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Emilio Ramal: “Los incentivos fiscales al sector cinematográfico no acaban de ser lo que los creadores canarios necesitan”

Responsable del Departamento de Actividades y Audiovisuales de TEA Tenerife Espacio de las Artes
Emilio Ramal Soriano. / DA

Emilio Ramal Soriano es licenciado y DEA en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna: Itinerario curricular de especialización realizado en Historia del Cine y Medios Audiovisuales. Miembro de la Asociación Española de Historiadores del Cine desde 1999, ha participado como jurado en diferentes certámenes cinematográficos, como el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, el Festival Internacional de Cine de Lanzarote y el Festival de Cortos Villa de La Orotava, que en el presente mes de noviembre celebra su XV edición, una vez más en el Auditorio Teobaldo Power. Emilio Ramal es, además, desde enero de 2009, jefe del Departamento de Actividades y Audiovisuales de TEA Tenerife Espacio de las Artes, donde ejerce las labores de conservador de cine y vídeo, coordinando la programación cinematográfica, audiovisual, y las actividades de este centro de arte y cultura del Cabildo de Tenerife.

-Usted es perfecto conocedor del Festival de Cortos Villa de La Orotava, del que ha sido parte del jurado desde sus inicios. ¿Qué valoración hace de esta ya veterana muestra de la villa norteña?

“Es un festival que apostó fuerte desde el inicio, y que ha ido creciendo año tras año, sin renunciar a su apuesta primigenia, que es la de un tipo de cortometraje muy específico, al que podríamos emparentar con el cine comercial, no entendido como algo peyorativo, sino como unos trabajos con un diseño de producción muy cuidado y en la mayoría de ocasiones con presupuestos importantes detrás, pero no por ello de menor calidad que el llamado cortometraje de autor. Por otro lado, la incorporación al programa del festival, desde hace ya unos años, de la Sección Canarias, algo que desde mi punto de vista era muy necesario, engrandece aún más el certamen”.

-En su opinión, ¿cuál ha sido el desarrollo de la industria del cine, y del corto en particular, en Canarias en estos 15 años?
“El cese de las ayudas al cine y el audiovisual por parte del Gobierno de Canarias en 2012, motivado por la crisis de 2008, supuso un freno importante al incipiente desarrollo del cine en el Archipiélago, sobre todo en el terreno del largometraje, y en el camino hacia esa idea ancestral de crear una industria de cine en Canarias, y que nunca acaba de materializarse. Afortunadamente, los creadores isleños siguieron llevando a cabo sus películas y cortos, en la mayoría de los casos tirando de ingenio ante la precariedad del sector. El corto sufrió menos los estragos de esa crisis, por esa propia necesidad de sacar adelante los proyectos, guiados por una inmensa pasión por hacer cine. En ese sentido, la tenacidad de los cineastas canarios es admirable”.

-¿Cuál es el punto débil que habría que mejorar con la mayor urgencia posible?
“Por un lado tenemos que felicitarnos porque las ayudas públicas se han ido retomando -el Cabildo de Tenerife, a través de TEA Tenerife Espacio de las Artes, fue el primero en hacerlo en 2016, y luego se sumaron el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Gran Canaria- y el sector está levantando el vuelo. Al mismo tiempo, ha habido un florecimiento del asociacionismo y del profesionalismo del sector, que precisamente ha servido de reclamo ante las administraciones públicas para reactivar, mejorar y aumentar dichas ayudas. Así que creo que estamos en el buen camino, aunque siempre hay margen de mejora. Es un proceso orgánico, en continua evolución y hay que ir adaptándose”.

-¿Existe una buena correlación de fuerzas entre el apoyo institucional y la apuesta privada?
“Se echa en falta un apoyo mucho mayor del sector privado, aunque hay algunos casos de cineastas canarios -muy pocos, eso sí- que han podido sacar adelante sus trabajos gracias a la inversión privada a través de las RIC. Y luego están los incentivos fiscales a la producción, que principalmente atraen grandes producciones de fuera, algo que es positivo para el sector cinematográfico en Canarias, pero que no acaba de ser lo que los creadores canarios necesitan”.

-En su labor como responsable de Audiovisuales de TEA, ¿cuáles son las líneas de actuación por las que se rige la programación?
“La programación cinematográfica y audiovisual de TEA se divide en dos grandes bloques. Por un lado tenemos la programación estable de fin de semana, en la que damos cabida a un tipo de cine que de otra manera no se vería en la Isla, porque se aleja del cine comercial que generalmente copa las multisalas: cine de autor, cine independiente, cine realizado por mujeres, mucho cine europeo, cines del mundo, cine español, cine canario… y siempre en versión original. Por otro tenemos El Videoclub, una apuesta de Gilberto González, director artístico de TEA, para potenciar el departamento de audiovisuales de TEA, creando un espacio que propone una reflexión  sobre el sentido de la imagen y el lenguaje cinematográfico, algo muy necesario en tiempos de sobreexposición audiovisual”.

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