sus objetivos a corto plazo está escribir un libro sobre los moldes mentales de los líderes. ¿Qué nos puede decir?
“El concepto de líder tiene cada vez más importancia desde el punto de vista de la influencia en tanto en cuanto pueda ser eficaz en función de los objetivos. Para eso se necesitan unos moldes muy propios. Hay unos moldes mentales que tienen que ver con la relación con el grupo, que sobre todo se proyectan en el mensaje no verbal para crear un clima determinado. Además de la visión de conjunto, planificación, supervisión y revisión, un líder debe evitar trasmitir amenaza o sentir amenaza. En su lugar debe proyectar esperanza y transmitir esperanza”.

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