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“Los comedores escolares son un tema doloroso, con el 40% de exclusión social; que los niños vayan y disfruten”

Feminista y preocupada por el medio ambiente, así podría definirse a María José Guerra. Sus inquietudes, desarrolladas en sus trabajos sobre estudios de género y ética ecológica, se reflejarán en su gestión al frente de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deporte
María José Guerra| SERGIO MÉNDEZ
María José Guerra| SERGIO MÉNDEZ
María José Guerra| SERGIO MÉNDEZ

-Uno de los grandes retos de esta Consejería es la creación del mapa escolar de 0 a 3 años. ¿Cuáles serán los primeros pasos?
“Empezaremos por el ciclo de 2 a 3 años. Estamos evaluando algunos centros en los que hay plazas vacantes para niños de 3 a 6 años y lo que queremos es reconvertirlas para destinarlas a los menores incluidos en la primera fase del plan. Y hay argumentos de tres tipos que avalan este proyecto; el primero es educativo; el segundo de reducción de las desigualdades sociale, y el tercero, de índole social, para esas familias que no pueden hacerse cargo del menor por motivos laborales o de formación. Esperamos que haya un avance en septiembre, cuando hagamos la primera comparecencia en el Parlamento”.

-¿En qué tipo de centros han pensado?
“Aprovecharemos lo que ya tenemos, se adaptarán aulas y priorizaremos la cultura de la reforma frente a la de la construcción. Estamos analizando cuáles serán los centros, pero no descartamos a los privados, porque algunos han hecho un esfuerzo muy grande por adaptarse a la normativa y será fundamental reunirse con ese sector. Todos tendrán que cumplir con unos requisitos muy exigentes, los centros más pequeños tendrán una menor ratio de alumnos por aula”.

-Esta semana el Boletín Oficial de Canarias publicó la reducción del horario del profesorado de Secundaria…
“Esta era una de las reivindicaciones que nos hacían los sindicatos, los profesores de Secundaria volverán a las 18 horas semanales, después de que con los recortes del anterior Gobierno se les impusiera las 20 horas. Esto nos supuso contar con 1.400 profesores más para este curso y es una medida que, si no me equivoco, tuvo un coste de 72 millones de euros. Aquí las cifras que se manejan te dejan sin respiración y tenemos que tener precaución porque seguimos con presupuestos prorrogados de la era Rajoy”.

-¿Qué va a pasar con las otras reivindicaciones de los docentes?
“Tengo por aquí la comunicación de los sindicatos y me plantean muchas medidas que tienen que ver con la cuestión presupuestaria. Vamos a estudiarlas todas, pero de entrada ya hemos conseguido la reivindicación histórica de las 18 horas. Yo he sido profesora y soy muy sensible a todo lo que son mejoras, pero tengo que decir que la tramitación de estas cuestiones es complicada. Yo sé que hay mucha preocupación porque han bajado los ingresos de la recaudación del IGIC, así que vamos a ir año por año. Además, también hay una petición de ahorro, pero en esta Consejería lo vemos complicado, porque básicamente nos dedicamos a atender las necesidades de las familias y del sistema educativo”.

-¿Cómo será la colaboración con los ayuntamientos para los comedores escolares de verano?
“Este es un tema doloroso, porque en Canarias más del 40% de la población está en riesgo de exclusión social y no queremos que los campamentos de verano cumplan solo con esa necesidad social, sino que además los colegios estén siempre abiertos. Debe haber horarios para actividades de todo tipo, tanto en verano como en invierno. Si hablamos de los más pequeños, habrá que potenciar la música y la danza, porque hay datos que demuestran que son importantes para el desarrollo. El objetivo será que los niños vayan y disfruten, porque yo creo que aprender es un placer”.

-Ya existe un proyecto de comedores ecológicos, ¿se va a potenciar?
“Mi intención es que continúe. Es un proyecto que apoya a los productores agroecológicos del Archipiélago y este es un sector básico y que tiene futuro. El sector primario es importantísimo porque al ser islas tenemos una vulnerabilidad alimentaria y la mayoría de productos los traemos del exterior. Y además, creo que los ecocomedores están muy relacionados con la búsqueda de lo saludable para los más pequeños. La industria alimentaria se ha excedido y hay una falta de reglamentación de los azúcares. Tenemos un problema enorme con la diabetes y la obesidad infantil”.

-En otras comunidades se han tomado medidas para controlar la presencia de máquinas expendedoras en los centros…
“No sé cómo es en los colegios, pero en la universidad veo habitualmente las máquinas expendedoras. A veces recurres a ellas cuando sales tarde del despacho y la cafetería no está abierta, pero veo que todos los alimentos son poco saludables y me enfada, porque lo que tenemos que hacer es fomentar el consumo de frutas y no de los ultraprocesados. Aunque esto no me corresponda a mí, creo que habrá que plantear todo esto, porque con una población más saludable, haremos bajar el gasto en Sanidad”.

-¿Y cómo organizarán las ayudas para material escolar?
“Estamos avanzando en este asunto, diríamos que comedores, transporte escolar, libros de texto, material escolar… son todos asuntos básicos de atención a las familias y tendremos buen cuidado de ver cuál es la alternativa más eficiente y útil, porque ahora tenemos la irrupción de la tecnología. Hemos pasado de la pizarra tradicional a la electrónica y todo lo que tiene que ver con la digitalización de la enseñanza supone muchos gastos, así que tendremos que ver cómo traducir en políticas concretas el apoyo a las familias con dificultades”.

-Otro de los grandes problemas en Canarias es el abandono escolar temprano. ¿Qué medidas tomarán para paliarlo?
“Es complicado, porque tiene un factor cultural. Hubo un momento en el que sobre todo los chicos abandonaban los estudios para ir al sector de la construcción, pero eso se terminó y nos ha quedado un sector de la población que hay que recualificar, tienen que volver de alguna forma al sistema, con módulos profesionales y educación para adultos. Y hay que pensar también en los modelos que idealizamos, porque esta sociedad en vez de valorar la formación, a veces refleja que todo se soluciona si se consigue ser futbolista. Estos modelos sociales se imponen antes que el ser científico o ingeniera.

-Y también habrá que adaptar la educación a los nuevos trabajos…
“Antes todo el mundo pensaba que se podía especializar en una familia laboral, pero la inteligencia artificial y la digitalización están modificando muchos sectores. Seguramente habrá que tener en cuenta que las jóvenes generaciones necesitarán recualificarse durante toda su vida. La educación es el sector de la sociedad que abarca más años en la vida de las personas. La gente va a la universidad, luego hace un máster, un doctorado, y puede estar en el sistema educativo 30 años. Esto es un indicador de la importancia de la educación, y habrá que adaptarla a las nuevas condiciones que tienen que ver con la tecnología”.

-Conoce de cerca la situación de los jóvenes investigadores, ¿se potenciará este ámbito?
“Mi última responsabilidad fue la Escuela de Doctorado y la realidad de mis doctorandos era la concatenación de becas. Los últimos años han supuesto que la carrera investigadora se haya desestructurado, está relacionado con la crisis económica, pero también con el modelo mismo de carrera académica. Yo creo que hay que fortalecer todas las becas y la dotación de proyectos. Todo será responsabilidad de la Agencia Canaria de Investigación, dependiente de la Consejería de Economía, Conocimiento y Empleo. Pero creo que hay que dignificar la figura del investigador, que se han convertido en modelo de precariedad, como ha ocurrido con otras profesiones. La lucha contra la precarización es básica, y para eso hay que invertir en ciencia e investigación”.

-Canarias es líder en desempleo juvenil, ¿hay relación con la educación?
“Es cierto que hay un desajuste con el mercado de trabajo, pero el problema es que todo lo hemos centrado en el turismo. Nuestros jóvenes están perfectamente adaptados al mercado alemán, al mercado sueco, y muchos se van y trabajan en esos otros países. El problema no es, como se dice muchas veces, de sobrecualificación, el asunto es que no tenemos un tejido económico que oferte posibilidades para esas personas con formación”.

-Entonces, ¿sí que fomentamos una educación adaptada a los trabajos tecnológicos?
“Incentivamos las vocaciones científicas, pero luego lo que ocurre es que no hay dónde colocar a estas personas. Al no haber una política de investigación, es difícil, y así se produce la llamada fuga de talentos. Toda la formación de altísima calidad que damos en las universidades canarias acaba beneficiando a otras sociedades europeas. Los datos sobre el éxodo los últimos años han sido muy importantes, así que yo creo que lo fundamental va a ser diversificar los modelos de desarrollo y apostar porque en las Islas haya mayor presencia de empresas tecnológicas y una financiación mucho más fuerte de las políticas de investigación”.

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