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Yukonda Esparragoza: “La visita de Ana Botín fue un chute de energía; una bendición que demuestra que los milagros existen”

La historia de la empresa Lavandería Romeral, de la que Yukonda Esparragoza es propietaria, es como la de tantas pymes que hay en Canarias que día a día trabajan por salir adelante
Yukonda Esparragoza, propietaria de Lavandería Romeral en el Foro Económico Canarias tras la Covid celebrado esta semana y organizado por DIARIO DE AVISOS, El Español e Invertia. / F.P.
Yukonda Esparragoza, propietaria de Lavandería Romeral en el Foro Económico Canarias tras la Covid celebrado esta semana y organizado por DIARIO DE AVISOS, El Español e Invertia. / F.P.
Yukonda Esparragoza, propietaria de Lavandería Romeral en el Foro Económico Canarias tras la Covid celebrado esta semana y organizado por DIARIO DE AVISOS, El Español e Invertia. / F.P.

La historia de la empresa Lavandería Romeral, de la que Yukonda Esparragoza es propietaria, es como la de tantas pymes que hay en Canarias que día a día trabajan por salir adelante y que, en un año terrible como el que hemos vivido por la pandemia, han intentado buscar tesorería por todos los medios posibles para no destruir empleo. Sin embargo, los “milagros existen” y Lavandería Romeral saltó a la opinión pública hace unos meses después de que la mismísima presidenta del Banco Santander, Ana Botín, mencionara su caso en el simposio Wake Up, Spain, organizado por El Español y se refiriera a la empresa como un ejemplo de “reconversión empresarial que tiene todos los ingredientes para ser una empresa exitosa: trabajo, superación, inmigración, igualdad de género, internacionalización, conciliación familiar, solidaridad y respeto al medio ambiente”. Pero la mención de Ana Botín no fue al azar. Yukonda no lograba financiación de las entidades financieras para refinanciar su deuda y contactó con la presidenta del banco por la red social Linkedin para pedirle ayuda. La historia de esta empresa con sede en el Polígono Industrial de Arinaga, en Gran Canaria, causó tanta impresión en Ana Botín que no solo el banco refinanció su deuda sino que la empresa recibió la visita sorpresa de la propia presidenta del banco. “Nuestra historia es de esas que, en tiempos de pandemia, de parón económico, ERTE, paro y pérdidas empresariales, hacen pensar que hay futuro más allá de la COVID-19 y, también, que los milagros existen” señala Esparragoza en una entrevista a DIARIO DE AVISOS después de participar en el Foro Económico Español, Canarias tras la COVID-19, celebrado esta semana en Tenerife y organizado por el DIARIO, EL ESPAÑOL E INVERTIA.

-Abrumada me imagino después de verse, de la noche a la mañana, en las portadas de todos los medios de comunicación.
“La verdad es que sí. La visita de Ana Botín para nosotros ha sido una bendición porque gracias al apoyo del banco hemos podido afrontar las tensiones de tesorería que tenemos por la COVID y volvemos a respirar y a mirar hacia adelante. Sin esta refinanciación hubiéramos quebrado. Lo que espero es que sirvamos de ejemplo para todas las pequeñas empresas; que no decaigan porque son el sustento de este país“.

-¿Qué cree que fue lo que impactó a la presidenta del Banco Santander para que no solo creyera en su proyecto y aceptara ayudarles con la refinanciación de sus deudas sino que visitara la empresa en Gran Canaria?
“Yo creo que lo que le impactó fue la naturaleza de nuestro proyecto. Yo le conté todo lo que habíamos hecho y la inversión en sostenibilidad y eficiencia y se quedó sorprendida desde el primer momento. Se sorprendió por cómo una empresa pequeña de 33 trabajadores tiene un proyecto innovador, sostenible, inclusivo; donde damos valor a las personas, la formación, el medio ambiente… y todo eso se iba a quedar atrás porque no conseguíamos la ayuda financiera que necesitábamos para continuar”.

-Pero, antes de seguir, ¿cuénteme cómo nació Lavandería Romeral?
“La empresa nace en 1980 y desde esa época se dedica a la limpieza de textiles para el sector turístico en la Isla de Gran Canaria. Yo entré a trabajar en la empresa en el año 1997 y en el año 2010, cuando el antiguo propietario decide jubilarse, al no tener relevo generacional o cerraba o continuaba yo, que en aquel momento era la gerente. Así que, en plena crisis económica, decidí asumir el reto porque si no era dejar en la calle a más de 30 familias. Empecé a trabajar ya en solitario y en el año 2016 nos presentamos en Sodecan y nos concedieron un préstamo subvencionado para el traslado de la empresa al Polígono de Arinaga a través de un proyecto de eficiencia energética e inauguramos las instalaciones en febrero de 2018 con lo cual, cuando estábamos empezando a respirar, llegó la pandemia que nos pilló con una inversión de más de 2 millones de euros. La pandemia nos obligó a parar los meses de abril, mayo y junio puesto que nosotros prestamos servicio sobre todo a hoteles y empezamos a trabajar a partir de junio, pero a un 20% de capacidad. Claro, las entidades financieras a las que acudíamos, cuando veían el alto endeudamiento que teníamos no nos apoyaban y fue ahí cuando se me ocurrió escribir a Ana Botín”.

-¿Cómo se le ocurrió escribir nada más y nada menos que a la presidenta del Banco Santander?
“Pues no sé la verdad. Dicen que la crisis agudiza el ingenio y bueno ya él no lo tenía, así que decidí arriesgarme. Es cierto que yo la seguía en redes y leía sus publicaciones y su compromiso con las pymes y las mujeres y, en una ocasión, en un comentario que puso le pregunté si ella era la que llevaba sus redes sociales o eran otras personas. Me respondió y me dijo que a algunos si respondía ella personalmente, pero que como había muchas consultas se ayudaba de un equipo para ser más eficientes. Y así fue como me atreví a contarle la historia de la empresa y la mía propia, porque soy de Venezuela, pero vine a la Isla hace 27 años a estudiar y trabajar y aquí tengo a mi familia”.

-¿Y cómo fue el proceso? ¿La llamó Botín personalmente?
“No, no. El proceso fue el mismo que en todos los casos. Se pusieron en contacto conmigo. Nos hicieron un estudio económico y de viabilidad y, efectivamente, se dieron cuenta de que la situación en la que estábamos no era porque la empresa no fuera viable, sino por culpa de la pandemia”.

-Claro, desde que el turismo arranque ustedes empezarán a funcionar.
“Exacto, con las dificultades de la tesorería, pero así es. La verdad que con la aprobación de esta refinanciación nos dieron el oxígeno que necesitábamos, pero la visita de la presidenta no se produce hasta más adelante cuando nuestras expectativas eran que a principios de enero esto empezaba a arrancar, pero vino la tercera ola y volvimos a parar con pérdidas totales. Yo sigo en pérdidas. La cuenta de resultados en el primer cuatrimestre del año es pérdidas, por eso estamos desesperados porque lleguen las ayudas estatales y las europeas para tener oxígeno. Mire, las máquinas que tenemos nosotros en la lavandería, solo por estar paradas, se estropean”.

-¿Y cómo fue esa visita? Porque ustedes no se esperaban que viniera Ana Botín en persona, ¿no?
“No, no, para nada. Cuando la operación se aprobó nos dijeron que vendría un directivo del banco que quería conocernos y conocer la empresa, pero la sorpresa fue mayúscula cuando vimos que quien vino fue ella. Pero le digo: durante la visita a la nave fue una más. Es una persona cercana y humilde que no es para nada la imagen que representa. Pero no conmigo solo, sino con todo el personal de la empresa. Dio la casualidad que el personal que estaba en ERTE había grabado un vídeo de felicitación de la empresa de Navidad y estaba en la nave subiéndolo a las redes y cuando lo vio se emocionó muchísimo por cómo una empresa pequeña como la nuestra tenía un concepto de negocio tan avanzado. Tenemos una sala de comedor de 150 metros para el personal donde, además, hay zona de descanso y ludoteca y zona wifi…”

-Esto estamos acostumbrados a verlo en empresas como Google o Twitter.
“Si, claro, y creo que esto le impresionó porque, al fin y al cabo, somos una empresa pequeña. Por eso para nosotros que una persona como Ana Botín, que es la presidenta de un gran banco, valore lo que estamos haciendo desde Gran Canaria con una empresa pequeña es un chute de energía y de motivación no solo para mí, sino para todo el personal de la empresa. Nadie es profeta en su tierra y tiene que venir alguien de fuera a valorarnos. Nos ha costado muchísimo que nos conozcan, que nos tengan en cuenta… y aquí estábamos desde 1980”.

-Lo de siempre, tienen que venir de fuera a valorar lo que tenemos a la vuelta de la esquina.
“Es que el hotelero hay ocasiones en que no se da cuenta lo que tiene aquí. No lo valora y en mi caso, no hay en las Islas otra empresa igual”.

-Cuénteme, ¿qué es eso de los microchips en las sábanas?
“Bueno esto no es un sistema de ahora. Lo tenemos desde que nos mudamos al Polígono de Arinaga y, desde ese momento estamos tratando de convencer al sector hotelero de la importancia de ese sistema que permite la trazabilidad, el control y, que en tiempos de COVID, se aumente la seguridad en la manipulación de la ropa. Todos son beneficios para el sector. Evidentemente, tiene un coste mayor, pero le aseguro que se amortiza en muy poco tiempo. No entienden que es una oportunidad y los fondos next generation son perfectamente válidos para esto. Queremos partner para acudir a estos fondos con un proyecto de digitalización. Cualquier hotel que quiera hacerlo tiene un socio en nosotros para la digitalización del departamento de pisos de cualquier hotel porque la gran realidad es que el sector de lavandería de pisos está muy atrasado”.

-Hoteles de 5 estrellas, pero un departamento de pisos de Benidorm en los años 80.
“Exactamente. Y nosotros ofrecemos la oportunidad de la transformación digital en el departamento de pisos con una tecnología que ya está aquí. En Estados Unidos, por ejemplo, tú no consigues un hotel donde no tengan este microchip. Eso de estar contando las prendas una a una o marcándolas con un marcador es de años luz. Este sistema te permite controlar la vida útil de la ropa y la trazabilidad de las sábanas con lo que el problema de las pérdidas se acabaría. Y con la COVID disminuye la manipulación de la ropa sucia y reduce el tiempo y coste de los inventarios”.

-¿Y no le ‘compran’ la idea?
“Pues no, pero ¿por qué? Pues porque, evidentemente hay que hacer una inversión”.

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