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Luis Miguel Pascual: “Muchos inversores se van asustados por la burocracia y la inseguridad de las normativas urbanísticas ”

El director de la Delegación Centro-Norte de Metrovacesa arroja luz sobre el impacto que la pandemia del coronavirus tendrá sobre el sector inmobiliario
Luis Miguel Pascual: “Muchos inversores se van asustados por la burocracia y la inseguridad de las normativas urbanísticas ”
Luis Miguel Pascual: “Muchos inversores se van asustados por la burocracia y la inseguridad de las normativas urbanísticas ”
Luis Miguel Pascual: “Muchos inversores se van asustados por la burocracia y la inseguridad de las normativas urbanísticas ”

Metrovacesa es una empresa española de más de 100 años dedicada al negocio inmobiliario y promociones en más de 20 provincias del territorio español. En Canarias, la compañía tiene posición en Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura. En las dos Islas capitalinas, la empresa tiene en marcha dos promociones en cada una, así como en el resto del territorio español. La crisis del coronavirus los ha pillado por sorpresa como a todo el mundo. Sin embargo, el director de la delegación Centro Norte asegura que la actividad, por suerte, no ha bajado, exceptuando las dos semanas más duras del confinamiento.

-¿Cómo ha vivido y cómo le está afectando a la empresa esta pandemia?
“Bueno pues un poco como a todos; nos ha pillado desprevenidos y, bueno, nos hemos tenido que acostumbrar a teletrabajar y hemos afrontado este confinamiento con miedo al principio, pero muy ilusionados después porque los trabajos han salido adelante y todos los empleados han estado muy involucrados. Así que, dentro del momento de crisis que estamos viviendo estamos sacando el trabajo bastante bien. ¿Qué hemos aprendido? Pues yo creo que esto nos ha enseñado a ahorrar bastante tiempo, porque con las nuevas tecnologías nos hemos ahorrado mucho en desplazamientos, en reuniones y en viajes”.

-¿El teletrabajo nos ha ayudado a ser más productivos?
“Sí, quizás sí. Sobre todo a racionalizar los tiempos en viajes y esto a su vez disminuye los costes. Hemos aprendido a que hay muchas cosas que se pueden hacer sin necesidad de desplazarse. Lógicamente, al equipo hay que verlo, pero nos hemos dado cuenta de que muchas cosas se pueden hacer sin necesidad de desplazamientos”.

-¿Al sector de la construcción también le está costando arrancar como al turismo?
“No tanto. Es verdad que los meses anteriores a la crisis (enero y febrero) habían arrancado muy bien en ventas. Esto se paralizó los meses de marzo y abril con el estado de alarma, pero en mayo ya empezó a despuntar un poco, y en junio hemos tenido unas ventas que, yo creo, que casi ninguno esperábamos. ¿Esto qué quiere decir? Pues que la gente sigue confiando en el sector inmobiliario y que no ve en esta crisis algo similar a lo que pasó en 2008, que, como bien sabe, fue una crisis de liquidez y que los bancos no prestaban dinero y, por tanto, mucha gente no podía acceder a préstamos hipotecarios para comprar las viviendas y, por eso, se redujeron los precios”.

-¿Cuál es la diferencia con la crisis del 2008?
“Pues, que en este caso se ha demostrado que la banca tiene liquidez, que las empresas promotoras y las constructoras están saneadas y tras el parón de 14 días, la actividad se reinició muy bien. Yo creo que el sector ahora, a diferencia de 2008, está muy saneado, con muchas ganas de seguir. Es cierto que dependemos mucho de la demanda y de que la gente nos siga comprando viviendas, pero no tenemos la sensación de que se va a parar, como ocurrió en 2008; al revés”.

¿Es probable que se pare el sector como ocurrió en 2008?
“No. No lo creo. Como le he dicho, es una crisis diferente. Entendemos que esto tiene que se algo puntual y que la recuperación vendrá. No sé si en ele, en uve o en u, pero sí que parece que el año que viene habrá una recuperación. Es cierto que algunos sectores como el turístico, en este caso, le afectará más, pero en el sector inmobiliario, desde el momento que se empiece a vislumbrar una salida, seguirá su camino. Digamos que lo que estamos pasando es un pequeño bache, nada que ver con lo de 2008”.

-Habló antes de precios, ¿cree que tendrán que recurrir a una bajada de precios como, previsiblemente, tendrá que hacer el sector turístico para hacer más atractiva la oferta turística?
“Pues, creo que no. Ahora, al haber más demanda que oferta no conducen hacia ese camino y no ha habido un incremento tampoco en estos meses. Creo que los precios están en una situación cómoda y hablando con las principales promotoras ninguna prevé ahora una incremento, salvo los ajustes concreto de alguna que tenga viviendas en stock. En general, no creo que el problema sea el de bajar los precios para que la gente pueda acceder a las viviendas. Lo que yo le puedo decir es que en junio hemos tenido unas ventas muy buenas y no parece que, ahora mismo, los precios sean el talón de Aquiles para sacar los proyectos adelante”.

-Si no son los precios el talón de Aquiles del sector, ¿podemos decir que es la burocracia y la tremenda maraña legislativa a la que se tienen que enfrentar cuando ponen en marcha un proyecto?
“Absolutamente. Si hay un suelo rústico que hay que convertirlo en finalista el tiempo de ejecución de ese proyecto puede que llegue a los 10 años. En el caso de que el suelo sea ya finalista, el plazo es menor; unos 36 meses. Lo más grave es que un tercio de esos 36 meses se lo llevan las licencias urbanísticas. Y esto es un tema que es malo para todos y las administraciones no terminan de ver. Es malo para el cliente porque pasa mucho tiempo de espera y, en muchas ocasiones, pagando alquiler. Es malo para las empresas promotras porque al final el ciclo económico es el que es y podemos poner en carga a la vivienda. Es malo para las administraciones porque gestionan muy mal los impuestos que pueden cobrar. Al final, es malo para todos. La normativa es clara y en tres meses deberíamos ser capaces de sacar una licencia, incluso con una declaración responsable. Pero voy más allá. Estos retrasos son pésimos para el capital extranjero que no entienden muy bien la burocracia y, sobre todo, la normativa urbanísitica que en muchas ocasiones es muy estrecha y muy farragosa. Todo esto no le da seguridad para invertir”.

-Es que hay 17 normas urbanísticas diferentes dependiendo de la comunidad.
“Exacto. Nosotros estamos en más de 20 provincias, así que imagínese. Más de 130 proyectos en marcha que han tenido que pasar por la normativa local del ayuntamiento de turno, la normativa de la Comunidad Autónoma y después la estatal. Así que sí, al final nos volvemos todos un poco locos. Y esto asusta mucho al inversor extranjero que quiere invertir capital en España. Esto hace que se vayan a otro sitio. Por ejemplo, en Reino Unido es muy fácil hacer una promoción inmobiliaria para vender”.

-Bueno es que en España ya estamos acostumbrados, ¡vaya usted a explicarle a un alemán, un ruso o un norteamericano que su inversión no tendrá retorno hasta dentro de 10 o 15 años!
“Sí, claro. No acaban de entender muy bien lo que tenemos implantado aquí con los ayuntamientos y las administraciones. España es un país muy atractivo para invertir, pero yo creo que muchos se han ido asustados por la burocracia y la normativa urbanísitca. Además, sacamos leyes de todo y se cambian no solo cada cuatro años cuando cambia el Gobierno, sino que cada dos años vuelven a cambiarla. Y esta inseguridad jurídica provoca mucho rechazo. Yo no sé por qué un proyecto se puede tirar 8 meses en la mesa de un técnico del ayuntamiento, pero es así”.

-Los españoles solemos apostar más por la compra que por el alquiler como los europeos. Esa tendencia empezó a cambiar hace poco, pero con el aumento de los precios del alquiler la gente comenzó a comprar ya que salía casi más barato pagar una hipoteca que un alquiler.
“Es cierto lo que dice. La cultura española es más de comprar que de alquilar, pero en los últimos años esto ha cambiado. La gente joven no se arraiga tanto a un lugar y por eso apuesta por el alquiler, y eso nos viene de la cultura europea. Es verdad que el porcentaje de vivienda alquilada en Alemania o Gran Bretaña que es del 40% o del 50%, nosotros no lo alcanzamos, puesto que no llegamos ni al 20%. Sin embargo, el mercado del alquiler es una pata muy importante para nosotros, porque es fundamental que convivan tanto aquel que quiere comprar como el que quiera alquilar. El caso que comentaba de algunos municipios donde es muy caro el alquiler es porque hay poco suelo, y en el caso de Canarias, es que hay muy poco suelo. Y esto pasa en casi todas las grandes capitales, no solo en Santa Cruz de Tenerife. Hay poco suelo finalista y eso ¿qué hace? pues que hay poca vivienda en el mercado y encarece el alquiler”.

-¿Qué le parece la norma del Gobierno para regular los precios del alquiler poniendo topes?
“Habrá que ver lo que pasa, pero es verdad que la experiencia de este tipo de leyes en otros países como Alemania no está siendo positiva. Muchos agentes dicen que puede ser positivas a corto plazo, pero no a largo plazo porque al final lo que hace es estrechar el mercado y añadir una traba más al inversor. Sin profundizar mucho, creo que no va a flexibilizar. Lo que tienen que hacer las administraciones es poner más suelo a disposición y no regular el mercado”.

-¿El sector de la construcción puede reactivar la economía ahora que el turismo está tocado?
“Totalmente de acuerdo. La construcción puede ahora llevar a flexibilizar el mercado ahora que el turismo no puede. Y es posible que si se tira de obra pública y privada se tire bastante del empleo”.

-¿Qué diferencia a Metrovacesa de otras empresas?
“Bueno, lo primero es que somos una empresa de gran bagaje, con 100 años de historia que da bastante confianza al cliente. También estamos cotizando en bolsa desde hace unos cuantos años, lo que da un nivel de transparencia y seguridad al cliente muy importante. También de las grandes promotoras de este país, creo que somos de las más saneadas y el cliente está tranquilo porque acabamos todos los proyectos”.

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