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Noelia Afonso tinerfeña Miss España 1969 y Miss Europa 1970: “La llegada a mi isla como Miss Europa fue el recuerdo más bonito que guardo”

Hace ahora 50 años copaba las portadas de revistas y periódicos tras coronarse Miss Europa, un título que le convirtió en uno de los grandes iconos nacionales

Hace ahora 50 años copaba las portadas de revistas y periódicos de todo el país tras coronarse Miss Europa, un título que le convirtió en uno de los grandes iconos nacionales que coloreó la imagen de una España en blanco y negro poco acostumbrada a los éxitos y mucho menos a los reconocimientos internacionales. La santacrucera Noelia Afonso rompió barreras y alcanzó en 1970 el cetro continental en Atenas, cuna de la civilización occidental. Su llegada a España fue todo un acontecimiento y en Tenerife la gente se echó a la calle para aplaudirle y vitorearle a su paso en un coche descapotable junto al alcalde de Santa Cruz, Javier Loño. “Sigo teniendo en mi corazón a la gente que vino a recibirme”, cuenta hoy a DIARIO DE AVISOS tras más de una década de silencio. Su nombre siempre quedará ligado a uno de los grandes éxitos de Nino Bravo, y millones de mujeres en España y Latinoamérica que hoy rondan los 50 años se llaman como ella. Nos recibe en su casa, en Costa Adeje, junto a su esposo, Santiago Puig, el empresario visionario que construyó de la nada y en una de las zonas más deprimidas de Tenerife uno de los emporios turísticos más visitados de Europa: Playa de Las Américas. “Lo he aprendido todo con él, le sigo queriendo y sobre todo admirando”, confiesa.

-El inicio de todo fue su presentación al concurso de belleza de Miss Tenerife. ¿Cómo surgió la idea?
“Había terminado el bachillerato en el colegio Las Dominicas, donde estuve desde parvulario, y con 18 años estudiaba en la Escuela de Información y Turismo. Sinceramente, no había pensado nunca en ser miss, primero porque no pasaba por mi cabeza y segundo porque mi padre era muy estricto. Pero las cosas pasan porque tienen que pasar y conocí a Santiago, que necesitaba una chica para representar a Playa de Las Américas, urbanización que daba sus primeros pasos, en el concurso de Miss Tenerife. En principio me lo tomé a risa, pero mi pandilla pensó que sería divertido y que pasaríamos un día súper. Tomé la decisión de presentarme y acudí a la modista María Isabel Coello, que era única en poner guapa a la gente. Me hizo un traje negro, precioso, que actualmente conservo con mucho cariño”.

-La gala se celebró en uno de los apartamentos punteros del momento, Las Arenitas, en Las Caletillas. ¿Qué recuerda de aquella noche?
“La noche fue un cuento de hadas. Yo no sabía ni maquillarme ni mucho menos caminar por una pasarela, pero lo mejor es que tenía a todos mis amigos apoyándome con sus aplausos y eso me hacía sentir segura. Cuando fui elegida Miss Tenerife lo peor era pensar cómo se lo diría a mi padre, pero con la ayuda de mi madre se resolvió el misterio. Lo encajó bien, aunque me dijo que a Valencia, donde se celebraría el certamen nacional, iría acompañada de mi hermana Elba”.

-Allí, en la capital del Turia, volvería a ser coronada en 1969 con el título nacional y su imagen daba el salto a las portadas de las revistas. ¿Qué destacaría de un concurso que en aquel momento concitaba una gran expectación?
“Al concurso de Miss España iba más preparada, porque aquello era mucho más profesional. Allí estaban presentes todos los periodistas de las revistas nacionales y, además, el jurado estaba formado exclusivamente por mujeres que habían sido misses de España y de Europa. Por lo tanto era un jurado crítico, muy entendido y hasta te diría que muy tiquis miquis. Fui con mucha ilusión y conseguí ganarme al público y a los periodistas, que se pusieron a mi favor. Debe ser el plus de dulzura y simpatía que siempre ha caracterizado a las candidatas canarias. Recuerdo que mi elección no se produjo un día cualquiera. Aquella fecha (21 de julio de 1969) Neil Armstrong pisaba la Luna”.

-Esa noche usted alcanzó la Luna también…
(Sonríe) “De alguna manera sí. Fue una curiosa coincidencia. Una fecha imborrable”.

-Y de ahí a la gloria, un año después, cuando fue proclamada Miss Europa en El Pireo (Grecia). ¿Cómo lo vivió?
“Antes representé a Miss España en el concurso de Miss Universo en Miami. Allí hice buenas amigas, algunas de ellas llegaron a trabajar como actrices en importantes series de televisión como Dallas y Falcon Crest. Justo después vino el viaje a Grecia, donde me presenté con más experiencia, ya tenía más soltura y estaba más tranquila. Yo destacaría la noche final de la gala, donde recuerdo que fui la única candidata a la que el público tiró flores mientras desfilaba. No sé si podía tener algo que ver que la princesa Sofía era griega y yo caí muy bien. Lo cierto es que fui muy feliz”.

-Flotaría en una nube cuando fue proclamada Miss Europa…
“Te puedes imaginar. Fíjate que con la alegría del momento me olvidé del teléfono de mis padres y tuve que llamar a una vecina para que me lo recordara. Cuando contacté con ellos lo primero que les dije fue: “Aquí, al habla Miss Europa”.

-A partir de ese momento se convierte en el rostro más popular del país, la mujer de moda y el icono de éxito en la recta final de la España franquista. ¿Cómo fue su regreso a la Isla?
“Ese fue el recuerdo más bonito que guardo y todavía la gente de mi edad se acuerda del cariñoso recibimiento de mi isla. Había miles de personas en la calle que aplaudían y coreaban mi nombre durante el trayecto desde el aeropuerto de Los Rodeos hasta Santa Cruz, que hice acompañada por el alcalde Javier Loño. Mis padres estaban muy orgullosos y sigo teniendo en mi corazón a la gente que vino a recibirme”.

-Hasta el entonces jefe del Estado, Francisco Franco, le recibió en su despacho. ¿Cómo fue aquel encuentro?
“Las misses en aquella época tenían un impacto social más relevante que ahora, aunque yo fui la única que fue recibida por Franco, que estaba acostumbrado a que llegaran comisiones formadas por 15 o 20 personas. En cambio, a mí me recibió sola, acompañada por mi suegro, Rafael Puig, que era procurador a Cortes, lo que hoy viene a ser diputado en el Congreso. Yo llevaba mi discurso preparado, pero estaba un poco nerviosa y creí que era mejor no hablar, sino agradecer la felicitación de manera más espontánea”.

-Los periodistas y paparazzis le seguían a todas partes. ¿Se llegó a sentir acosada?
“No. Ni por la prensa ni por nadie. Creo que fui una privilegiada, porque los periodistas siempre hablaron muy bien de mí, aunque me quisieron poner algunos novios hasta que se daban cuenta de que por ahí iban mal orientados. Salí en muchas portadas de revistas y siempre se me trató con mucho cariño y respeto por parte de los periodistas, entre los cuales guardo grandes amigos”. 
-Después llegó el éxito de Noelia, la canción de Nino Bravo compuesta por Augusto Algueró, dedicada a usted, que empezó a sonar por todo el mundo. ¿Qué ha significado esa canción en su vida? ¿Qué siente cada vez que la oye?
“Estoy muy orgullosa de que hayan utilizado mi nombre para hacer esta canción. Me dio mucha pena no haber conocido personalmente a Nino Bravo. Su muerte prematura en un accidente de tráfico fue un shock nacional. La canción la compuso Augusto Algueró, que era amigo de mi suegro y que cuando oyó mi nombre dijo que era precioso para una canción y que resultaría un éxito como Penélope, de Joan Manuel Serrat. Y así fue”.

-¿Cuántas Noelias hay en España y Latinoamérica gracias a usted?
(Sonríe) “A raíz del éxito de Nino Bravo muchas niñas que hoy rondan los 50 años se llaman como yo, de lo cual me siento muy orgullosa. Había madres que me escribían preguntándome cuándo celebraba mi santo”.

-Usted también ha hecho sus pinitos como cantante. Si le dieran la oportunidad de volver atrás en el tiempo, ¿elegiría dedicarse a la música?
“No lo sé. Lo que sí te puedo decir es que siempre me ha gustado cantar, como a mi madre y mi abuela, que cantaban como los ángeles, sobre todo las folías y las malagueñas. Debe ser algo genético porque algo he sacado de sus voces. En todas las fiestas de amigos donde voy termino cantando”.

-Volvemos a los concursos de belleza. ¿Qué opina de los certámenes actuales?
“En la vida todo cambia, las sociedades evolucionan y eso también se manifiesta en los concursos de belleza. En mi época presentarse a miss significaba un trampolín para dedicarse al cine o la moda. Hoy hay otros medios para intentar alcanzar esas metas”.

-Y una santacrucera como usted, ¿nunca soñó con ser Reina del Carnaval?
“Sinceramente, no. Y mira que me gustaba aquel Carnaval de las mascaritas, el de ese cierto misterio que rondaba por las calles. El de ahora es más festivalero”.

-Contrajo matrimonio en 1972 con Santiago Puig en la Catedral de Barcelona y su boda dio la vuelta a España. ¿Qué ha supuesto en su vida su esposo?
“¡Qué pregunta, amigo! Date cuenta que lo conocí con 18 años, aunque formalizamos nuestra relación en los 70 y el 8 de enero de 1972 nos casábamos. Es el gran y único amor de mi vida. Puedes preguntarme, ¿y no tuviste más? Pues no. Eso sí, muchos pretendientes, bueno fuera, como le ocurre a cualquier chica mona”. 
 
-¿Qué diría que ha aprendido de él?
“Todo. Llevamos 48 años de casados y sigue siendo mi norte, mi vida. No me avergüenza decirlo, aunque suene un poco cursi. Lo he aprendido todo con él, le sigo queriendo y, sobre todo, admirando. Hemos creado una familia maravillosa, con dos hijas y cinco nietos, de la cual estamos muy orgullosos. En el colegio aprendí que la familia era la primera unidad de convivencia y tengo la certeza de que es así, aunque algunos la quieran relegar a un segundo plano”.

-La familia Puig ha sido la protagonista de una de las grandes aventuras empresariales ligadas al desarrollo turístico en España en la segunda mitad del siglo XX, con la creación de Playa de Las Américas, de la que usted ha participado en primera persona. Más de 50 años después, ¿qué echa en falta para mejorar la oferta turística del sur de Tenerife?
“El Sur se debe poner al día. Hace falta una nueva terminal en el aeropuerto digna de la oferta turística que tenemos y aumentar los vuelos regulares con las principales ciudades europeas, no solo limitarse a vuelos chárter. Además, se debe terminar el tercer carril de la autopista para dar fluidez al tráfico. No sabes lo que es estar dos horas para ir al aeropuerto y al final perder el avión. Al turista que le ocurre no vuelve más. Y hay que mejorar la sanidad, puesto que el Hospital del Sur no dispone de los servicios necesarios, y también reforzar la seguridad. Yo no iría a un país donde no me sienta segura”.

-Siempre ha presumido de ser tinerfeña allá donde quiera que va. ¿Cómo ve en este momento a su isla?
“Creo que tenemos que quererla más para que los proyectos salgan adelante y no se queden en un “podemos hacer”. Y no debemos olvidar que a los canarios siempre se nos ha identificado con un carácter amable. Así que no podemos bajar la guardia y perder esa imagen”.

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