corea del norte

Cao de Benós: “Nuestro líder Kim Jong-un goza de buena salud; desmentimos que esté en una situación crítica”

DIARIO DE AVISOS habla con el delegado especial del Comité de Relaciones Culturales en el Extranjero de Corea del Norte
FOTO: Alberto Gamazo

Es nuestra puerta de enlace con Corea del Norte. Ante las dudas que han surgido estos días sobre la salud del líder norcoreano Kim Jong-un, debido a sus ausencias públicas desde el pasado 11 de abril y los rumores sobre una delicada intervención quirúrgica a la que pudo haberse sometido, DIARIO DE AVISOS entrevista a Alejandro Cao de Benós de Les y Pérez (Tarragona, 1974), delegado especial del Comité de Relaciones Culturales en el Extranjero del país -uno de los más herméticos del mundo-, para que nos arroje luz sobre lo que puede estar ocurriendo en la nación asiática.

– ¿Qué ocurre con la salud del mariscal Kim Jong-un? Se está poniendo en entredicho.
“Es curioso. Se ha puesto en duda, pero ¿de qué fuente? Si cogemos a una persona de Granada y le preguntamos sobre la salud de Kim Jong-un, creo que todavía puede tener más información que de donde viene esa supuesta noticia. Hablamos de un rumor pagado por la inteligencia surcoreana de una fuente anónima. ¿Qué credibilidad tiene eso? Cero. Pero bueno, no todo el mundo se ha interesado por saber qué decía Corea del Norte al respecto, y nuestro Gobierno ha dicho, por activa y por pasiva, que goza de buena salud. Ha habido casos en los que se ha ausentado 40 días, y eso no quiere decir que haya fallecido o que tenga que estar en una situación crítica. Lo desmentimos”.

– En caso de que hubiera fallecido, ¿tendríamos que limitarnos a ver la televisión norcoreana?
“Bueno, también tenemos varios medios de prensa escrita. Se haría público por esos canales, aunque lógicamente tardaríamos uno o dos días en dar la noticia, porque se tienen que hacer todos los preparativos, como pasó con nuestro líder Kim Jong-Il”.

– ¿Qué hay de las imágenes por satélite? ¿Debemos suponer que está de vacaciones?
“Eso ya es secreto de Estado. Estamos en una guerra con los Estados Unidos, que no es asunto menor, porque ya murieron millones de personas en la guerra de Corea. Por eso, no se va a decir ni se dice dónde se encuentra en cada momento, porque podría venir, perfectamente, un dron de los que matan a niños en Afganistán todos los días, y matarlo a él”.

– ¿Cómo y cuándo surgió su interés por la cultura coreana?
“Fue en mi juventud. Me empecé a interesar por la política, la filosofía y la historia, sobre todo porque me he considerado siempre un idealista; quería cambiar el mundo. Eso me lleva a militar en Izquierda Unida y el Partido Comunista de España. Al poco tiempo me quedé bastante decepcionado porque los países socialistas como la Unión Soviética estaban desapareciendo. Pero sabía que había un sitio que tenía un modelo diferente, creado por ellos mismos: Corea del Norte, del cual no había ninguna información, así que fue para mí casi un reto querer conoce más y acercarme a esa cultura. Luego tuve la posibilidad, en 1990, de acudir a una celebración diplomática en Madrid, donde había varias familias norcoreanas. Me presenté, y a raíz de ese primer contacto con 16 años, creé una asociación cultural de amistad con Corea del Norte, y al cabo de 12 años fui nombrado delegado especial del Comité de Relaciones Culturales. Y continúo en esa función, que es hacer de puente entre Corea del Norte y el resto del mundo”.

– Es curioso, porque usted tiene orígenes burgueses.
“Sí, claro. Somos los descendientes de los barones de Les, marqueses de Rosalmonte y condes de Argelejo. Pero mi padre y mi madre eran trabajadores. Yo no he tenido una vida de burguesía o de aristocracia. Me he criado en un barrio obrero de Tarragona que se llama San Pedro y San Pablo”.

– Dice que es el puente entre Corea del Norte y Occidente, pero, entonces, ¿qué sentido tiene la embajada en Madrid?
“Nuestras embajadas son para trámites oficiales, además de para acudir a reuniones o fiestas nacionales de otras embajadas. Digamos que tienen una posición más formal y normalmente no atienden a los medios por la manipulación de la información. En España el único diplomático que tenemos es mi compañero, el señor Yun-Sok, ya que Rajoy expulsó a nuestro embajador”.

– ¿A qué se refiere con “manipulación de la información”?
“Todos los días, prácticamente el 90% de los medios españoles se dedican a manipular y mentir sobre la realidad de Corea”.

– Entonces, ¿cómo podemos, según usted, acceder a información fiel a la realidad?
“Ahí es donde yo juego el rol de atender a los medios, porque nuestro diplomático solo da información al Ministerio de Exteriores español. Yo acerco todos los datos que me facilita nuestro Gobierno en Pyongyang para que el resto del mundo pueda saber cuál es nuestra postura oficial”.

– ¿Qué cercanía tiene con el mariscal Kim Jong-Un?
“Está limitada a nuestros comunicados mutuos. Yo lo paso a su Secretaría y recibo respuesta. De saludarle, darle la mano cuando hay algún evento estatal en Pyongyang. No más de eso. Mi trabajo diario es a nivel del Ministerio y él no está para atender esas cosas. Se encarga de los asuntos importantes para la nación”.

– ¿Y su hermana Kim Yo-jong? ¿Qué puede decir de ella?
“Desde hace nueve años he estado viendo su actitud, su comportamiento, su cercanía hacia la gente, su trabajo. Me parece que es una persona excelente, muy humilde, y eso es lo que más aprecia el pueblo coreano. Muy dedicada, muy trabajadora, disciplinada, ordenada. Y me consta que la gente la aprecia mucho. Toda Corea sabe que la camarada Kim Yo-jong es muy buena persona y tiene capacidad de liderazgo”.

– ¿Por dónde pasaría la reunificación de Corea?
“Se han firmado ya tres tratados entre el Norte y el Sur, en los años 2000, 2007 y 2018. La idea consiste en un país con dos sistemas: una república confederal, de manera que los coreanos puedan moverse libremente por toda la nación y decidir dónde vivir. Se trata de trabajar conjuntamente en algunas materias, pero manteniendo la política existente en cada una de las dos coreas. Y no es algo nuevo, ya está firmado”.

– ¿Se cumplen los Derechos Humanos en Corea del Norte?
“Es habitual que se ponga en cuestión. Esta ha sido siempre la propaganda del bloque occidental contra Corea. Para nosotros, los primeros derechos humanos, básicos para todos y que se deben garantizar, son tener una vivienda digna, un trabajo, sanidad y educación gratuitas, y comida en la mesa. Eso es algo que no se cumple en los países capitalistas como España o Estados Unidos, que luego son los primeros que critican a Corea del Norte”.

– ¿Pero qué hay de los campos de concentración?
“Totalmente falso. No existe ningún campo de concentración, lo que pasa es que, al igual que en otros países como Japón, tenemos campos de trabajo. Los criminales, en vez de ir a una prisión en la que únicamente se pueden drogar o acabar peor de como han entrado, los ponemos a trabajar para la población. Y lo hacen como un campesino normal, recogiendo manzanas, por ejemplo. Consideramos que así están siendo útiles a la sociedad”.

– ¿Es muy grande la brecha entre lo que se considera delito en España y en Corea del Norte?
“Es similar: violación, terrorismo, robo, atraco… probablemente la gran diferencia sea el tema del espionaje. Estando actualmente en guerra, las penas para un intento de golpe de Estado serán mayores que en España, pero para el resto de delitos bastante similar”.

– ¿Qué puede considerarse ayudar a un golpe de Estado?
“Es solo si se da información confidencia. Si una persona le dice a otra que se está construyendo un nuevo proyecto, y es información de carácter civil, no hay ningún problema. Otra cosa es que sean secretos de Estado o que faciliten un acto terrorista”.

– Usted ha acompañado a varias delegaciones y grupos de españoles a visitar el país, pero una vez allí solo se puede transitar por unas rutas concretas. ¿Cómo explica que no haya libertad de movimiento?
“Eso se hace porque, como le he dicho, estamos en una situación especial, en un conflicto. Tenemos mucho espionaje, porque la única forma que tiene el Gobierno norteamericano de obtener información es infiltrándose como turista. Entonces nos guiamos por un sistema de confianza: limitamos el acceso dependiendo de si la conocemos o no. Tengo amigos residiendo y estudiando en Pyongyang, porque al conocerlos se les puede hacer un visado de residente”.

– Vivir en un estado de guerra permanente debe desgastar…
“Digamos que uno se acostumbra. Por desgracia, Corea, antes de esto, ya era conocida como el Reino del Ermitaño, porque estaba continuamente invadida, saqueada. Es un país que ha sufrido mucho durante toda su historia, y sigue sufriendo el abuso de las grandes potencias. Uno tiene la imagen de Corea del Norte como los misiles o el ejército, pero cuando uno cruza la frontera se encuentra un mundo diferente, en el que no tenemos drogadicción, prostitución y otros problemas que hay en Occidente”.

– Tampoco, al menos oficialmente, hay coronavirus, ¿no?
“No, por las medidas rápidas que tomamos. El 15 de enero yo ya tenía información de lo que estaba pasando en China. Teníamos que conseguir material de protección y agentes químicos para estudiar vacunas. A mí me mandaron un listado de lo que debíamos buscar; tuve que contactar con empresas que lo proporcionaran. Y nuestro Gobierno decidió, el 22 de enero, cerrar totalmente las fronteras; nadie podía entrar y salir del país, solo unas 20.000 personas que debían regresar a sus casas y a las que pusimos en cuarentena de 30 días, porque sabíamos que el virus puede estar más de dos semanas en el cuerpo humano. De esas, 1.500 siguen en cuarentena, aunque ninguna ha dado positivo. De todas formas, tenemos medios de protección: se utilizan mascarillas y geles hidroalcohólicos, se desinfectan los lugares públicos… aunque no haya ni un solo caso”.

TE PUEDE INTERESAR