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Juan Fernando López Aguilar: “Boris Johnson es un aventurero descabellado; ahora solo queremos que el drama del ‘brexit’ se termine ya”

Ahora que la pesadilla del adiós del Reino Unido a la Unión Europea (UE) parece más cercana que nunca, la opinión de Juan Fernando López Aguilar (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) resulta imprescindible para conocer mejor este proceso histórico desde una perspectiva que tenga en cuenta los intereses de Canarias

Ahora que la pesadilla del adiós del Reino Unido a la Unión Europea (UE) parece más cercana que nunca, la opinión de Juan Fernando López Aguilar (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) resulta imprescindible para conocer mejor este proceso histórico desde una perspectiva que tenga en cuenta los intereses de Canarias. Lo cierto es que el eurodiputado socialista, el canario con más alta representación en las instancias europeas (preside una de las más influyentes comisiones de la Eurocámara, la de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior), no defraudó a las expectativas y, durante esta entrevista con diario de avisos, desgrana con detalle las claves del proceso y de cómo se ha podido llegar a esta situación en la que, como nos explica el veterano político sobre la negociación, “todos pierden, nadie gana”.

-Todos sabemos lo que es el llamado brexit, pero ¿cómo lo definiría desde su propia perspectiva ideológca, siendo como es un europeísta convencido?
“Es el mayor quebranto en la historia de la construcción europea, inscrito en su peor crisis, la que arrancó con la gran recesión que comenzó en 2009. Fuimos encadenando episodios no resueltos, uno detrás de otro, y cada uno empeorando el anterior. Fue una pésima gestión. El impacto político más grave fue el regurgitamiento de un nacionalismo reaccionario y de un populismo con muchas variantes que, como fórmula de comunicación política, no se contrajo exclusivamente a los países supuestamente más vulnerables ante la crisis ni de más reciente adhesión, sino que ha contaminado a grandes países veteranos, como Italia y Reino Unido”.

-¿Cómo valora la situación actual del Reino Unido?
“El Reino Unido está en una situación deplorable, y bien que todos lo lamentamos en el Parlamento europeo, pero la agonía dura ya tres años. Se cumplieron tres años en julio de la celebración del referéndum, cuyo mandato era que en dos años, de manera inexorable, se ejecutase enteramente lo que se llamó entonces el proceso de separación del Reino Unido de la Unión Europea, que llevaba 45 años dentro. En su momento lo vivimos como un drama, ahora todos deseamos que termine. Y, por supuesto, que se clarifique lo que ha sido el laberinto de oscuridad espesa que ha sustraído tanta atención a tantos asuntos que la necesitaban para concentrar tantas energías de todos los actores europeos, incluido el Parlamento, a debatir una y otra vez, monográficamente, el brexit. Se ha convertido en una neurosis colectiva que ha contaminado desde el Reino Unido al conjunto de la Unión”.

-¿Tan hartos están en las instituciones europeas?
“En el Parlamento europeo no se ha celebrado ni un solo pleno durante los últimos tres años en el que no hayamos debatido monográficamente las consecuencias del brexit. Y preocupa en todos los ámbitos. Pero ya va siendo hora de que le pongamos punto y final. Resulta increíble que a estas alturas el Reino Unido esté descoyuntado, más dividido que nunca, más confrontado que nunca, más abandonado a la desinformación, a la intoxicación y a la manipulación informativa que nunca, con su proceso democrático más deteriorado que nunca. Al mismo tiempo que cientos de miles de manifestantes en la calle, los más altos tribunales de los tres ordenamientos jurídicos que integran el Reino Unido (Escocia, Gales e Irlanda del Norte) además del inglés pronunciándose con sentencias contradictorias, porque tanto el de Irlanda del Norte como el de Escocia han determinado que la suspensión del Parlamento es ilegal. Y, sin embargo, Boris Johnson continúa pendiente de lo que diga el Tribunal Supremo de Inglaterra. Creo que es el peor paisaje en que podíamos pensar”.

-¿Hay alguna buena noticia en todo este proceso?
“El mantenimiento de la unidad de criterio del resto de la Unión Europea, de los que nos queremos quedar, y el sostenimiento de la estrategia negociadora descrita desde el primer día por el negociador jefe, Michel Barnier”.

-En las últimas horas gana fuerza la posibilidad de una tercera prórroga, se entiende que para reforzar la posibilidad de que se celebren nuevas elecciones en el Reino Unido o quizás otro referéndum sobre el brexit. ¿Ve factible la posibilidad esa tercera prórroga?
“Sí, pero lamentablemente siempre por defecto o por exclusión de todas las demás. Una de las muchas citas que se atribuyen a Churchill era describir a los Estados Unidos como ese gran actor democrático que hace lo correcto después de haber intentado todo lo demás. Pero esta vez es el Reino Unido el que está claramente desfondado en ese abismo. El Reino Unido pedirá una prórroga como quien pide agua por señas, demostrando su incapacidad de desbloquear la situación en la que se ha metido. En el Parlamento europeo nunca hemos perdido de vista que el principal responsable de todo este common room, de este follón por traducirlo, es el Reino Unido, y es el primero que debe intentar encontrar una fórmula para sacar la pata de donde la ha metido”.

-¿Y podrá?
“Por ahora se muestra incapaz, entre otras cosas por la división que corroe a los propios partidos que, históricamente, han asegurado el pluralismo y la alternancia en la Cámara de los Comunes. El Partido Laborista está dividido, porque los hay que nunca quisieron el brexit y exigieron de Jeremy Corbin una posición firme, como la ha tenido Tony Blair, contra el brexit y abogando por un segundo referéndum. Y está el Partido Conservador, con líderes notables e históricos que se han enfrentado a Boris Johnson por su descabellada, atrabiliaria y disparatada conducción de esta última fase, agónica, que conduce a la caducidad del último plazo que se había situado en el 31 de octubre”.

-¿Es pesimista sobre el plazo del 31 de octubre?
“Evidentemente va a ser rebasado sin que, como le decía, hayan sacado la pata de donde la metieron. Insisto en que todos lamentamos que esto haya sucedido, pero lamentamos todavía más que hayan pasado tres años y tengamos que soportar otros dos años más de tiempo de oscuridad en el túnel con los británicos dentro, cuando ni siquiera han designado comisario para designar la nueva Comisión”.

-¿Ese es su pronóstico? ¿Dos años más para llegar al brexit?
“Es una de las hipótesis que barajan, por ejemplo, los laboristas británicos europeístas en el Parlamento europeo: Solicitar dos años más de prórroga”.

-¿Y está de acuerdo en que esa es la más probable?
“Hay probabilidades en la medida en que, insisto, se excluyen por defecto todas las demás. Lo que muchos habríamos deseado es que hubieran sido capaces de facilitar un solo voto favorable a una solución manejable en el propio Parlamento británico”.
-Como jurista, ¿no le llama la atención que pueda cerrarse el Parlamento británico para excluirlo de que pueda decidir de algo como el brexit?
“A mis buenos amigos laboristas del Parlamento europeo siempre les digo que ya va siendo hora de que los británicos apuesten de una vez por tener una Constitución escrita, porque todo es consecuencia de la ausencia de una Constitución escrita en el Reino Unido, ya que la actual se basa en un conjunto de documentos históricos. muchos de ellos arcaizantes, arraigados cientos de años atrás, y convenciones parlamentarias hasta ahora respetadas por todos los actores. En la medida en que la política implosiona, surgen nuevos y descabellados aventureros dispuestos a arriesgar los fundamentos de la democracia con tal de salirse con la suya, y es notoriamente el caso de este personaje, Boris Johnson. Se hacen más necesarias que nunca la seguridad jurídica y la certidumbre en las reglas del juego”.

-¿Cómo sigue ese asunto?
“Boris Johnson ha apostado por suspender el Parlamento y los tribunales se muestran contradictorios. Políticamente, lo que afirmo es que es no ya irónico sino nauseabundo que quien utilizó la retórica de retomar el control y reafirmar la soberanía y la democracia británica frente a la burocracia de Bruselas haya acabado apostando por dinamitar nada menos que el Parlamento que se tenía por el más antiguo, sin que sea históricamente cierto ya que se sabe que fueron las Cortes de León [Sonríe, incluso ríe brevemente por primera vez desde que empezó esta entrevista]”.

-¿A quién le interesa el brexit, si nadie discute que perjudicará especialmente a los británicos pero también al resto de la Unión Europea?
“Eso suscita en estos momentos un debate político de tanto voltaje que ya casi resulta difícil de rebobinar para comprimirlo y hacerlo claro. Pero el punto nuclear de ese debate es que asistimos a un momento en que actores políticos individuales y colectivos se muestran dispuestos a tomar decisiones autolesivas sin que nada sea capaz de volver a imponer razón dialogal en un paisaje de confusión total”.

-Autolesivas para el bien común…
“Autolesivas para el bien común en el Reino Unido evidentemente. La situación es pésima. El brexit ha producido perjuicios económicos, bursátiles, inestabilidad e inseguridad. La City, que es el gran emporio financiero global, está amenazada en la actualidad y en su futuro. Los impactos de tanta incertidumbre también han sido globales, pero el primer perjudicado es, de lejos, el Reino Unido. Hemos llegado a una situación en que esas fuerzas desatadas se muestran dispuestas a apostar, pase lo que pase y cueste lo que cueste, por ultimar su guion al máximo, por insoportables que sean las consecuencias para la sociedad”.

-Permítame que le insista sobre quién sale ganando, porque el resultado del referéndum del brexit no es un caso aislado, sino que se enmarca en otros casos similares como la elección de Donald Trump, Matteo Salvini o Jair Bolsonaro…
“Desde el primer momento he defendido que estamos ante un ejemplo inédito de negociación lose-lose, que es el arquetipo contrario a la negociación win-win. En una negociación, el escenario idóneo es que los actores sean capaces de delinear ventajas mutuamente compensatorias, y alcanzar un acuerdo equilibrado. En este caso, desde el inicio de la negociación hemos sido conscientes de que todos salíamos perdiendo. Pero nadie ha sido capaz de ponerle freno. La Unión Europea pierde, es un quebranto sin precedentes porque un gran actor de este proyecto se baja del tren en marcha y deja de pedalear en la bicicleta como en la famosa metáfora, pero el primer perjudicado, insisto, es el Reino Unido. Es una negociación lose-lose sin ningún valor añadido, en la que los negociadores entran sabiendo que no tienen nada que ganar, y sin embargo son presos de una lógica inexorable que los arrastra. La UE forzada a negociar la salida del Reino Unido forzada, a la vista del resultado del referéndum; y el Reino Unido forzado igualmente por el resultado de un referéndum disparatado e irresponsablemente convocado por el absolutamente inindultable primer ministro Cameron, y que ha fagocitado después a una irreconocible Teresa May por su pésima conducción de esta crisis. Y Boris Johnson como corolario de esta disparatada secuencia”.

-¿No salen ganando con el brexit los rivales planetarios de la UE, como son los EE.UU., Rusia o China?
“Está claro. Y es por ello que Donald Trump, un actor extremadamente disruptivo en el desorden internacional, que ha perjudicado tanto a los EE. UU. como al conjunto del concierto global, intenta perjudicar a la UE y deteriorarla estimulando a sus miembros más disfuncionales para intentar dinamitar desde dentro a la UE. Los que se regocijan son los que quieren ver a una Unión Europea debilitada e inane en el desorden global. Que son los otros actores como Rusia y China, claro, pero sobre todo EE.UU.”

-¿Qué pasará con esos miles de canarios que viven en el Reino Unido?
“Tanto el plan de contingencia de la UE como el Gobierno de España de Pedro Sánchez apuntan como objetivo prioritario la preservación de sus derechos, como los del resto de ciudadanos de la UE, y la reciprocidad en el trato que reciban los británicos en España y en la Unión. Si existe un deterioro en sus derechos, no le quepa la menor duda de que no habrá esa reciprocidad, ni por España ni por la UE. Ninguna. Si el Reino Unido no respeta sus compromisos, no habrá ninguna reciprocidad por nuestra parte.

-El brexit ya perjudca a Canarias por el turismo…
“¡Era inevitable! Todo el esfuerzo está orientado ahora a perimetrar, acotar y reducir los daños a su mínima expresión, pero la evaluación de daños era inevitable de pronosticar. Cualquier prognosis la apuntó como cierta, y efectivamente ya tenemos los daños aquí. ¿Cómo no iba a retraer la demanda de productos y de visitantes británicos si se deterioraba la seguridad jurídica? Y eso que in extremis, asunto en el que me impliqué a fondo, conseguimos sacar adelante el código de visas y las excepciones necesarias para que, en el caso en el que se produzca un brexit duro, no se exija visados a los europeos que visitan el Reino Unido y, recíprocamente, a los británicos que visitan el resto de la UE, incluidos los cinco millones de británicos que cada año visitan la UE”.

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