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Oliver Heinrich: “No he pasado miedo en La Gomera; lo que más he echado de menos ha sido una cerveza”

El portavoz de los turistas alemanes que recibieron el alta médica tras dar negativo por coronavirus, agradece el trato en la Isla y confía en la recuperación del único contagiado
Oliver Heinrich. DA
Oliver Heinrich. DA
Oliver Heinrich. Jorge Berástegui

“Una cerveza”. Eso es lo que contestó el alemán Oliver Heirich cuando alguien le preguntó en la sala de prensa, al filo de la noche, qué es lo que más había echado en falta de comer o beber durante estos últimos días de aislamiento en el Hospital Nuestra Señora de Guadalupe de San Sebastián de La Gomera.

Parece un tópico, pero quizá Heinrich quisiera cerrar con un toque de humor estos días de preocupación, desde que lo ingresaron el pasado jueves junto a otros cuatro compañeros. Él y otros tres recibieron ayer el alta hospitalaria después de que dieran negativo en el segundo test que se les ha hecho del coronavirus, aunque tendrán que acudir dos veces al día al centro médico de Hermigua. El otro ingresado es el paciente infectado por el virus, que se encuentra bien, pero que ha vuelto a dar positivo en el test y tendrá que quedarse en el hospital hasta que el virus desaparezca de su organismo.

La calima densa y las montañas peladas le daban ayer a San Sebastián un aire triste, como un viejo protectorado africano, con el cuartel de la Guardia Civil encaramado a lo alto y aspecto de fortín colonial. Pero en la cara abatida de Heinrich apareció finalmente la risa de bávaro cervecero tras un relato más bien parco de estos días. “Estamos muy contentos, aunque nos queda el regusto amargo de que nuestro amigo siga aquí”. El gerente del hospital, Isidro Manuel Brito, explicó la situación: “Si hubiera alguna alteración, volveríamos a revisar el caso”, afirmó. “Pero, por ahora, Salud Pública ha determinado que se les debía dar el alta para que estén en su domicilio”.

No ha sido una experiencia fácil. “Al principio, estábamos muy nerviosos, muy asustados”, cuenta, pero se fueron calmando con los días. “Ya luego sabíamos que teníamos que hacernos las pruebas, pero no teníamos miedo”. Cuentan que han podido hablar también con su amigo infectado por el coronavirus. “Le ha dado positivo el test, pero no tiene síntomas y se encuentra bien”. El otro compañero del grupo, el que se quedó en Hermigua, aislado y recibiendo alimentos de restaurantes de la zona, está muy bien.

“Ahora pido que nos dejen descansar tranquilos durante el tiempo que nos queda de vacaciones”, afirmó Heinrich, que se quejó de que hay fotos de ellos que han circulado por las redes sociales y que él atribuyó a una actitud poco respetuosa de algunos medios con su intimidad. “Hasta que me han dado el alta no le he contado nada a mis padres, porque no quería que cogieran nervios”, explicó.

También afirmó que algunos amigos y familiares les decían que todo el proceso les había parecido un poco sobredimensionado. Sin embargo, agradeció “a todo el personal del hospital” el buen trato que les habían dado. Y afirmó que, después de estos días de recuperación, intentará volver a La Gomera, a donde los seis habían venido este año por primera vez. “Si me permiten volver, claro”, dijo otra vez socarrón.
Un apunte de humor para acabar un día que empezó con una rueda de prensa en el propio hospital del presidente, Ángel Víctor Torres, que vuelve a surfear otro atisbo de plaga apocalíptica, después de los incendios de Gran Canaria, el cero energético y la caída de Thomas Cook, sin saberse bien si atrae el caos o si el azar lo puso ahí para que lidiara con él como un líder de espíritu pacífico, a lo Gandhi en un camino pedregoso de brexit, pobreza secular y desaceleración económica.

Y ha sido “la magnífica sanidad de nuestra tierra”, como él mismo dijo ayer, la que le está dando una satisfacción, a pesar de las duras batallas que acechan a su consejera, Teresa Cruz Oval, criticada por unos sindicatos, tolerada por otros y en el punto de mira de la oposición y de parte del propio PSOE.
Ayer, Torres se felicitaba. “La situación está bajo control; el paciente con positivo evoluciona favorablemente, y vemos que, con el paso de los días, se confirman las buenas noticias”, insistió unas horas antes de que le dieran el alta a los alemanes, al mismo tiempo que confirmaba que las 16 personas con las que tuvo contacto circunstancial el infectado en su viaje a Canarias estaban localizadas y no habían tenido ningún síntoma.

Globalización

“¿Quién iba a pensar que, en el mismo sitio donde viene la señora Merkel de vacaciones, íbamos a convivir con este asunto?”, se preguntaba ayer en alto el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, durante la rueda de prensa. “Pero ahí está la globalización”, afirmó -ese sitio donde unos se empeñan en las fronteras mientras los virus van de Asia a La Gomera a la velocidad del rayo-. Curbelo destacó la importancia de la coordinación entre servicios sanitarios a escala regional, nacional e internacional, y se enorgullecía de la gestión de la situación que se ha hecho en una pequeña isla como La Gomera, que, según afirmó, recibió a 700.000 visitantes el año pasado.

“Es interesante que el trabajo que se ha hecho en La Gomera pueda ser conocido, porque los protocolos se han puesto en marcha y han funcionado. Y eso puede ser de interés en cualquier lugar del mundo”, afirmó Curbelo, quien negó que la llegada del coronavirus a la Isla haya provocado ninguna estampida de turistas, una preocupación muy presente entre la gente a poquito que uno escarba. “No ha habido ninguna cancelación entre las nacionalidades que vienen a la Isla, como franceses, británicos, alemanes o peninsulares. Solo una pareja de Tenerife, que no tiene nada que ver con esto”. Tal y como lo decía, parecía que fueran conocidos.

todavía no se conoce

También estaba en la rueda de prensa el jefe de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública, Domingo Núñez, el funcionario experto que ha ejercido, de facto, de portavoz de esta crisis sanitaria. Al acabar la rueda de prensa, Núñez explicaba a DIARIO DE AVISOS que “todavía no se conoce perfectamente cómo funciona el coronavirus”. Según Núñez, ya se han estudiado otros brotes de este virus, como el del SARS, que provocó unas 800 muertes en 2003. O el MERS, otro coronavirus que viene de los camellos de Oriente Próximo. “De estos ejemplos se han utilizado algunos de sus comportamientos para entender este, pero es una enfermedad nueva con pocas semanas de vida”, explicó.

“Tenemos identificado el virus, se ha hecho la secuenciación genómica, tenemos los kits para el diagnóstico, se está publicando mucho, a una velocidad increíble, pero todavía existen lagunas y cosas por descubrir”, reconocía, aunque hay un protocolo que se consensúa con el servicio de sanidad estatal y se actualiza de forma permanente entre los distintos actores.

Mientras, fuera del hospital, Antonio esperaba a su mujer, que había ido a la consulta: “Si no, no vengo”, explicaba, al mismo tiempo que reivindicaba la importancia de “la buena información”. “Han estado informando permanentemente”, decía. “Es como lo del avión de Barajas. El comandante explicó bien las cosas y la gente se quedó más tranquila”.

A pocos metros, un señor un poco huidizo que estaba cortando hierbajos con un pajizo en la cabeza, decía que, con tantas enfermedades mediáticas, “uno se acostumbra”. “Pero sí, al ser algo desconocido, la gente se asusta…”.

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