El Archipiélago ha sentado hoy un punto de inflexión en su historia. Hace apenas unos meses, el sector turístico, principal motor de la economía autonómica, hacía balance de la cantidad de visitantes que habían optado por las Islas como destino para pasar sus vacaciones. En aquel momento, todo apuntaba a que las acciones promocionales estaban dando sus frutos; 15 millones y medio de personas viajaron a Canarias en 2019. No obstante, con la repentina aparición del coronavirus de Wuhan todo dio un vuelco. Poco a poco se comenzó a implantar un miedo a viajar por la incertidumbre de qué estaba ocurriendo en una provincia de China, donde se tomaban medidas de prevención, en un principio, dantescas, como el confinamiento de poblaciones. Y poco después no solo se ha decretado el estado de alarma en España, sino que los hoteles del país se han visto obligados a cerrar por la emergencia sanitaria.
Hoy Canarias amanece con una estampa atípica. De 1.809 establecimientos dedicados al turismo, solo 14 han sido autorizados para permanecer abiertos manteniendo servicios mínimos. Es un paisaje que provoca ciertas dosis de incredulidad y estupefacción, incluso, a la consejera de Turismo del Gobierno regional Yaiza Castilla, que, pese a todo, en una entrevista publicada hoy en DIARIO DE AVISOS afirma que “tenemos un sector que tiene músculo para aguantar lo que está ocurriendo”. Eso sí, reconoce que habrá que volver prácticamente a la casilla de salida y será necesario “relanzar el destino” adoptando medidas a corto plazo, basadas en “atajar la crisis sanitaria”, y a medio y largo plazo, reconstruyendo una forma de vida que ha costado un siglo inyectar en el ADN isleño.
La batalla contra el Covid-19 ha ocasionado un gran número de bajas en muchas comunidades. Sin embargo, Canarias se mantiene como una de las regiones menos afectadas del territorio nacional, registrando 27 fallecimientos y 878 contagios. Pero ello no ha provocado una conducta relajada de las autoridades. Más bien, parecen estar preparándose para alcanzar el nivel más alto de la curva epidemiológica, la cual habrá que doblegar, como hicieron en su momento China y Corea del Sur, principales referentes por su modo de actuar ante la pandemia. Es tal la prevención aplicada en el Archipiélago, que el Cabildo tinerfeño está desplegando un hospital de campaña en el Recinto Ferial, y plantea la adecuación de otros espacios de titularidad pública como el Pabellón Santiago Martín, o el aprovechamiento de los complejos hoteleros.
Los esfuerzos por incrementar la capacidad de atención a pacientes se ven complementados con la adquisición de material sanitario, una tarea en la que están inmersas instituciones a todas las escalas. Ayer el Ejecutivo canario, tal como estaba previsto, formalizó el cese de la titular de Sanidad, Teresa Cruz, asumiendo su área el actual responsable de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad, Julio Pérez, que ya fue designado para el mismo cargo en 1991. De igual manera, el Consejo de Gobierno dio luz verde a la compra de productos para el personal médico que lucha contra la enfermedad directamente a proveedores chinos, porque, si algo ha repetido en las últimas semanas el presidente Ángel Víctor Torres es que la seguridad de los sanitarios es “una prioridad”.