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“Sería un necio si no creyera en el feminismo porque el 90% de los que van a la Iglesia son mujeres”

El párroco de Barlovento y Garafía, Rubén Gallego del Pozo, tiene un magnetismo especial para sus parroquianos, que le conocen no solo por su indiscutible fe cristiana, sino por ser fan declarado de las carreras de coches y del famoso youtuber mexicano Luisito Comunica


La realidad está llena de contradicciones. Es lo que debe pensar el Obispo de la Diócesis nivariense, el palmero Bernardo Álvarez, cuando le viene a la cabeza la entrega y el apasionamiento del párroco leonés, Rubén Gallego del Pozo, que atiende las parroquias de Barlovento y Garafía, desde Roque Faro al Tablado, pasando por Gallegos y la Cadena, y quien además de su indiscutible fe cristiana se declara “cada vez más feminista”, “fan de los coches de carreras y del youtuber Luisito Comunica”, un mexicano que hace furor entre los adolescentes y que cuenta con millones de seguidores.
Una conversación con Rubén, que se ordenó sacerdote en 2007 y que presta servicio a una comunidad religiosa de la que el 90% son mujeres con una media de 55 años, puede colocar a su interlocutor en la posición de la ley dialéctica de Engels en la que se propone la coincidencia de los opuestos. Esa puede ser la fórmula para explicar que Rubén, en un ejercicio de equilibrio entre la entrega del sacerdocio y la atención a los fieles, pueda también ser ese único cura que nunca falta a citas festivas y nocturnas ineludibles en su calendario: el Borrachito Fogatero, en Mazo, la fiesta de la Peluca, con la que arranca el carnaval capitalino, la Danza del Diablo en Tijarafe, la Fiesta del Agua, en Puerto de Naos, y los imprescindibles Indianos cada lunes de Carnaval.

Rubén, que fue monaguillo desde los 4 años en un pueblo de las afueras de León con solo 30 habitantes, asegura que “hay que estar donde está la gente”. Explica que “sería una necio sino creyera en el feminismo porque el 90% de las personas a las que doy misa son mujeres. La misa la doy en femenino. Siempre repito, porque son ellas las que van, el señor esté con vosotras”.
Lee todos los días la Biblia, pero también El Príncipe, de Maquiavelo, obra prohibida y perseguida por la Iglesia siglos atrás. En esa vida, este cura que el próximo 12 de junio cumplirá 40 años, mezcla el deporte, los actos sociales cotidianos y el sacerdocio. Reconoce sus debilidades en “la impuntualidad” y en “ser un desastre”, algo que actúa como un motor para mejorar cada día en el ejercicio de su tarea dentro de la Iglesia y al servicio, recuerda, de sus fieles.

Un cura reivindicativo con el norte

Como párroco del norte y conocedor del despoblamiento de esa comarca de la isla de La Palma, pide “una mejora de las carreteras” y se pregunta la manera “de conseguir que los jóvenes se queden”, una experiencia que conoce bien porque “en mi pueblo, con apenas 30 personas, solo se quedaron los que se iban a dedicar a la agricultura, pero aquí pueden haber otras opciones”. Rubén, que tiene un hermano mellizo, asegura que “cuando Dios iba a repartir la sensatez y el sentido común se lo dio todo a él” que es secretario en el Ayuntamiento de Adeje. Su preocupación es cómo llenar las iglesias de fieles, pero “la vida está llena de retos”.
Cuando se le pregunta por si es consciente de ser un cura atípico, asegura que “no puedo evitar ser así y estoy seguro de que hay muchos curas más serios, mas buenos y más trabajadores que yo, pero a mi no me sale ponerme exigente ni recriminar nada, solo quiero que los fieles, jóvenes o mayores, participen y disfruten sintiéndose cerca de Dios”. Relata el propio Rubén que “salgo de fiesta todos los sábados, a veces llegó tarde y cada domingo me llevo alguna reprimenda, pero creo que la diversión no está reñida con la fe ni con el dogma cristiano”.

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