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Eugene, el músico que alegra las miradas que esconden las mascarillas en la calle Castillo

El cantante callejero, originario de Rusia pero criado en Canadá, hace un parada en Santa Cruz de Tenerife donde ha recibido "un 'feedback' bastante bueno"
Eugene Kurolap tocando en la capitalina calle Castillo. | Fran Pallero

La segunda ola de coronavirus ha vuelto a golpear con fuerza nuestro país. Miles de personas contraen el Covid-19 y centenares mueren cada día. En Canarias el riesgo se concentra en el área metropolitana de Tenerife, entre los municipios de Santa Cruz y La Laguna, donde, debido al aumento de casos a lo largo de estos últimos meses, se ha mantenido el semáforo rojo en toda la Isla hasta el próximo 27 de noviembre. Ello implica ciertas restricciones para la población, entre ellas, la reducción de 10 a 6 las personas como máximo en los encuentros sociales, el cierre de la hostelería a las 23.00 horas o la prohibición de fumar en las terrazas.

Unas normas que llegan de la mano del desaliento propio de unos ciudadanos que viven el frustrante déjà vu que presenciaron hace 8 meses. Adiós a los abrazos, las reuniones, los bailes… A apenas un mes de que comience la Navidad, los tinerfeños salen a la calle con mascarilla y una mirada cabizbaja. Eugene Kurolap cruzó hace unas semanas el Atlántico Norte para lanzar un mensaje de ánimo a través de sus acordes y gorjeos. Este músico originario de Rusia pero criado en Canadá lleva cinco años y medio compartiendo su pasión por las calles de todo el mundo. “Empecé tocando en la ciudad de Tel Aviv”, declara a DIARIO DE AVISOS.

A sus 31 años ha visitado países como Estados Unidos, Australia o China, entre otros, para dar a conocer sus canciones versionadas. Ahora, huyendo del frío canadiense, hace una parada en Santa Cruz de Tenerife para disfrutar de un tiempo calurosamente atípico. “El invierno es muy duro en mi país, por eso decidí trasladarme a Portugal pero allí no hay turismo ni gente caminando”, explica Eugene, quien admite que apenas obtuvo ingresos durante esos días. Finalmente, gracias a la invitación de un amigo suyo, voló a Canarias donde lleva unas dos semanas amenizando los paseos por la capitalina calle Castillo. “Tengo previsto quedarme otro mes aquí”, dice.

Pese a la crisis sanitaria y económica que atraviesa Tenerife, especialmente en esta zona de la Isla, el músico reconoce que “el feedback que recibo de los tinerfeños es bastante bueno”. Y es que cada vez que Eugene versiona temas de Passenger, Coldplay, James Blunt o Maroon 5, algunos de sus artistas favoritos, se crea un aura de armonía que atrapa a los transeúntes. “Lo que más me gusta de dedicarme a la música en la calle es la conexión y el magnetismo que se crea cuando consigo romper con la rutina de las personas e, incluso, que alguien olvide sus problemas; se crea algo especial entre la gente y la música”. “Bueno, eso, y que soy mi propio jefe”, bromea el cantante.

Sin embargo, no solo versiona algunas de sus canciones preferidas. El canadiense ya ha lanzado su propio sencillo Hard to Admit en plataformas como Spotify, YouTube o iTunes. El músico callejero afirma que “suelo estar componiendo en la mayor parte de mi tiempo”. En este sentido, ofrece a sus seguidores la posibilidad de personalizar una canción para una ocasión especial, ya sea un cumpleaños, un aniversario, un enlace… “Comencé en este mundo ofreciendo esta posibilidad y, hasta ahora, he compuesto para varias familias”, cuenta.

Como todos, Eugene afronta como puede las consecuencias del coronavirus: “He visto mermados mis ingresos”. Además, asegura que detesta llevar puesta la mascarilla y considera un “sinsentido” usarla al aire libre. No obstante, anima a los de su gremio, uno de los más perjudicados desde que se declaró la pandemia, a que “se mantengan fuertes” porque no queda otra.

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