Tras proclamarse campeón de Segunda División, la UDG Tenerife DKV afrontaba un apasionante desafío en la nueva Reto Iberdrola con enfrentamientos, por primera vez en su historia, con clubes de la península. Un equipo hecho para nutrir de jóvenes valores al primer equipo, y de paso competir para lograr la permanencia en su primer año en categoría nacional.
El entrenador del ascenso, Enrique Castro, seguía al frente del cuerpo técnico del club sureño. El arranque de liga no pudo ser mejor ya que goleó en el derbi a la UD Tacuense por 3-0. Dicho resultado se vio refrendado con un empate sin goles (0-0) en su primera visita, el CD Málaga. Pero el filial de la UDG Tenerife se estancó en las siguientes cuatro jornadas perdiendo todo lo que jugó: dos dolorosas derrotas ante los equipos grancanarios del Femarguín (1-3) y Juan Grande (5-2), más dos derrotas con los principales aspirantes al ascenso Fundación Albacete (0-3) y Santa Teresa (4-1). Se acabó el crédito de Enrique Castro y fue destituido por los malos resultados. El entrenador tinerfeño se sentó en el banquillo seis partidos con un pobre balance de una victoria, un empate y cuatro derrotas. El DKV estaba un puesto por encima de los dos del descenso.
Un entrenador experto
Unas horas después, la directiva de la UDG Tenerife anunciaba a Antonio González como entrenador del equipo filial. Un preparador con experiencia y curtido en mil y una batallas en el fútbol masculino y con apariciones en el primer equipo de la UDG Tenerife durante tres partidos tras la enfermedad de Toni Ayala en el curso 2018-19. También dirigió al primer equipo esta temporada en el choque que jugó el Egatesa en Logroño, tras la renuncia de Ayoze Díaz.
El debut de Antonio González con el filial se saldó con derrota ante el Alhama (3-1) y el filial daba con sus huesos en el descenso. En esa posición estuvo en las jornadas séptima y octava tras empatar en La Salud con el Cáceres (1-1). El primer triunfo bajo la batuta de Antonio González llegó lejos de la isla tras ganar al Pozoalbense cordobés (3-4), para salir de un descenso que ya no volvió a palpar nunca más. Los refuerzos de invierno más la destacada aportación de Cindy García, que bajó al filial tras ser marginada por David Amaral en el primer equipo, sirvió para que el filial se entonara y llegara hasta el parón por la Covid-19 en el décimo puesto alejado en dieciséis puntos de las posiciones de descenso.
El balance de Antonio González en los dieciséis partidos como inquilino del banquillo de la UDG Tenerife DKV fue de siete triunfos, tres empates y seis derrotas. Destacar los triunfos en choques de rivalidad con el Tacuense (0-1), Femarguín (0-1) y Juan Grande (2-0). Además, puede presumir de ser el mejor filial del grupo por encima de Levante B y el Valencia B hasta la llegada de la Covid-19.
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