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Exalumnos de un colegio tinerfeño abren la cápsula del tiempo que enterraron hace 10 años

La caja contenía las cartas, algo humedecidas por el tiempo, que escribieron a Caperucita Roja cuando apenas eran niños
Exalumnos de un colegio tinerfeño abren la cápsula del tiempo que enterraron cuando eran niños. | DA

Bajo tierra, humedecidas y con alguna que otra falta de ortografía. Así estaban las cartas dirigidas a Caperucita Roja que los niños del Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Llanito Perera, situado en el municipio tinerfeño de Icod de los Vinos, enterraron hace diez años. Una auténtica cápsula del tiempo que los ahora exalumnos, convertidos en hombres y mujeres -algunos a punto de entrar a la Universidad-, desenterraron el pasado sábado en un acto celebrado en el citado colegio público, junto a los alumnos y docentes.

Todo comenzó en el curso escolar 2008-2009. Una de las actividades principales de aquel periodo fue trabajar el popular cuento de Caperucita Roja. “Hicimos la casita con papel reciclado, representamos la historia y nos carteamos con la protagonista a través de misivas que nos enviaba el propio cartero”, declara a este periódico una de las responsables del proyecto. En junio de ese mismo año decidieron guardar todas esas actividades en una cápsula del tiempo que enterraron en el patio con el compromiso de extraerla en una década.

Durante el encuentro, que tuvo lugar este sábado, se llevaron a cabo una serie de actividades: cada asistente dejó su huella en el árbol de la vida, los más pequeños realizaron una representación de lo que sucedió en 2009 en el centro escolar y los alumnos leyeron sus cartas en voz alta -alguno ruborizado por el contenido de la misma-. “Las caras de los chicos eran un poema mientras las leían”, bromea la maestra. El acto terminó con una rica paella y tarta. “Nos reencontramos tanto los maestros que en su día impartimos juntos clase aquí como los alumnos que enterraron la cápsula”, asegura. “Fue un día muy entrañable”.

“Fue entrar al colegio y sentir la nostalgia de la infancia”, afirma uno de los protagonistas, quien reconoce que le gustaría “dar marcha atrás al tiempo y recordarlo todo”. Otra de la alumnas, Ángela en particular, también sintió melancolía: “Cuando me reencontré con mis compañeros me di cuenta de que seguíamos siendo los mismos de siempre”. “Venir aquí es volver a sentir ese punto que nos conecta a todos”, sostienen ambos.

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