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El detenido por la supuesta agresión al hombre al que unos perros devoraron el brazo en La Laguna queda en libertad

Fuentes de la investigación señalan que el varón, de 44 años, no ha pasado a disposición judicial; se descarta de momento su implicación
Los perros que remataron a la víctima han sido identificados como razas potencialmente peligrosas. Sergio Méndez

El pasado viernes, la Policía Nacional detenía a un varón de 44 años por su posible implicación en la muerte violenta de un hombre en las proximidades de la Urbanización Mayber, cerca de Geneto. El fallecido, que deambulaba semidesnudo por un descampado de la zona, sufrió graves mordeduras por parte de una jauría de perros, que fueron ahuyentados únicamente por el disparo al aire de la Policía Local nivariense. En una primera valoración, se hallaron heridas que parecían responder a una agresión con arma blanca, así como un fuerte traumatismo craneal.

Fuentes cercanas a la investigación, han confirmado a DIARIO DE AVISOS que el principal sospechoso de la presunta agresión ha sido puesto en libertad, sin pasar a disposición judicial. Así se descarta, por el momento, su participación en los hechos, y, si bien el caso continúa abierto, las autoridades barajan diferentes opciones para explicar lo ocurrido, en un emplazamiento donde es bastante frecuente el ‘cruising’ o la práctica de sexo en lugares públicos.

La primera hipótesis, apunta a que la víctima pudo sufrir una agresión previa a la aparición de los canes, que lo habrían rematado con suma severidad, destrozándole, incluso, su mano izquierda. Se trata de una línea que los investigadores no han descartado, a espera de los resultados que arroje la autopsia. Por otro lado, también estaría sobre la mesa la posibilidad de que los animales -identificados como un boxer y un presa canario, del grupo de razas potencialmente peligrosas- hubieran sido los autores del violento ataque en su totalidad.

Cuando los policías laguneros hallaron al hombre, tras espantar a los perros, aún seguía con vida pese a la gravedad de sus heridas. Fue el personal sanitario el que, una vez personado en el lugar, no pudo hacer nada por salvarlo sino presenciar su último aliento.

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