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La Candelaria se arma con la última tecnología para medirse a la Covid

El superrobot para realizar pruebas PCR permite optimizar y crear procesos propios y evita la dependencia de reactivos del mercado
Oscar Diez explica a Angel Victor Torres el funcionamiento del robot. | Sergio Méndez

Una estación compuesta por una cadena de ocho robots (similares a peceras de cristal) permitirá realizar de manera mecanizada hasta 2.400 pruebas PCR al día en el Hospital de la Candelaria. Tras pasar por la fase de calibrado y programación con los protocolos del servicio de Microbiología del centro tinerfeño, su funcionamiento ya está garantizado. En la lucha contra la Covid-19 la velocidad y la precisión son de vital importancia, y estos robots permiten mejorar los procesos de forma significativa, precisa, flexible y segura, al mecanizar algunas tareas manuales.

Óscar Díez, jefe del servicio de Microbiología del Hospital de La Candelaria, valoró, en declaraciones en DIARIO DE AVISOS, entre las principales ventajas que suponen estos robots a la hora de trabajar es el hecho de que “optimizaremos la mayoría de las técnicas que hay en el mercado, con lo cual no dependemos solo de una casa comercial. Permite utilizar tus propias técnicas manuales o caseras para trabajar, es decir, casi desaparece la dependencia de una firma comercial o de la situación del mercado; por ejemplo, en marzo o abril, cuando no había existencias de los reactivos o te los enviaban a cuentagotas. No depender de ellos nos garantiza una dinámica continua de trabajo en el peor de los escenarios posibles”. La estación robótica automatiza procesos hasta ahora manuales, con más precisión y seguridad; es capaz de trabajar las 24 horas del día. Los ocho robots tienen por misión preparar las muestras y las placas para la realización de las pruebas y separar el ácido nucleico para hacer las PCR.

Asimismo, destacó que “estos robots nos dan mucha versatilidad. Mientras que otros son cerrados, no puedes utilizar programas ni reactivos de otra marca que no sea la proveedora principal, estas nuevas herramientas permiten una gran versatilidad, primero, al automatizar cualquier tipo de proceso y poder trabajar con procedimientos propios, muestras caseras, reactivos de todo tipo, etc., lo que también permite hacer más pruebas en menos espacio de tiempo. El proceso de calibrado y optimizado de su puesta a punto nos ha permitido conocerlo y, también, con la experiencia de los primeros hospitales que los recibieron, aprovechar su conocimiento a la hora de configurarlo para así adaptarlo a nuestra forma de trabajar y rutina”. La tecnología open source (código abierto) permite utilizar reactivos de cualquier marca comercial, evitando depender del mercado cuando hay déficit de oferta.

Díez recordó a este periódico que “en los momentos más críticos de la crisis del coronavirus su equipo de trabajo en el laboratorio de Microbiología de La Candelaria llegó a realizar de 1.800 pruebas PCR diarias”. Lejos quedaron aquellas primeras semanas con 120 pruebas diarias, que luego pasaron a 500, 1.000, 1.500 y 1.800. “Con estos nuevos aparatos, en 12 horas podría hacer 1.400 pruebas (el superrobot permite 2.400 diarias) y si lo sumamos a los que ya podríamos hacer, nos iríamos fácilmente a más de 4.000 o 5.000”, manifestó. “Lo importante no ha sido el número diario o el total de pruebas, sino que se hicieron en el momento que más falta hacían”, recalcó el jefe de Microbiología de La Candelaria.

En la época más dura de la extracción de muestras este superrobot “nos hubiera venido genial. Se hubiera podido organizar mejor el trabajo y hubiera solventado la extracción de ARN. Para superar esa crisis fue determinante también la técnica del calentón, ideada por el servicio de Microbiología y el ITER. “Nos ayudó mucho, porque el reactivo que menos había en el mercado era el de la extracción. Teníamos cuatro módulos preparados, pero necesitaban reactivos para trabajar y no llegaban, pues se los quedaban los alemanes, los franceses, los americanos…”.

Técnica del calentón

El problema de la escasez de kits comerciales “nos hizo pensar en una solución casera”. Así nació un método para extraer el genoma del virus sin tener que utilizar ningún reactivo, simplemente calentando la muestra en uno de los termocicladores que se utilizaban para diagnosticar el virus. “Muchos hospitales probamos a qué temperatura iba mejor el proceso, pues incluso los resultados variaban mucho con el material utilizado (las placas de muestras de una marca u otra no transmitían la temperatura por igual). Probamos mucho y fueron unas jornadas estresantes y divertidas, ya que había muchas incógnitas por resolver”, subrayó Óscar Díez.

Por otro lado, el servicio de Electromedicina de La Candelaria ha tenido que trabajar intensamente, ya que “siempre abrir, instalar y calibrar unos aparatos de estas características es un reto”, afirmó el ingeniero Eduardo Renedo. “El hecho de que sea tan flexible y que lo puedas adaptar a tus protocolos lleva mucho trabajo detrás. Su filosofía es sencilla: analizar cuáles son los procesos que desarrollas en el servicio, ver dónde están tus puntos débiles y utilizar los robots para eliminarlos, optimizando los procesos. Lo primero fue preguntar qué reactivos iban a usar, descargar de la web el protocolo, estudiarlo, ver los pasos y adaptarlos. El robot da un plus al permitir automatizar los procesos más lentos y tediosos de un laboratorio, y reducir los tiempos para concluir las pruebas”.

Sin embargo, Renedo incidió en “no perder la perspectiva”. “No es una máquina que hace todo de manera automatizada, hay que pasar los reactivos de una estación a otra para continuar el proceso. Sin embargo, permite mantener una dinámica de trabajo muy rápida; evita el cansancio del personal; mejora su seguridad al eliminar riesgos, ya que la extracción del ARN es un trabajo con alta exposición, y les permitirá dedicarse a la vez a otras tareas”.

Varios técnicos del Hospital de La Candelarias durante la instalación de una de las estaciones analíticas robotizadas. | DA

Preparación de los protocolos

Eduardo Renedo, que, junto a su equipo, están trabajando en preparar nuevos protocolos de trabajo, destacó que “tenemos que evolucionar el código para utilizar varios reactivos y realizar diferentes muestras a la vez. En un momento determinado, dentro de la misma dinámica de funcionamiento, puedes decirle a la estación robótica que en una misma placa realice tantas pruebas de uno y otras de otro. Por tanto, se podrá trabajar en técnicas genéticas, infecciosas, etc.”. Mientras hablamos, el brazo mecánico traslada desde la cubeta el reactivo a las diferentes placas de muestras de una manera milimétrica.

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