Hace 27 años se produjo uno de los crímenes más macabros que se han perpetrado en nuestro país. Míriam, Toñi y Desirée fueron asesinadas en noviembre de 1992 en Alcàsser (Valencia). Los cuerpos se encontraron pocos meses después en una fosa; estaban semienterrados, con graves heridas y una mortal, en la cabeza, con una pistola. En esa misma zona, el pasado 24 de junio de 2019, una pareja encontró cuatro huesos. Eran humanos y todo hacía pensar que podían pertenecer a una o dos de las niñas.
Ahora, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses descarta que esos restos óseos se pudieran deprender del cuerpo de Toñi en 1993, aunque no excluye que puedan ser trozos de falange de las otras dos menores. El Instituto tiene previsto citar a la madre de Desirée y al padre de Míriam para recoger muestras de saliva y, así, remitirlas al Departamento de Barcelona. Así, los especialistas podrán cotejar los perfiles genéticos con los huesos encontrados.
Lea la información completa en El Español.