tribuna

Ni santo ni villano. Solo un gran rey y jefe de Estado, por Alberto Solana

Por Alberto Solana

Señor: estamos confundidos. No sé si por Uds., que también, pero sobre todo por lo que representa. Lo dijo Uds. mismo: “Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a suceder”. Claro lo que no podía imaginar es que aquello no había terminado y que vendrían las consecuencias…y en esas estamos.

Yo soy un Sr. ya mayor, pero la transición me cogió iniciando mi vida de adulto formado. En diciembre de 1975 gané las oposiciones a profesor de Universidad, y mi título, lo firmo Vds. como Jefe de Estado.

En mi familia no pertenecíamos ni a vencedores ni vencidos, ni nos represaliaron, ni represaliamos. Ni rojos, ni azules. Ni odio, ni aplauso. En un España difícil, mi padre fue un empresario joven que logró situarse trabajando y conseguir un bienestar familiar que nos situó en una clase media alta en una España que progresaba económicamente y en paz, sin libertades democráticas.

En 1960 fui un canario más que fue a estudiar a la Universidad Complutense de Madrid. La carrera transcurrió sin sobresaltos, alguna que otra algarada estudiantil sin más consecuencias. En la especialización entre 68 y 71 ya se empezó a percibir algunas inquietudes. Se advertía que estaba terminando un ciclo y que había que pensar en alternativas. Al lado del Sr. que mandaba en el Pardo había un joven que concentraba todas las inquietudes.

Entre el 71 y 75, el Estado y el régimen se desmoronaron. Carrero Blanco, ETA, Marcha Verde, Fusilamientos, aislamiento internacional, interunidades en Jefatura del Estado, agonía y muerte del General Franco.

Y empezó su osadía democrática en la que muy pocos creían. Pero Ud. estaba ahí para eso. Lo había pensado, era su misión y aunque pocos creían, tras los titubeos iniciales del Sr. Arias eligió a los suyos, Suárez, Fernández Miranda… supo conectar con una sociedad que tenía claro que no quería odios, ni guerras y con una juventud bien formada, en la que estábamos muchos y que tenía claro que España se tenía que modernizar y ser una nación más de su entorno europeo, democracia, elecciones, libertades, progreso económico… Vd. lo lideró, pero la sociedad española le siguió.

Y lo conseguimos, las dos Españas se reunieron en las Cortes, hicieron una constitución y prometieron superar el pasado y no volver a los viejos fantasmas, no más odios, no más guerras, un nuevo camino, que todos nos comprometimos a seguir. Si había dudas un resto del franquismo lo intento el 23-F, pero el líder y la sociedad española le dijo que no, que habíamos decidido otra cosa. Sin embargo, ahora el otro bando también nos quiere retornar al pasado y me parece que estamos tardando en decirles que no. La transición la hicimos gente seria, hemos puesto mucho en ella, creemos que podemos vivir sin odio y con respeto a la Constitución y a la convivencia. Esto hay que contárselo a los jóvenes, no lo saben. Solo les cuentan lo bueno que era la república y lo malo que era Franco, o al revés, pero no lo que hicimos después de que los dos metieran la pata.

Por todo eso que hizo le estamos agradecido y le recordaremos y sabemos que Vd. es el primero que lamenta en el lío que nos ha metido con “sus equivocaciones”, que no se volverán a repetir, pero están teniendo su calvario.

La sociedad española debe superar esta situación, tiene medios para ello. La Constitución, las armas democráticas, y debe tener la inteligencia y la formación de sus políticos. No basta con ser leales al pacto constitucional. Se promete o se jura “guardar y hacer guardar la constitución” y, además, “con lealtad al Rey” o, lo que es lo mismo, a la Institución Monárquica”.

El perjurio es un delito y vemos todos los días a altas instituciones del gobierno el realizarlo impunemente. Con la misma fuerza que la sociedad española supo decir no a la regresión del 23-F, tiene ahora que decir no a los que intentan que volvamos al estado fallido del 34, con una estrategia de minar todas las instituciones del estado. Curiosamente son los mismos responsables del fracaso de la II República, exactamente los mismos, los que dicen de volver.

En realidad, es que lo que buscan es el antiestado, primero Vd, luego su hijo, ahora aflojarán porque las encuestas no le son favorables, ahora toca “sí a la institución monárquica”, pero seguirá la campaña de descredito hasta mejorar los datos, cuando lo consigan, de nuevo a la carga. Su objetivo es el autoritarismo para la república bananera plurinacional, que a saber quién será el Maduro de turno.

Progreso sí, mejora del bienestar también, libertades, democracia, derechos, pero… autoritarismos ni de izquierda ni de derechas. Mentiras no, demagogia, tampoco, postureo, no…si quiere le ponemos música, La Muralla, de Nicolás Guillén.

La que se nos viene encima es muy grave, y solo el espíritu de la transición nos permitirá hacerle frente.

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