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Romén, futuro consultor sanitario en Hong Kong: “Me veo trabajando en una ciudad europea que cuente con vuelos directos a Tenerife”

Tras cumplir la mayoría de edad, el tinerfeño partió de su isla natal para convertirse en el profesional con el que siempre ha soñado ser: consultor del sector sanitario
Romén Rivero, futuro consultor sanitario que actualmente vive en Hong Kong. | DA

Tras cumplir la mayoría de edad, el tinerfeño Romén Rivero partió de su isla natal para convertirse en el profesional con el que siempre ha soñado ser: consultor del sector sanitario. Hace apenas tres meses que está cursando su especialidad en un hospital de Hong Kong, donde asegura sentirse muy cómodo con la mezcla de culturas orientales y occidentales que caracteriza a la ciudad asiática. El joven de 27 años tiene claro que las oportunidades laborales de su profesión en España son bastante limitadas, pero reconoce que en un futuro le encantaría volver a la Isla, a la que define con cariño como “mi paraíso particular”.

– ¿Cuándo fue la primera vez que viajaste únicamente con un billete de ida?

“Me trasladé a Madrid con 18 años para estudiar Ciencias Políticas y, desde entonces, he vivido fuera de Canarias la mayor parte de estos 9 años. En Reino Unido estudié un año gracias a la beca Erasmus; el mismo periodo que pasé vivienda en Australia. Posteriormente, volví a Tenerife donde estuve viviendo dos años, pero volví a marcharme para estudiar un máster en consultoría sanitaria en los Paíes Bajos. En estos momentos, vivo en Hong Kong donde estoy cursando la tesis del posgrado”.

– ¿En qué consiste la formación?

“Estoy realizando un pequeña investigación en la Universidad China de Hong Kong, que es parte de la tesis del máster sobre gestión y consultoría sanitaria que he estado estudiando este último curso en los Países Bajos. En concreto, es una rama orientada al mundo sanitario, pero centrada en consultoría sanitaria, farmacéutica o política sanitaria, que es a lo que realmente me quiero dedicar”.

– ¿Estás cómodo viviendo en Hong Kong?

“Sí. Lo que más me gusta es la mezcla de culturas occidentales y orientales que caracteriza a la ciudad. Es una combinación muy interesante, ya que hay una oferta gastronómica para todos los gustos, así como todo tipo de gente. Además, las espectaculares vistas que regala Hong Kong de sus montañas y su naturaleza chocan con esa pequeña jungla de cemento que compone la misma”.

– ¿Disfrutas de la gastronomía hongkonesa? ¿Y su gente?

“Suelo probar los platos locales. No cocino, así que siempre como fuera de casa porque es bastante económico y hay una gran variedad de opciones. Entre los platos más comunes, opto por el arroz con pollo, con setas, con pato o sopa de fideos, entre otros. En cuanto al tema de palillos, siempre prefiero pedirlos en los restaurantes, pero los camareros me traen cuchillo y tenedor cuando se dan cuenta de mi falta de práctica [bromea]. En cuanto a los hongkoneses, son muy trabajadores pero, a su vez, el servicio y el trato al cliente que he encontrado aquí ha sido muy pobre. De hecho, creo que es el peor de todos los países que he visitado, ya que son muy poco considerados. Aunque siempre puedes encontrar a personas muy amables que estén dispuestas a ayudar. En este sentido, la barrera del idioma es algo inevitable. Es una ciudad donde, a pesar de haber sido colonia británica, no todo el mundo habla inglés”.

– ¿A qué dedicas tu tiempo libre en la ciudad asiática?

“Mi tiempo libre coincide siempre con los fines de semana y lo dedico a descubrir nuevos rincones en Hong Kong, ya sea visitando las pequeñas islas alrededor de la ciudad o practicando senderismo por sus montañas. Intento aprovechar siempre el buen clima. También me gusta mucho viajar y durante estos tres meses que he estado viviendo aquí ya he visitado Japón, China y Corea del Sur”.

– ¿Planeas regresar al Archipiélago en un futuro próximo?

“De momento no, pero nunca se sabe. Siempre extraño mucho las Islas cuando vivo fuera: mi familia, mis amigos y, en general, la calidad de vida que existe gracias a la gastronomía isleña y su clima particular”.

– Dentro de unos diez años aproximadamente, ¿dónde y cómo te ves?

“Me veo trabajando en un puesto relacionado con la consultoría sanitaria o farmacéutica en alguna ciudad europea, pero que cuente con vuelos directos a Tenerife. Necesito vivir en un lugar que esté a un vuelo de distancia para visitar Canarias siempre y cuando lo necesite. Soy consciente de que mi profesión tiene un mercado bastante limitado. No creo que haya un nicho de mercado en las Islas. En cuanto al panorama nacional, también es muy pequeño. Las exigencias para entrar en la profesión son mucho más altas en España que en el resto de países, donde están dispuestos a contratar a gente joven formada”.

– ¿Qué consejo le darías a ese joven que, como tú, quiere viajar por el mundo persiguiendo su sueño?

“Lo principal es aprender un idioma; el inglés es de las mejores apuestas. Además, es necesario tener una mente abierta y tratar de entender el nuevo entorno sin juzgar desde el primer momento. Lo importante es aprender a conocer la cultura desde otro punto de vista que no sea el puramente occidental, ya que hay varias formas de ver la vida y hacer las cosas. De resto, disfrutar de la comida local y, cómo no, de su cerveza que es lo que yo siempre suelo hacer nada más llegar [ríe]”.

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