Ascensión Tejerina fue la primera mujer que accedió en nuestro país al cargo de Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica Española en el año 2000. Esta zamorana nacida en 1955 y residente en Sevilla intenta evitar la discriminación que sufre la mujer en una organización que se proclama democrática e igualitaria. Escribió el libro De oficio masón. Revelaciones de una Gran Maestre, en el que abrió las ventanas y realizó una autocrítica de cómo debe entenderse la masonería. Hablamos en DIARIO DE AVISOS sobre cuál ha sido y es el papel de la mujer en una institución eminentemente masculina y la importancia del edificio de Santa Cruz de Tenerife.
-Fue la primera mujer en llegar al cargo de Gran Maestra en España en 2000. Usted rompió ese techo de cristal invisible.
“Para que todo el mundo lo entienda fui la presidenta de la organización, en algunos sitios se llama Serenísimo, y yo no me considero serena (Ríe). Fuí la primera mujer en España en llegar a este puesto. Era difícil que hubiera existido mucho tiempo antes una mujer, ya que la primera organización de la misticidad que se convierte igualitaria fue la Gran Logia Simbólica Española en 1993. Yo accedí al cargo en el 2000, por tanto hacía muy poco tiempo que las mujeres estaban trabajando junto a los hombres. En realidad cuando me eligieron me presenté junto a otros dos hermanos a las elecciones. El porcentaje de mujeres era muy pequeño. Eso sí fue un hecho histórico, ya que fueron los hombres los que me votaron. Es verdad que una vez que se rompe la barrera ya es más fácil”.
-En su última visita a Tenerife impartió la conferencia Mujer y Masonería, en el que habló de su eclipsado papel en la obediencia.
“Dos pastores anglicanos constituyeron la masonería en 1717 y pusieron unas condiciones que excluyen a las mujeres. En España, puntualmente hubo mujeres dentro del Gran Oriente Español, pero son casos tan puntuales que no se puede decir que participaran. Estaban muy implicadas con el feminismo y la defensa de los derechos de las mujeres, entre ellas Clara Campoamor, que luchó y consiguió el voto de la mujer, y también destacaron Belén de Sárraga y Rosario Acuña. Fue a partir de 1993 cuando la mujer está de pleno derecho en la GLSE. Fue un gran avance en ese momento, ya que tampoco habían organizaciones femeninas. Ahora, en nuestro país está la Gran Logia de España, que es masculina, y tiene el mayor número de integrantes, pero también está formada por mucha gente que fija su residencia en España tras su jubilación y se afilia a la masonería anglosajona (hay muchos ingleses, holandeses, etc.,). También existe el Gran Oriente de Francia, la Gran Logia femenina, el Gran Oriente Ibérico, la Gran Logia de Canarias o nuestra Gran Logia Simbólica Española, entre otras”.
-¿Todas estas obediencias se rigen por ritos distintos?
“Dentro de la GLSE trabajamos de manera oficial el rito escocés antiguo y aceptado, pero también trabajamos el rito francés moderno, el rito escocés rectificado, el rito de Memphis y Mizraim, y la última logia instaurada en Tenerife es la primera que trabaja el rito de Emulación. La Gran Logia de España trabaja tanto el rito escocés antiguo como el de emulación”.
-¿Por qué en 2019 todavía no se acepta la entrada de mujeres en otras obediencias?¿Esa exclusión no choca con una institución que se define como humanista e igualitaria y que ha luchado por los Derechos Humanos?
“Tengo una teoría que no le gustará a la masonería que no admite a la mujer. Creo que las únicas organizaciones que practican la masonería son las organizaciones que trabajan en la mixticidad hombres y mujeres en conjunto. Si decimos que queremos construir un individuo mejor, para que luego ese individuo pueda construir una sociedad mejor, no podemos justificar en nuestra época, bajo ningún concepto, que se quiera construir desde organizaciones exclusivamente masculinas. Si la masonería va implícito que nos construimos a nosotros mismos para construir una sociedad mejor, es imposible aceptar que una organización masónica excluya a una parte de la humanidad. Si tenemos los principios de libertad, igualdad y fraternidad, no puede haber una igualdad excluyendo a la mujer, o cualquier etnia o lo que sea. Dentro de la masonería tienen que estar representadas todas las partes que forman la sociedad. Si no lo hacemos no estaremos respetando esos principios por los que decimos trabajar. El hombre y la mujer deben trabajar juntos”.
-Todavía en la sociedad española están implantadas las falsas ideas arrastradas de la época franquista ¿Puede lastrar esa desigualdad su conocimiento?
“Hay muchas asociaciones que no publican lo que hacen y otras que no nos dejan entrar si no somos socios. Pocas organizaciones en España han intentado ser tan visibles y abiertas como nosotros, sin embargo, la sociedad sigue pensando que no lo somos. La historia pesa todavía”.
-Ustedes se mueven por los ritos, pero también por símbolos. ¿Qué supondría recuperar el templo masónico de Tenerife?
“Creo que recuperar este templo sería un sentimiento muy parecido al que supondría recuperar la memoria histórica, recuperar algo que se perdió y que es un símbolo, no solo de la masonería de Canarias sino de toda España. El templo de Tenerife se puede recuperar y es importante que, cuando se reconstruya y pueda entrar en servicio, puedan tener cabida y participar en plena igualdad todas las organizaciones masónicas, en todo lo que se haga y programe. Hay un caso parecido que es la Biblioteca Arús de Barcelona, donde todas las organizaciones masónicas están presentes y deciden. Sería importante que todas las organizaciones estuvieran representadas”.
-Hay muchas obediencias masónicas en Canarias. ¿Entendería que se ofreciera su gestión a una sola excluyendo al resto?
“Creo que no sería bueno. Cuando fui presidenta de la GLSE envié una carta al Ayuntamiento pidiendo que se convirtiera en un centro de interpretación o investigación de la masonería, una biblioteca o un centro cultural que repercutiese en un beneficio para los ciudadanos. Un lugar donde las organizaciones masónicas puedan celebrar charlas, cursos, reuniones o asambleas. Sería un gran error invitar solamente a una de las organizaciones masónicas, y mucho más grave si esa obediencia es la que excluye a la mujer, porque estaríamos ante un tema grave. El Ayuntamiento estaría apoyando a organizaciones que discriminan a la mujer entre sus miembros en vez de apoyar a todas”.