Finalmente, Jordi Llopart, que en Moscú 1980 logró la plata en los 50 kilómetros marcha (la primera medalla del atletismo español en unos Juegos Olímpicos), y fue campeón de Europa de la distancia en Praga 1978, falleció durante la jornada de ayer. La Federación Española de Atletismo informó el pasado martes de su muerte, a los 68 años, por culpa de un infarto, extremo que fue desmentido por su familia. Sin embargo, el estado de salud del pionero de la marcha española, junto con Josep Marín, era irreversible, hasta el punto de que ayer se confirmó su adiós. Un Llopart que durante sus años en activo estuvo muy vinculado a Tenerife, pues El Teide era su base de operaciones a la hora de ponerse a punto físicamente para las grandes competiciones internacionales. Pocas personas lo conocían tan bien como Basilio Labrador, uno de los grandes exponentes que ha dado el atletismo canario.
“En un plazo de algo más de cuatro meses se me han ido tres referentes importantísimos en mi vida: mi madre, mi padre y ahora Jordi Llopart”, afirmaba anoche con pesar el mítico marchador tinerfeño, quien recuerda que Miguel Carballo fue el que lo inició, con Romualdo García llegó a la internacionalidad, pero fue con Llopart con el que “pasé los mejores años en la élite. Con él estuve en el equipo nacional y participé en mundiales”.
Curiosamente, Labrador conoció a fondo Las Cañadas del Teide gracias a Llopart. “Él descubrió el Teide en el año 1978 para preparar el Campeonato de Europa. Le gustó esto por la tranquilidad que tenía. Se alojaba en el Parador, que no tiene nada que ver con el actual. Él decía que el Teide era el pulmón de Europa”, rememora el realejero, quien confirma que Llopart “era muy popular en Tenerife y siempre tuvimos unas gran relación. Su casa era la mía y viceversa. Sus padres y los míos tenían una gran relación. Era mi familia deportiva”.
También fue un referente deportivo para Tere Linares, otra de las grandes atletas que ha tenido Canarias a lo largo de su historia.