
La crisis del coronavirus ha obligado a las empresas públicas de transporte de viajeros del Cabildo de Tenerife a continuos cambios en su oferta de servicios. Enrique Arriaga (Ciudadanos), vicepresidente del Cabildo y Consejero de Carreteras, Movilidad e Innovación, explica cómo ha afectado al transporte insular de viajeros la pandemia de Covid-19.
-¿Cómo se ha reorganizado el transporte público en Tenerife para responder a la crisis del coronavirus?
“La demanda se ha desplomado un 90% como consecuencia de las medidas de confinamiento impuestas por el Estado, pero, además, los sucesivos decretos han establecido unos límites máximos a la ocupación de los distintos modos de transporte, hasta un 30%, con el fin de garantizar una adecuada separación entre los usuarios. Por ello, la oferta ha debido adaptarse a las nuevas circunstancias, con una reducción media de las expediciones en torno al 50%, tanto para el servicio de guaguas como en el tranvía. La prioridad es prestar el servicio público en condiciones de seguridad para todo el mundo, compatibilizando la reducción de la oferta con el mantenimiento de unas condiciones de separación adecuada entre los pasajeros. La adaptación se ha hecho por fases, con reducciones paulatinas de los servicios: primero de un 20%, y posteriormente de un 30% y un 50%, adaptándonos en todo momento a la caída de la demanda, al mismo tiempo que garantizábamos que la ocupación no excediese del 30%. Hay que reconocer la profesionalidad y el buen hacer de los servicios de planificación de las empresas públicas del Cabildo que han trabajado muy duro para lograrlo. En particular en lo que respecta a Titsa, ha habido que modificar más de 180 líneas de un día para otro, y todo ello intentando no penalizar los transbordos de una línea a otra. Que hayan sido capaces de hacerlo en tan corto espacio de tiempo habla a las claras de su competencia. Como curiosidad y reflejo de lo cambiante de la situación día a día ha sido que, para acelerar el proceso informático de recálculo de líneas y frecuencias, hemos tenido que conectar el sistema de Titsa con el Superordenador Teide ubicado en el ITER”.
-La caída de pasajeros ha tenido que afectar económicamente a las empresas. ¿Cuánto se ha perdido?
“Ambas empresas venían ingresando casi seis millones de euros mensuales por pago de los usuarios. La bajada de viajeros supone que esos son ingresos no se han producido, pero los gastos continúan siendo básicamente los mismos, porque la oferta de servicios de transporte se mantiene sobredimensionada para mantenernos en los límites máximos de ocupación. Hay que tener en cuenta que la ocupación media de las guaguas y el tranvía oscila entre el 8% y el 10% del total. Esto supone que se va a producir un importante déficit. Manejamos diversos escenarios de recuperación de los niveles de demanda y nuestras estimaciones es que las empresas necesitarán una financiación adicional respecto al presupuesto aprobado de entre 20 y 25 millones de euros. Naturalmente, estas cifras dependerán del momento en que se levante el confinamiento de la población”.
-¿Y cómo se financiará ese déficit adicional?
“Estamos ya buscando opciones. La pasada semana tuvimos una videoconferencia con el Consejero de Transportes del Gobierno de Canarias y le trasladamos nuestra inquietud por las necesidades de recursos de las empresas de transporte público de viajeros. En esa reunión estaban también presentes los consejeros de los cabildos del resto de islas y todos coincidían en esta preocupación que, nos consta, es semejante a la de todas las empresas de transporte de viajeros en toda España. Se trata de un problema generalizado. Requerimos que tanto el Estado como la Comunidad Autónoma de Canarias contribuyan a sufragar el déficit de prestación de servicio que, no lo olvidemos, deviene de una circunstancia sobrevenida como es la epidemia, el confinamiento y las limitaciones de capacidad en la oferta de transporte. Son necesarios recursos extraordinarios tanto del Estado como del Gobierno de Canarias para que el sector pueda continuar prestando el servicio esencial en unas condiciones tan restrictivas para su oferta. El Consejero de Transportes es consciente de estas dificultades y estamos seguros de que las trasladará al Ministerio”.
-Con esa caída de ingresos, ¿cómo ha afectado a las cuentas la gratuidad en el transporte de viajeros en los servicios interurbano y metropolitano decretado por el Cabildo de Tenerife?
“Desde el pasado 23 de marzo las guaguas interurbanas y metropolitanas y las líneas 1 y 2 del tranvía son gratuitas, con el fin de colaborar, reconocer y ayudar a las personas que en esta situación deben seguir trabajando para garantizar los servicios públicos y aquellas actividades que están permitidas. El impacto económico de esa medida es escaso en relación al déficit que acumulará el servicio público. Hay que tener en cuenta que la demanda ya se había reducido un 85% cuando se introdujo, y ha caído aún más después. Estimamos un impacto de medio millón de euros al mes, pero creemos que es una medida adecuada para compensar y ayudar a todos los trabajadores esenciales que han continuado acudiendo a su puesto de trabajo en estas circunstancias tan complicadas. Además, la gratuidad acabará en el mismo momento en el que finalice el estado de alarma”.
-¿Han sufrido bajas por coronavirus entre los conductores del transporte público?
“Ninguna, y estamos muy orgullosos de ello. Desde el primer momento, nuestra prioridad ha sido la seguridad de los trabajadores y usuarios, y tanto en Titsa como en Metropolitano contamos con unos servicios de prevención que se han demostrado extremadamente competentes en cuanto a las medidas para prevenir contagios en el transporte. Así, los servicios de prevención han venido estudiando y desarrollando medidas a implementar con una antelación de dos o tres días, respecto al momento en que finalmente se decretaron y publicaron en el BOE, anticipándose a la nueva legislación. Por ejemplo, las medidas de separación de los pasajeros con el conductor y la entrada por la puerta de atrás en las guaguas, que evitan el contacto entre conductores y usuarios, ya se estaban diseñando en Titsa antes de que fueran obligatorias, lo que permitió implementarlas rápidamente. Metropolitano de Tenerife puso en marcha la apertura automática de puertas para evitar la pulsación en el botón de apertura de los usuarios sin que ninguna norma lo obligase. Finalmente, la prohibición del pago en efectivo se impulsó desde el Cabildo en colaboración con las operadoras para evitar el contagio a través de monedas y billetes. Hemos sido muy proactivos en esta materia”.
-¿Qué otras medidas preventivas se han puesto en marcha?
“Tanto en Titsa como en Metropolitano hemos establecido estrictos protocolos de limpieza diarios para los vehículos, con especial incidencia en aquellos lugares, como barras de agarre y pasamanos, de mayor contacto. En lo que respecta al servicio de guaguas, los vehículos de Titsa incluyen una advertencia sobre su capacidad máxima, y los conductores velan porque esta se cumpla. Con el objeto de separar al conductor de los viajeros el embarque se realiza por la puerta de atrás, se han inhabilitado los asientos más cercanos al mismo y se ha prohibido el pago en efectivo. Adicionalmente, la ocupación de cada una de las expediciones se monitoriza en todo momento utilizando herramientas que permiten controlar que se cumplen las limitaciones establecidas, así como planificar nuevas expediciones en días venideros en las rutas cuya capacidad se acerque a la capacidad máxima, con el fin de asegurar que esta no se rebasa en ningún momento. Actualmente, estamos trabajando en elegir, de entre las alternativas existentes, un sistema de separación física a través de una mampara entre el conductor y los pasajeros, pensando en que las medidas de prevención tenderán a prolongarse en el tiempo y se pueda habilitar en un futuro la entrada por la puerta delantera, como había sido habitual. En cuanto al tranvía, se ha establecido una capacidad máxima más reducida, de 66 pasajeros en lugar de los 200 habituales, y en ninguna expedición se ha superado los 39 pasajeros que ocupan simultáneamente el tranvía, así que existe holgura suficiente para cumplir con la obligación de servicio público sin acercarse en ningún momento al límite máximo establecido”.
-¿Hasta cuándo durarán estas medidas y restricciones en el transporte público?
“Esa respuesta deberán darla las autoridades sanitarias y el Gobierno de España, pero trabajamos bajo la hipótesis de que buena parte de ellas continuarán en vigor tras el levantamiento del confinamiento. Asumimo que temporalmente habrá algún tipo de limitación al aforo máximo de los vehículos. Y tenemos claro que el uso de mascarillas entre los usuarios será obligatorio en el transporte de viajeros durante un buen tiempo, pero antes el aprovisionamiento de las mismas debe estar garantizado. Creemos que con el uso obligatorio de mascarillas puede elevarse el aforo máximo de los vehículos, porque de otro modo será muy complicado atender a la demanda de viajes una vez esta se recupere y el déficit del servicio se volverá insoportable. Pero lo cierto es que trabajamos en la más completa incertidumbre sobre lo que piensa hacer el Gobierno, porque nadie nos ha comunicado nada. Espero que lo decidan con la antelación suficiente para que podamos adaptarnos convenientemente, porque hasta ahora los decretos se han publicado por la noche para su entrada en vigor de forma inmediata y esa no es forma de trabajar”.
-¿Cómo será la ‘desescalada’ en el transporte público de viajeros en Tenerife?
“Será un proceso en fases que nos obligará a un esfuerzo de adaptación constante de nuestra oferta de transporte. Del mismo modo que fuimos reduciendo paulatinamente el número de servicios según avanzaba el confinamiento y las restricciones, los aumentaremos por fases, adaptándonos a la demanda y a las restricciones de aforo de los vehículos que, creemos, continuarán durante algún tiempo”.
-¿Cambiará la forma de desplazarse de los tinerfeños respecto a lo que estábamos acostumbrados?
“Trabajamos bajo la hipótesis de que sí lo hará, aunque nos preparamos para todos los escenarios. Es probable que los estudiantes se desdoblen en turnos de mañana y tarde para evitar la acumulación de personas en aulas reducidas. Muchos trabajadores y empresas han descubierto el teletrabajo y algunos continuarán ejerciéndolo, aunque sea de forma parcial. Y, desgraciadamente, muchos sectores económicos trabajarán durante un tiempo a ‘medio gas’ por la caída de la actividad o su difícil adaptación a las limitaciones en las concentraciones humanas, con el consiguiente impacto sobre la movilidad laboral. Por otro lado, nos tememos que la insistencia en desaconsejar el viaje en transporte público nos haga retroceder décadas en la concienciación de su uso por parte de los ciudadanos, de modo que es probable que pierda usuarios en favor del privado”.
-¿Cree que se utilizará más el vehículo privado que antes de la epidemia?
“Eso me temo. No hay más que ver los continuos mensajes que se dirigen a la ciudadanía desaconsejando el uso del transporte público y fomentando el vehículo personal. Las actuales recomendaciones son diametralmente opuestas a las anteriores al coronavirus, lo que condicionará el comportamiento de los ciudadanos y tendrá un impacto sobre el aumento de la contaminación y de la congestión en las carreteras. Es obvio que, de forma temporal, el peligro de un posible rebrote epidémico obligará a extremar las precauciones, pero no cabe hacer creer que el uso del transporte público es algo peligroso, porque ese mensaje puede calar en los ciudadanos durante más tiempo del necesario y crear aún más problemas medioambientales y de congestión del tráfico. Este mensaje de promoción del uso del transporte privado va a acabar generando más problemas de los que resuelve, ya que aumentará la polución, con los problemas de salud que acarrea, además de que algunos estudios parecen indicar que unos índices elevados de contaminación favorecen la propagación del coronavirus. Nosotros trabajamos y trabajaremos para que el uso del transporte público sea en todo momento seguro para usuarios y trabajadores”.